Este documento presenta una guía práctica para fortalecer las capacidades de argumentación, persuasión y deliberación de partidos políticos y organizaciones sociales. La guía incluye secciones sobre la importancia del debate para la democracia, cómo crear mensajes persuasivos, y ejercicios para mejorar las habilidades de debate. El objetivo es elevar la calidad del debate público y hacer que los actores políticos sean mejores comunicadores para contribuir a la democracia de su país.
2. Argumentación Debate y democracia: Una guía práctica para partidos políticos y
organizaciones sociales
Presentación:
Esta guía tiene por objetivo fortalecer las capacidades de argumentación,
persuasión y deliberación de las organizaciones políticas y sociales, la capacitación de sus
miembros en estas habilidades, así como la promoción del debate para el fortalecimiento de la
democracia y la creación de decisiones colectivas.
La guía tendrá numerosas herramientas prácticas de alto impacto, fáciles de transmitir y que
generarán mucho valor para todos aquellos que hagan vida en los asuntos públicos. Su
prioridad es hacer de activistas, militantes, candidatos, técnicos y demás ciudadanos, mejores
comunicadores, más persuasivos y eficientes, así como sujetos conscientes de la relevancia que
tiene el debate y la deliberación para la democracia y la responsabilidad que implica comunicar
e involucrarse en prácticas deliberativas de forma que puedan contribuir de mejor manera a la
democracia de su país.
Esta guía se divide de la siguiente manera:
●La primera parte analiza de manera concreta la relevancia que tiene el debate para la
democracia y los partidos políticos.
●La segunda, ofrece recomendaciones para crear mensajes persuasivos y bien
argumentados.
●La tercera, incluye ejercicios que permiten a los miembros de partidos y
organizaciones sociales practicar y perfeccionar sus habilidades de debate.
Con esta, El Instituto Nacional Demócrata hace un aporte significativo a la cultura democrática
y deliberativa, al pretender elevar la calidad de la discusión pública entre los actores políticos y
sociales que tengan acceso a esta.
5. 1.1.1. Democracia deliberativa: Discusión, ciudadanía, legitimidad
Dentro del imaginario social de lo que entendemos por “democracia liberal occidental”
es común vincular este término a valores como la libertad de expresión, la manifestación de
ideas contrapuestas y la discusión. Estos principios hacen parte de un componente transversal a
la democracia: el debate; es decir, este es una herramienta que reúne muchos de los valores
que deberían promoverse en una democracia liberal occidental. Así, antes de continuar
debemos entender qué es el debate.
Entendemos el debate como un encuentro argumentado de ideas
donde prima la calidad y el impacto de los argumentos presentados a
favor y en contra de una idea, propuesta o plan.
El debate va más allá de los encuentros entre candidatos a cargos de elección popular en
épocas electorales. Cuando hablamos de debate debemos entender este ejercicio como un
encuentro argumentado de ideas donde prima la calidad y el impacto de los argumentos
presentados a favor y en contra de una idea, propuesta o plan.
Así mismo, en un espacio ideal de debate, la contraparte debe contestar a los razonamientos
con un contra razonamiento; es decir, la persona que está a favor de una medida debería poder
contestar a quien expuso un argumento en contra, de manera directa y concreta. Esta
respuesta debe ser un razonamiento que refute o contradiga la postura presentada a través de
su argumento. Bajo estas premisas, es fácil entender por qué los encuentros entre candidatos
(por ejemplo, los famosos debates presidenciales) distan de ser un debate real o, al menos, uno
de calidad.
En la generalidad de los encuentros a los que comúnmente llamamos debate, los participantes
utilizan el tiempo que se les asigna para hacer campaña a su favor, o en contra de su oponente,
atacándolos por errores de su pasado, desacreditando su experiencia o autoridad e, incluso,
llegando a los ataques personales.
Además de esto, cuando finalmente se llega a discutir respecto a un tema crucial que pueda
guiar a los votantes a tomar una decisión informada, rara vez existen respuestas
(contra-razonamientos) a lo que el candidato presenta, pues cada participante tiende a
aprovechar su tiempo para hablar desde su perspectiva y argumentar su postura, dejando de
lado el principio fundamental del debate: el choque de ideas y el encuentro de posiciones.
Si bien un actor político podría verse tentado a incurrir en dichas prácticas con el objetivo de
movilizar votos apuntando a las bajas pasiones de su electorado, este vicio en el ejercicio
democrático resulta desfavorable para la sociedad, ya que -como se mencionó- afecta la
posibilidad de tener ciudadanos más y mejor informados respecto a las decisiones políticas que
transformarán su realidad.
6. La falta de legitimidad de la relación gobernante/gobernados es
responsabilidad de una sociedad que no exige más y mejores debates,
que no discute respecto a propuestas (programas), sino que contiende
sobre visiones sesgadas de personas (candidatos).
Como consecuencia de una potencial mala decisión, los ciudadanos se encuentran con
gobiernos que, aunque fueron apoyados por ellos desde el ejercicio del voto, su desempeño y
actuaciones son opuestos a sus expectativas. Decimos, entonces, que en gran parte la falta de
legitimidad de la relación gobernante/gobernados es responsabilidad de una sociedad que no
exige más y mejores debates, que no discute respecto a propuestas (programas), sino que
contiende sobre visiones sesgadas de personas (candidatos).
1.1.1.1. Elementos teóricos de la democracia deliberativa
Aunque su nombre es bastante auto-descriptivo, la democracia deliberativa nace como un
término acuñado por el filósofo y sociólogo Jürgen Habermas en su texto Facticidad y validez en
el que explica la teoría de la política deliberativa como un mecanismo de participación ideal
para la toma de decisiones políticas en el ejercicio del poder.
En este ejercicio del poder dentro del aparato estatal, tal vez la forma más clara para identificar
este mecanismo de participación sea la producción de normas que tienen carácter vinculante y
coercitivo en la sociedad y que terminan por ser la representación del interés colectivo de esta.
El poder político/administrativo debe no solo ser vinculante con los intereses colectivos, sino
que debe, además, ser legitimado a través del poder social.
La política deliberativa revitaliza la democracia partiendo de un ideal
donde la ciudadanía está empoderada de su relacionamiento con el
Estado, el cual escucha resuelve las preferencias de la ciudadanía que
son conformadas y expresadas a través de un proceso continuo
deliberativo, donde el intercambio de ideas y la justificación de
posturas permite llegar a decisiones razonadas.
Para Habermas, existe un método que vincula el poder político/administrativo (a través del
derecho y el Estado) con el poder social (entendiéndolo como la conformación de intereses
superiores que se persiguen de manera racional). Este puede ser concebido como un
mecanismo procedimental que revitaliza la democracia y que parte de un ideal donde la
ciudadanía está empoderada de su relacionamiento con el Estado, y este último, de manera
efectiva, logra escuchar y resolver las preferencias de la ciudadanía que son conformadas y
expresadas a través de un proceso continuo deliberativo, donde el intercambio de ideas y la
justificación de posturas permite llegar a decisiones razonadas. A esta correlación social
virtuosa, Habermas la bautiza como política deliberativa.
7. Así, la política deliberativa nace como un concepto estrechamente vinculado a las definiciones
liberal-representativa y republicana-directa de democracia. La primera entiende a esta como un
conjunto de compromisos entre los diversos intereses que conforman la comunidad y que se
manifiestan a través de mecanismos como el sufragio y la defensa de intereses que llevan a
cabo los representantes del pueblo; mientras que la segunda establece una relación
ético-política de la democracia participativa donde cada miembro de la comunidad debe ejercer
su ciudadanía involucrándose constante y directamente en lo público, para participar
personalmente en la decisiones colectivas.
A partir de estas dos definiciones, Habermas logra concluir una teoría que propone la
democracia como un proceso que requiere diferentes pilares para su ejecución. Lo primero que
pretende la democracia deliberativa es la posibilidad real de comprensión del conflicto, su
contexto y sus implicaciones, para así poder discutir y llegar a un consenso racional, donde este
es, en últimas, el argumento más racional que todo hombre acepta como cierto y adecuado tras
su discusión y debate. Este debate sería el segundo pilar de su teoría: la necesidad de la
participación de todos y que estos estén informados de la problemática a discutir, teniendo en
cuenta el panorama y escenario en el que se discute. Para Habermas, la necesidad de un
ciudadano participativo y activo dentro del plano de la democracia requiere un compromiso de
los participantes de estar informados de manera previa, así como la separación de sus deseos
personales para lograr resaltar y rescatar los intereses colectivos.
8. La opinión pública entendida como consenso racional de los
ciudadanos legítima de la toma de decisiones del estado y ofrece una
guía que el aparato estatal podría seguir para estar alineado con los
intereses de la sociedad.
Dicha discusión, en la que todos tienen igualdad de posibilidades de participar de manera
igualitaria y donde no hay imposición de opiniones concluye con un consenso de las partes
involucradas que se reconocería como la opinión pública. Si bien Habermas plantea la
necesidad de construir dicha opinión pública como parte del ejercicio de legitimación de la
toma de decisiones del estado, no se traduce necesariamente en un ejercicio del poder en sí,
sino en una guía que el aparato estatal podría seguir para estar alineado con los intereses de la
sociedad. No tener en cuenta lo manifestado por consenso por los ciudadanos se entendería
como un estado caótico donde los intereses y las normas son dispares.
En el desarrollo del texto se encuentra, también, la teoría del discurso y su relación con los
procedimientos comunicativos (es decir, los elementos que forman la opinión pública) y cómo
esta es -en últimas- la racionalización de las decisiones a través del discurso. Si bien esta no
constituye completamente al ejercicio del poder, ya que la política deliberativa no busca bajo
ninguna perspectiva que el pueblo ejerza directamente el poder, es un mecanismo para medir
las presiones y guiar al aparato estatal y a políticos en general en la toma de decisiones.
Esta política deliberativa propone a la institucionalidad un mecanismo de toma de decisiones
menos arbitrario, que sea capaz de entender las necesidades de los gobernados, ya que, para el
autor, el sistema político no es ajeno a la sociedad pero tampoco es el corazón de la misma. La
propuesta de la política deliberativa compara de cierta manera al estado como un organismo
que necesita percibir tanto su funcionamiento interior como su entorno y tomar decisiones que
sean armónicas que sean acordes a las preferencias y necesidades del mismo.
Finalmente, si bien Habermas es insistente en que su teoría es tomada como un “ideal”,
también insta a la necesidad de intentar guiar los estados y adoptar algunas de las
características de su teoría como parte de un ejercicio para el fortalecimiento de la democracia
deliberativa, pues al ser la democracia la mejor forma de gobierno que ha creado el hombre,
esta no es perfecta y debe propender por ser autocrítica y autoconstructiva.
1.1.2 Promoción del debate y la discusión en la opinión pública
A pesar de que la democracia deliberativa es un ideal al que aspirar, la realidad con que
contamos en la actualidad dista de dicha meta. Hoy es común ver en las redes sociales el
intercambio de insultos ante posturas encontradas que levantan grandes pasiones entre los
interlocutores. De la misma forma, resulta recurrente la difusión de opiniones sin fundamento
que se hacen pasar como verdades investigadas y expresadas de forma objetiva o la confluencia
de múltiples noticias falsas para orientar la población de los ciudadanos hacia una postura
política en particular.
9. Aunque las redes sociales y en general el internet han servido como una herramienta educativa
que presenta muchos beneficios al permitir la apertura y diversidad de ideas con respecto a los
temas de coyuntura nacional e internacional, también conlleva el riesgo de convertir en una
línea difusa la diferencia entre la información veraz y la mentira o la falsedad, así como la
diferencia entre un argumento y una idea sin fundamento. En ese contexto, el debate como
herramienta ciudadana cobra vital importancia para fortalecer los criterios de discernimiento y
análisis de las personas con respecto a la información que se les presenta por los múltiples
actores de la sociedad y la opinión con respecto a asuntos de relevancia pública.
Existen varias características intrínsecas al debate que permiten fortalecer la opinión pública en
las democracias contemporáneas. En primer lugar, ejercita la tolerancia en los espacios de
disenso. Escuchar las ideas de la contraparte de forma atenta y receptiva es uno de los rasgos
más sobresalientes en los espacios de debate, ya que es una condición necesaria para que la
discusión se desarrolle y alcance profundidad sobre los asuntos más relevante. En algunos
casos, dentro del contexto de debate como una herramienta pedagógica y competitiva, los
interlocutores deben asumir posturas en las que no necesariamente comparten los puntos de
vista que argumentan.
Esto es de especial importancia para los ciudadanos de una democracia, ya que fomenta un
continuo ejercicio de confrontación pacífica de ideas en la que la diferencia busca ser
comprendida y valorada antes de ser atacada. “Mucho más que el arribo a consensos
anhelados, lo que hace posible la convivencia democrática es la tolerancia de los múltiples
disensos que cruzan toda sociedad. Al igual que la democracia, la tolerancia es una aspiración:
acercarnos a ella —es decir, ser más tolerantes— requiere una permanente ejercitación”
(Bonomo, Mamberti, & Miller, 2010, pág. 12). En ese orden de ideas, el debate se termina
convirtiendo en una herramienta ciudadana destinada a fortalecer una competencia elemental,
en este caso, la de la tolerancia.
En segundo lugar, el debate permite un desarrollo más profundo de las ideas y opiniones que se
tienen, sin importar cuáles sean estas. En estos espacios de discusión se premia la persuasión a
partir de argumentos y razones estructuradas que prescinden delas ofensas, las creencias de
valor o las ideas sin sustento. De cara a un contexto democrático en el que es fundamental
comparar y criticar las propuestas de diversos candidatos políticos, líderes sociales o
empresariales, esta habilidad resulta ser un elemento diferenciador que fortalece la calidad de
las opiniones de todos los involucrados en una discusión. El ciudadano razonable promedio a
partir de esta herramienta tenderá a no interpretar la oposición a sus ideas y opiniones como
una ofensa sino como un reto por explicar sus puntos de vista de una forma más clara, mejor
justificada y de la forma más respetuosa posible.
Por último, el debate permite tener ciudadanos mucho más conscientes de su realidad política
y social. En general, una vez que alguien se preocupa por mejorar sus argumentos y tratar de
entender los del otro, se tiene, en consecuencia, a una persona mejor informada, más reflexiva
y mucho más crítica con respecto a todo lo que escucha, ya sea en su círculo más inmediato de
amigos, lo que los medios de comunicación emiten o lo que los representantes políticos
10. comentan. “En un contexto de cuestionamiento a la legitimidad de la política —o, en otras
palabras, de cuestionamiento a quienes nos representan—, la formación integral
proporcionada por el debate resulta de vital importancia para la construcción de nuevos y
mejores liderazgos, la promoción de la tolerancia y la profundización de los valores
democráticos en la sociedad” (Bonomo, Mamberti, & Miller, 2010, pág. 17) [1] [2] .
De ahí que el debate como herramienta democrática genere competencias para una mejor
rendición de cuentas ante los diferentes ámbitos de la vida democrática, que implican un
control sobre líderes, candidatos o representantes políticos y genera un incentivo para que
todos los actores inmersos en la sociedad adopten las competencias antes nombradas, para
mejorar el panorama político de toda la sociedad. Aunque parezca increíble, si el debate logra
fundamentar de manera adecuada la tolerancia, la profundidad analítica y el interés por los
asuntos públicos puede llegar a crear círculos virtuosos que repercuten en una cultura política
más respetuosa, participativa y propositiva. La promoción del debate se termina convirtiendo
en una estrategia de empoderamiento de la opinión pública.
1.2 La relevancia del debate para las organizaciones políticas y sociales
Así como el debate permite darle legitimidad al sistema democrático, también le brinda
aprobación a los partidos políticos. Por otro lado, su práctica continua permite a los militantes y
miembros de una organización perfeccionar sus habilidades de oratoria, persuasión y liderazgo,
por lo que fortalece la democracia interna y la capacidad de acción de las organizaciones con
fines políticos.
Adicionalmente, en un contexto donde numerosos partidos políticos compiten para recibir el
apoyo y representar el mayor número de ciudadanos, debatir resulta una habilidad
fundamental que permite a los partidos y sus militantes sobresalir del resto y cumplir su rol
como organizaciones que pretenden contactar y representar a los ciudadanos ante el poder
político, por lo que son garantes de que el poder político se encuentre distribuido más
ampliamente y pueda ser ejercido efectivamente por los ciudadanos.
1.2.1. El debate y el cumplimiento del rol de los partidos en la sociedad
Dondequiera que han existido conglomerados humanos, han existido las facciones. Ello resulta
sano, pues cada una de ellas aporta distintas visiones; además que a partir de la diversidad y
pluralidad se puede generar un sistema político fuerte. Sin embargo, para que esto suceda, el
debate y los partidos políticos juegan un rol fundamental, ya que de no cumplir adecuadamente
su rol y promover una interacción inadecuada entre las facciones que naturalmente se
conforman en una sociedad, las consecuencias podrían ser negativas para los ciudadanos y el
sistema democrático.
La diferencia entre las sociedades donde las facciones generan un círculo virtuoso de trabajo en
conjunto y entendimiento y las sociedades donde las facciones promueven la división, el
conflicto e incluso la violencia, radica en que las primeras valoran una discusión razonada, lo
11. cual les permite dirimir sus diferencias y alcanzar mejores decisiones, pues terminan
escogiéndose los cursos de acción basados en los mejores argumentos, mientras que en las
segundas las facciones no generan cohesión ya que sus discusiones no se basan en la razón, que
en última instancia suele llevar a la imposición que deriva en conflicto.
Existen muchos factores que pueden generar distintas facciones, pues estas no tienen un
carácter permanente y los ciudadanos pueden ser parte de unas u otras facciones dependiendo
de la circunstancia o del tema político del momento; desde diferencias ideológicas hasta
diferencias políticas, sociales, económicas, son muchos los factores que contribuirán a la
conformación de facciones, por lo que siempre podremos esperar que dentro de una sociedad
se asuman distintas posturas en torno a un asunto.
La existencia de facciones sumada a la dinámica de la política dispondrá numerosas ocasiones
en que se deba contrastar ideas, y normalmente -salvo algunas excepciones- las organizaciones
políticas deberán tomar partido por alguna de las facciones y abogar por la misma, por lo que
entre la totalidad de los partidos se generarán ideas opuestas que crearán un contraste sobre lo
que proponen las distintas facciones a la sociedad.
Los partidos y sus miembros tienen una gran responsabilidad cuando
se trata de abordar discusiones públicas, ya que la forma en que lo
hagan determinará si una sociedad avanza gracias a la construcción de
consensos y generación de capital social o si se queda estancada y se
atrasa debido a la polarización e imposibilidad de tomar decisiones
informadas y trabajar juntos.
Dicho contraste resulta fundamental para que los ciudadanos puedan comparar el aporte que
cada partido genera a la sociedad y con base en esto tener más información para tomar una
decisión informada en beneficio del país. En ese sentido, para cada organización política será
fundamental tener la capacidad para convencer y argumentar adecuadamente sus posturas y
propuestas. Por tanto, los partidos y sus miembros tienen una gran responsabilidad cuando se
trata de abordar discusiones públicas, ya que la forma en que lo hagan determinará si una
sociedad avanza gracias a la construcción de consensos y generación de capital social o si se
queda estancada y se atrasa debido a la polarización e imposibilidad de tomar decisiones
informadas y trabajar juntos. Por esto, resulta de gran relevancia que los partidos y sus
miembros se propongan convencer con base en la razón, para así dar debates de altura que
permitan a los ciudadanos tomar decisiones en manera informada. Con dicho objetivo en
mente, las partes II y III de la presente publicación explican cómo convencer con argumentos, e
incluso ejercicios con el fin de cultivar dicha habilidad.
En la práctica, además de ser un deber republicano, el debate permite a los partidos políticos
alcanzar segmentos y micro-segmentos de su electorado. Por ejemplo, organizar debates para
defender las posturas de los nuevos sectores a los que se pretende alcanzar (población LGTB,
iglesias, mujeres, familias, obreros, etc.), así como promover los derechos e intereses de ciertos
12. sectores de la sociedad a través de discusiones públicas. Por otro lado, organizar discusiones en
las comunidades sobre problemas locales puede ser una forma de movilizar las bases, así como
atraer nuevas personas que luego puedan ser incluidos en bases de datos y, finalmente, lograr
que se incorporen a la militancia de la organización. Sea a través de estas u otras formas, el
debate ayuda a los partidos políticos a crecer como organización, así como a cumplir de mejor
manera el rol de conectar a la ciudadanía con el Estado, lo que resulta fundamental para el
fortalecimiento de la democracia.
1.2.3. Deliberación como democracia interna
Además de un deber ético para los partidos, la democracia interna es de gran utilidad para la
consecución de sus objetivos, ya que mejora la percepción que tienen de él los electores, al
tiempo que basa la selección de los militantes internos con base en el mérito. Por otro lado,
permite que las bases de los partidos tengan mayor poder de influencia dentro de sus
organizaciones, lo que implica, a su vez, que los ciudadanos tienen mayor poder sobre las
organizaciones que los representan dada la cercanía existente entre estos y las bases
partidistas.
Sobre el debate y la democracia deliberativa interna de los partidos políticos, Marco
Wolkensstein argumenta en su publicación: Un modelo de democracia deliberativa
intrapartidista que la democracia intra-partidista resulta fundamental, pues dentro de los roles
que cumplen los partidos en el sistema político, el más importante es conectar al ciudadano de
a pie con el gobierno; sin embargo, en años recientes resulta una tendencia mundial la
insatisfacción del ciudadano promedio con los partidos y su rol de representación.
En ese sentido, el autor ve una oportunidad en lo que él llama un modelo deliberativo para la
democracia intra-partidista, que aumentaría los niveles de conexión que tienen los partidos con
sus bases. Para ello analiza primero los modelos existentes de democracia interna que llama el
modelo de selección de candidatos y el modelo de participación directa, para luego resumir sus
deficiencias y cómo estas podrían ser superadas por un modelo de democracia deliberativa
interna.
Los modelos de selección de candidatos y de participación directa resultan insuficientes porque
suponen que las preferencias de la gente ya están dadas y simplemente piden a las bases que
expresen las mismas e ignoran el proceso de conformación de preferencias y las discusiones
que las rodean. En el primer modelo (selección de candidatos) esta expresión puede darse
escogiendo al que será el candidato que postule el partido en distintos niveles, mientras que en
el segundo (participación directa) se puede dar opinando o votando a través de ciertos
referéndums sobre distintos temas
Sin embargo, ambos modelos tienen limitaciones. La primera es que no toman en cuenta ni
promueven un proceso sano de conformación de la opinión o preferencias de los miembros del
partido, excluyendo un gran número de discusiones y argumentos que pueden mejorar y
aumentar las opciones de cursos de acción, así como llevar a los militantes a adoptar mejores
13. posturas luego de haber sostenido discusiones de calidad y escuchado los argumentos de otros
miembros. La segunda limitación gira en torno a problemas específicos que tiene cada uno de
dichos modelos de democracia interna.
En el caso de los procesos de selección de candidatos, si se da el derecho de votar ampliamente
a los simpatizantes o a personas cercanas al partido, terminarán por ser quienes decidan las
disputas internas del partido, pues terminarían por ser un grupo más numeroso que la
militancia activa y comprometida de la organización. Esto trae consigo problemas, ya que
suelen estar menos informados y ser más pasivos en torno a la dinámica del partido, en
comparación con la militancia activa y comprometida. Lo anterior aumenta la posibilidad de
apoyar opciones perjudiciales o a aceptar las propuestas de la élite partidista.
Por su parte, el proceso de votación directa tiene un vicio similar y es que los temas a ser
discutidos o votados son probablemente propuestos por la élite de la organización, lo que hace
razonable pensar que no se someterán a votación los temas que les podrían perjudicar. Sin
embargo, el asunto que más limita a estos modelos es que no fomentan una discusión que
incorpore los argumentos de las bases, trayendo consigo los defectos que ya fueron
mencionados.
La instancia ideal para fomentar la democracia deliberativa son las células locales del partido,
independientemente del nombre que adopten en distintos países, pues estas cumplen el
requisito de estar en constante contacto con el ciudadano de a pie, así como la dinámica de
equipos locales permite una discusión adecuada, pues se reúnen con periodicidad para discutir
asuntos políticos.
Las discusiones que se generan en la base tienen gran valor para la democracia, ya que van más
allá de la mera agregación de preferencias, la cual suele tener muchas limitantes. Tomemos el
ejemplo de un referéndum, cuyas opciones para votar si se aprueba o no se reduzcan a “si” o
“no” en algún asunto complejo, como la postura que debe adoptar un partido en torno a
permanecer o retirarse de un esquema de cooperación internacional, apoyar o rechazar un
extenso acuerdo de paz o una compleja legislación nacional. Saber el porcentaje de personas
que apoyan el “sí” o el “no”, proveerá información poco relevante si se desconocen los
argumentos que llevaron a la toma de postura o los casos donde las personas estaban a favor
en algunos aspectos y en contra en otros, pues solo pudieron expresar su visión en una opción
(sí o no) que los obligó a aceptar o rechazar todos los temas de un asunto complejo, a pesar de
no estar completamente de acuerdo.
Por tanto, el reto se encuentra en cómo conectar las discusiones de las bases con las
autoridades y tomadores de decisiones de los partidos, con el fin de respetar la voluntad de los
militantes y tomar mejores decisiones, en vez de simplificarlas a opciones que no representan
la complejidad de la realidad. Ante esto, Wolkenstein propone tres medios a través de los que
considera se puede hacer esto:
Métodos deliberativos a lo interno de los partidos
14. En primer lugar, menciona a los foros temáticos, asambleas dedicadas a discutir un problema o
asunto específico en el que pueden haber miembros de todos los niveles intercambiando sus
visiones y propiciando un debate de calidad. Un ejemplo de estos foros son los Policy Action
Caucuses establecidos en 2011 por el Partido Laborista Británico, donde se conformaron
equipos en distintos niveles del partido para trabajar algún tema específico y recibieron apoyo
por parte de la cúpula de la organización.
También plantea una red de deliberación partidista, donde las sedes locales de la organización
discuten algunos temas y constituyen nodos de dicha red, luego las recomendaciones de todas
son conectadas de forma tal que puedan constituirse en sugerencias valiosas para la toma de
decisiones.
Por último, el autor propone las conferencias deliberativas que se enfocan en permitir una
discusión horizontal, a diferencia de las conferencias tradicionales partidistas, en las que una
serie de líderes y autoridades de la organización se dirigen unilateralmente a una multitud de
militantes del partido. Adicionalmente, se diferencia de los foros temáticos en tanto juntaría en
el mismo lugar a la élite y a la base partidista de forma que puedan intercambiar ideas cara a
cara. Un ejemplo de estas conferencias fue llevado a cabo por el Partido social demócrata
alemán, cuando la élite partidista sostuvo foros con numerosas ramas locales, con el fin de
justificar la necesidad de llevar a cabo una alianza con la Unión demócrata cristiana de
Alemania, lo que permitió que las bases plantearan a la dirigencia cuáles debían ser las
condiciones de para la unión.
En todo caso, los medios que se busquen deben intentar contestar una pregunta fundamental:
¿cómo lograr dinamizar las discusiones en todos los niveles los partidos y lograr que los
argumentos y justificaciones de estas se reflejen efectivamente en las instancias de tomas de
15. decisiones de los partidos? Existen, por ejemplo, otras formas innovadoras que podrían
intentarse para llevar la cultura deliberativa a las organizaciones; proponemos algunas que
podrían ser de utilidad:
Desde un punto de vista estratégico, se debe reconocer que el entorno social se encuentra
dominado por nuevas formas de comunicación a distancia, lo que representa una oportunidad
para promover la deliberación. Si bien algunos académicos podrían tener reservas respecto al
potencial deliberativo de redes como WhatsApp, Telegram, Facebook, Twitter o cualquier otra,
dado que el tiempo para argumentar y justificar posturas suele ser limitado, consideramos que
hay formas en las que se puede reducir esta limitación y generar la posibilidad de uso. La
manera más sencilla sería adaptarse a los modos que generan mayor interacción en redes
sociales, pero añadir reglas que aseguren un debate constructivo. De esa forma, se aprovecha
el potencial de participación de las redes, pero también se usa el beneficio de tener normas que
obliguen a los usuarios a tener discusiones argumentadas que eleven la calidad del debate
público.
Un ejemplo de ello es el Debate Challenge, una iniciativa llevada a cabo por el La Liga
Colombiana de Debate en la que un miembro de la red social escoge un tema polémico o sobre
el que desee debatir, realiza un video donde adopta una postura y justifica y argumenta; luego
etiqueta a compañeros con posturas distintas para que respondan con argumentos, de forma
tal que haya una discusión de calidad, incluso en redes sociales. Ello asegura que, a pesar de
llevarse a cabo en este tipo de plataformas, la discusión que se implemente resulte de calidad,
dado su contenido argumentativo.
Por otro lado, existen numerosas formas más allá de las redes sociales que pueden permitir a
los militantes de un partido tener discusiones de calidad y, adicionalmente, que los insumos
producidos por las mismas puedan llegar e influir efectivamente sobre la élite partidista. Se
podrían llevar a cabo grupos focales para luego sistematizar sus hallazgos, así como entrevistas
que permitan contar con insumos cualitativos, para entender la posturas y posiciones de los
militantes en torno a distintos temas.
De igual forma, se podrían masificar mesas de trabajo donde se puedan realizar propuestas, así
como hacer una sistematización e interpretación de todos los aportes a través de análisis de
discurso, estadísticas, entre otros; de forma que las posturas, argumentos y justificaciones
ofrecidas por distintos niveles de la militancia alrededor de distintos temas puedan servir de
guía a la toma de decisiones nacionales.
1.3 Ética de las comunicaciones
Con el fin de proporcionar un marco práctico para el uso ético del debate y la comunicación,
resulta útil usar las distinciones propuestas por Ronald Howard y Clinton Corver, quienes ha
trabajado la aplicación de la ética en contextos prácticos.
Según Howard Gardner, un buen trabajador es aquel que cumple tres condiciones. En primer
lugar, que sea excelente en la calidad y disciplina de lo que debe cumplir. En segundo lugar, que
16. sea responsable en el sentido en que sus labores repercuten positivamente en su contexto, su
comunidad o su sociedad. Por último, que se sienta apasionado por lo que hace y que cada una
de sus labores este dotada de un amplio significado, incluso en los momentos más difíciles o
retadores. (Gardner, 2004, pág. 128) No obstante, dentro de la vida pública, ser un buen
trabajador y tener la responsabilidad de representar a otros ciudadanos y velar por el
cumplimiento de sus intereses no es suficiente; también es muy importe cumplir principios
elementales que deben orientar la conducta de cualquier persona con responsabilidades. Estos
principios pueden entenderse como un marco ético indispensable al momento de transmitir un
mensaje o buscar persuadir a otros ciudadanos para conseguir su apoyo.
Muchas veces no resulta claro cuáles deberían ser los principios que deben orientar una
conducta ética al momento de comunicar un mensaje en la vida pública. Por tal motivo, resulta
útil acudir a un marco práctico para el uso ético del debate y la comunicación, tal y como el que
proporcionan Ronald Howard y Clinton Korver en su libro Ética para el mundo real. En este
caso, los dos pensadores de la Universidad de Harvard plantean múltiples conceptos para
establecer diferencias entre lo que es ético y lo que no. “Las respuestas que necesitamos
responder puede que estén en frente de nosotros, pero no podemos distinguirlo porque otros
factores obstaculizan – equipaje emocional, constreñimientos legales, valores personales,
sentimientos de lealtad hacia otros, comparaciones con pares motivados por la envidia, entre
otros” (Howard & Korver, 2008, pág. 33). Para esta guía sólo utilizaremos la distinción entre lo
prudente, lo legal y lo ético que los autores manejan para diferenciar entre conductas correctas
e incorrectas en el ámbito de los asuntos públicos.
En ese orden de ideas, el objetivo de los autores no es dictar qué es lo que es una acción
correcta o no, sino darle herramientas a las personas para que sean consciente de las
implicaciones de sus acciones en términos éticos. Como se explicará a continuación, una acción
prudente puede ser poco ética, así como una acción ilegal puede llegar a ser ética o prudente.
El punto con estas distinciones no es encontrar un balance entre lo ético, lo prudente y lo legal,
ya que en muchos casos este balance es imposible de lograr, sino darles claridad mental a las
personas, para que al momento de afrontar una situación en la que duden de su rectitud o
pertinencia puedan decidir lo más conveniente según la dimensión a la que quieran dar mayor
relevancia.
17. 1.3.1 Lo prudente: Esta dimensión hace referencia al cálculo racional que hacen las personas
para decidir qué es lo más conveniente para ellos. En términos generales, orientamos nuestra
conducta de forma prudente cuando evaluamos la conveniencia de una acción en función del
número de beneficios personales que puede acarrear:
Una acción levanta cuestionamientos en la dimensión prudencial cuando
pertenece a asuntos de interés propio, desde si queremos cepillarnos los dientes
hasta si queremos tomar un nuevo crédito para pagar nuestro hogar. […]
Podemos decir que estamos lidiando con la esfera prudencial cuando
balanceamos un asunto con otro, calculamos beneficios y perjuicios o sopesamos
riesgos para decidir qué es lo más “inteligente” por hacer (Howard & Korver,
2008, pág. 35).
El lector de esta guía podrá pensar que generar grandes expectativas en una campaña política
para conseguir más votos o prometer favores políticos para movilizar grandes maquinarias
electorales podría ser considerado como una acción prudente para conseguir el objetivo de
alcanzar un cargo de elección popular. Aunque en ciertos casos tal situación pueda presentarse,
existe el riesgo de ser acusado por la opinión pública como un actor poco transparente o de
estar al límite de las transgresiones de una normativa electoral. Esta encrucijada debe ser
evaluada desde la dimensión prudencial, en la que se evalúa la conveniencia de una acción a
partir de intereses personales; pero que en muchas ocasiones -como se analizará más
adelante- los cálculos racionales que se hacen dentro de esta dimensión incluyen
preocupaciones éticas como no mentir, no engañar, no robar o no hacer daño a terceros.
1.3.2. Lo legal: Esta dimensión hace referencia al conjunto de prohibiciones y obligaciones que
inciden en el comportamiento de una persona. Específicamente, lidia con el marco jurídico de
18. una sociedad y los límites establecidos hacia ciertas conductas:
Una acción levanta cuestionamientos en la dimensión legal cuando pertenece a
asuntos de la ley del sistema social prevaleciente. Los actos ilegales obviamente
incluyen prohibiciones como cometer asaltos, pasar los límites de velocidad,
asesinar, tener posesión de drogas ilícitas, o escupir en el metro. […] La ley
también incluye obligaciones, como pagar impuestos o servir en las fuerzas
armadas (Howard & Korver, 2008, pág. 36).
Para el caso en particular de quien esté interesado en los asuntos públicos, es claro que la
legislación colombiana castiga actos como la injuria o la calumnia hacia otros interlocutores en
el espacio público, así como condena toda práctica que pueda ser interpretada como una
apología al delito o al odio hacia ciertos grupos de especial protección como las mujeres, las
comunidades afrodescendientes o los grupos indígenas. En consonancia con lo anterior, en
muchos casos, también resulta obligatorio conceder el derecho a réplica si se ataca
directamente a algún actor que represente una colectividad ciudadana o política, o cumplir con
ciertos requisitos de transparencia, como revelar las fuentes de ingresos para la financiación de
campañas políticas durante procesos electorales a nivel local, regional y nacional.
Así las cosas, la dimensión prudencial se asume como un factor más dentro del balance de
opciones, los constreñimientos y exigencias de la dimensión legal. Esto resulta de vital
importancia porque cuando se distingue entre las dos dimensiones, pero se reconoce su
interdependencia, es posible realizar un mejor cálculo racional sobre la decisión óptima a
seguir. Sin embargo, puede darse el caso de la existencia de leyes injustas que generen una
carga o una limitación injustificada hacia ciertos grupos de la sociedad. Aunque fuese prudente
cumplir la ley para que no cayese el peso de ley sobre el infractor, sería completamente
reprochable desde una perspectiva ética. En el siguiente apartado se profundizará en específico
sobre los elementos que hacen parte de la dimensión ética.
1.3.3. Lo ético: Esta dimensión hace referencia a analizar lo ético de una decisión, para lo que
resulta válido hacer distinciones en torno a la naturaleza de la acción y las consecuencias que
tiene.
Algunos filósofos, como Immanuel Kant, creen que la naturaleza ética de una decisión está
atada a las acciones que lleve a cabo de manera independiente a las consecuencias que tenga.
Podemos llamar a esto ética de principios, o como la llamaba Weber ética de convicción.
Por otro lado, filósofos, como Jeremy Bentham, estiman que la naturaleza ética de una decisión
está atada a las consecuencias últimas que tendrá un curso de acción escogido y no
necesariamente a las acciones inmediatas que este implica. Podríamos llamar a esto ética
utilitaria, o, como Max Weber la llamaba, ética de responsabilidad.
Estos énfasis en lo ético generan numerosos dilemas y resulta importante que el político los
entienda para poder tomar decisiones a la hora de elaborar discursos públicos, así como tomar
cualquier decisión o llevarla a cabo. Por ejemplo, la ética de principios diría que lo ético es decir
la verdad en cualquier contexto, ya que es una acción moralmente positiva; mientras que
19. mentir está mal bajo toda circunstancia. Por otro lado, la ética utilitaria sugeriría que la carga
ética de decir la verdad o la mentira está en la utilidad que generará para la sociedad las
consecuencias de la acción.
Supongamos que un grupo armado ha secuestrado a una figura pública importante y ha
amenazado con matarla si se revela el lugar donde se encuentra cautiva. El presidente de la
República debe dirigirse a la nación y explicar lo que ha sucedido con la víctima. Durante la
alocución un periodista le pregunta donde se encuentra la secuestrada y a pesar de que el
presidente sabe la respuesta, el hecho de decir la verdad llevará como consecuencia inmediata
que una persona sea asesinada, lo que tendría una utilidad negativa para la sociedad. Por tanto,
en este caso particular: ¿lo ético es decir la verdad o la mentira? Si uno pone en la balanza lo
poco ético que puede ser mentir, en comparación a lo poco ético que puede ser dejar morir a
alguien, parece ser que sería más ético mentir. Este es un ejemplo de usar el criterio utilitarista
para pensar en lo ético de una decisión. Sin embargo, usar este criterio moral sería difícilmente
aplicable a otros contextos, y en caso de apelar a este sería muy perjudicial, pues
probablemente sería instrumentalizado para justificar la mentira cuando no tiene ningún
beneficio para la sociedad.
En otro caso, el presidente de un país desea invadir otro estado, pero necesita aprobación del
poder legislativo para ello. Con este objetivo decide mentir diciendo que el otro Estado tiene
misiles apuntando hacia nuestro país y que disparará muy pronto. A pesar de que este hecho
es falso, gracias a él logra mover la opinión pública y que los miembros del poder legislativo
apoyen la invasión y obtenga el permiso de invadir aun siendo el fundamento una mentira. Así,
en este contexto, mentir resulta ser profundamente negativo, no solo porque engaña a la gente
y la hace tomar decisiones erradas, sino porque las consecuencias de dichas acciones son una
guerra donde, de seguro, se perderán muchas vidas inocentes. Por tanto, a la hora de hablar,
así como en la toma de cualquier decisión en general, el político debe sopesar la carga ética
que tiene una acción en sí misma, así como las consecuencias que tendrá la misma en última
instancia. De esta manera, teniendo en cuenta la ética en los medios y los fines que se
pretenden, podrá velarse por tomar decisiones que sean correctas para la sociedad.
21. 2.1. Comunicación estratégica
No importa si se trata de un equipo de consultores en una campaña presidencial nacional o un
dirigente juvenil municipal que quiere convencer a un auditorio, crear un mensaje eficiente
debe tener los siguientes elementos:
Objetivo: ¿Qué quieres lograr?
Lo primero que debe tener en cuenta una persona que desea comunicar es tener claro qué
desea conseguir u obtener gracias a su intervención, pues el proceso comunicativo es un medio
para alcanzar un fin y con base en este es que se diseñarán e incorporarán los demás elementos
de este proceso.
Son muchos los objetivos que puede tener un político a la hora de dirigirse a una audiencia:
querer mostrarse como el líder más apto de su región para aumentar su popularidad, informar
o convencer a la población en favor de un proyecto, propuesta o la visión global que tiene su
partido político.
Pese a la importancia de reconocer el objetivo, resulta sorprendente ver el número de personas
que se dirige a un público sin tener claro qué desea conseguir con su intervención. Lo primero
22. que debe hacer un comunicador es evitar este error y pensar con claridad qué desea lograr al
emitir su mensaje.
Audiencia: ¿A quién va dirigido tu mensaje?
El cómo se influye sobre una audiencia puede contribuir a conseguir el objetivo que se busca.
Por lo que se debe conocer cómo es el público, para identificar cómo tener influencia sobre él;
así, mientras más información se pueda tener sobre el público al que se va a dirigir, más fácil
será lograr engancharlos, llamar su atención o convencerlos. Para recolectar la información
requerida es necesario identificar cuáles son las preferencias, valores, problemas y aspiraciones
del público al que se dirige; para ello hay distintas formas con las que se pueden recoger datos
sobre la audiencia, dependiendo del tamaño y características, así como el tiempo y recursos
que se cuenten para recopilar dicha información.
Para comunicaciones muy importantes se necesitarán estudios científicos de opinión pública,
como encuestas o focus groups; sin embargo, para la intervención promedio de un militante de
partido político no puede pretenderse realizar estudios de opinión, por lo que bastará con
escuchar y obtener la mayor información posible sobre el público al que se va a dirigir. Lo
cierto es que de manera independiente a la forma en que se hace, mientras más se conozca a la
audiencia y se tenga en cuenta, más eficiente será la transmisión.
Medio: ¿Cuál es el mejor canal a utilizar para alcanzar el objetivo?
De acuerdo al objetivo que tenga el orador y la audiencia a la que se vaya a comunicar el
mensaje, se deberá elegir el mejor medio a utilizar. La tendencia mundial es al crecimiento de
los medios y formas de comunicación asociadas a Internet, por lo que los mensajes se deben
adaptar a las características del medio adquiriendo la capacidad de hacer mensajes que puedan
llamar la atención de las personas para que así presten atención al mensaje que se desea
transmitir.
Una foto, un video, un discurso, una animación digital, un texto, una carta, un correo
electrónico, un spot televisivo, una página completa en el periódico, la comunicación boca a
boca, cadenas a través de servicios de mensajería instantánea como WhatsApp, rumores, un
concierto, una manifestación otro, son algunos de los medios a utilizar para transmitir un
mensaje a una audiencia y de esa manera lograr un objetivo. Sin embargo, dado que el énfasis
de esta guía es el debate, se partirá del supuesto que el medio a utilizar será la expresión oral.
Contexto: ¿En qué situación se da la comunicación?
Resulta muy importancia conocer en qué momento o circunstancia se está dando el proceso
comunicativo. Quien elabora un mensaje debe ser competente frente a la lectura del entorno al
lograr percibir tendencias, estados emocionales de la colectividad y factores que influyen sobre
la opinión pública. En general, los hechos recientes, la situación socio-económica, la percepción
que tenga la audiencia sobre la política y su estado de ánimo condiciona lo que la audiencia
23. quiere escuchar y la forma que en que lo quiere.
Existe un ejemplo sobre cómo adaptarse al contexto para ser persuasivo. Durante los años 60,
específicamente el 4 de abril de 1968, cuando Robert Kennedy hacía campaña para ser
candidato a la presidencia, Martin Luther King fue asesinado poco antes de una de las
intervenciones de Kennedy en una comunidad afroamericana de Indianápolis. Si bien Kennedy
había preparado un discurso muy elaborado, carecía de completa validez ante los nuevos
eventos. De hecho, tuvo que notificar a la comunidad el asesinato de quien fue uno de los
líderes más importantes del Siglo XX, lo que resultó una situación muy delicada, que incluso
llevó a miembros del equipo de Kennedy a pensar que existía peligro de revuelta. A pesar de
ello, él modificó por completo lo que tenía pensado decir y buscó empatizar con su audiencia al
incluir aspectos del asesinato de su hermano, John F. Kennedy, con el fin de ilustrar que, si bien
el dolor puede orientarnos a tomar venganza, lo que necesita un país para salir adelante es
reconciliación, sabiduría y respeto entre los distintos. Dicho discurso es considerado una de las
mejores y más importantes alocuciones del Siglo XX, y su virtud radica en haber logrado una
conexión sólida con la audiencia, gracias a haber entendido el contexto y usado a su favor.
Emisor: ¿Quién enviará el mensaje?
En los distintos medios de sugestión, el Ethos es la capacidad de persuasión que tiene un emisor
basada en la legitimidad o percepción que proyecte de autoridad. El Ethos principal con que
cuenta un político es su carrera y la coherencia que haya tenido durante esta. Los logros que
haya alcanzado, la percepción que tenga de él la comunidad o su electorado influyen en gran
medida en la llegada que puede tener o no su mensaje. De igual manera, sucede con emisores
abstractos, como un partido político, un comando de campaña, una autoridad pública, entre
otros.
Por tanto, resulta importante conocer cuáles son las fortalezas y debilidades que tiene un
emisor, ya que a partir de entender esto, se puede escoger el emisor de un mensaje de manera
estratégica. Si, por ejemplo, se desea convocar a la juventud, resulta más útil que el vocero del
partido sea un miembro de las juventudes de la organización, pues los jóvenes se sentirán más
identificados.
2.2 Medios de persuasión:
La persuasión es una clave fundamental para que un mensaje pueda ser vigente, relevante y
difundido masivamente en la sociedad. En muchas ocasiones tal labor es titánica, lo que implica
un gran detenimiento en la identificación de los elementos que hacen posible que un mensaje
sea persuasivo. Por fortuna, este asunto ha sido un tema de reflexión antiquísimo que ha
interesado a grandes pensadores de la historia occidental. En ese orden de ideas, vale la pena
recordar las contribuciones de Aristóteles en ese campo, pues él dedico en los tres libros sobre
la retórica un análisis detallado sobre la persuasión.
24. En específico, Aristóteles hablaba de tres formas de persuasión elementales: “de los
argumentos suministrados mediante el discurso hay tres especies, pues unos residen en el
carácter del que habla, otros en poner cierta disposición al oyente, otros en el mismo discurso,
por lo que demuestra o parece demostrar” (Aristóteles, 2003, pág. 10). Aquellos argumentos
basados en el poder persuasivo de las demostraciones de proposiciones y premisas se engloban
dentro de la esfera del logos; aquellos argumentos basados en el poder persuasivo del orador
se engloban dentro de la esfera del Ethos y; aquellos argumentos basados en el poder de la
persuasión del conocimiento y el manejo del ánimo de la audiencia se engloban dentro de la
esfera del Pathos. En los siguientes apartados se observará cada forma en detalle.
2.2.1 Logos:
Para Aristóteles, el logos era la forma de persuadir en la que “por los discursos creen cuando
mostremos la verdad o lo que la verdad parece según lo persuasible en cada caso particular”
(Aristóteles, 2003, pág. 11). En términos más sencillos, se acude al logos para persuadir cuando
los argumentos se estructuran de forma lógica y clara, cuando se denuncian vicios
argumentativos como falacias y cuando se demuestran puntos de vista a partir de la
investigación, la ciencia o hechos y evidencias que respaldan afirmaciones.
En la siguiente sección (2.3), así como en el apartado III, se presentan buenas herramientas
para persuadir a partir del logos. El uso de la razón como una herramienta de persuasión es,
idealmente, la mejor forma de transmitir ideas en tanto que usa un canal accesible para
cualquier ser humano sin importar su cultura o sistema de valores. Sin embargo, es insuficiente
para poder persuadir en los diferentes ámbitos de la vida, debido a que no todas las personas
mantienen su faceta racional como la principal en el momento de tomar una decisión. Por tal
25. motivo, hablar del orador y del conocimiento de su audiencia, resulta vital importancia al
momento de entender las diferentes dimensiones de la persuasión.
Ethos - El poder del emisor
El poder del auctoritas es hacer que un emisor tenga mayor o menor capacidad de persuasión.
La posibilidad de convencer con base en las virtudes o atributos del emisor dependerá de su
trayectoria, sus conocimientos, cualidades, gestión, entre otros elementos que conformarán la
imagen que la ciudadanía tenga sobre este , que puede ser una persona, un partido, una
institución, un colectivo, entre otros.
Por ejemplo, un partido que siempre haya asumido como bandera la defensa de derechos
humanos será la organización con mayores credenciales para denunciar abusos por parte del
gobierno. Por otro lado, un congresista que siempre haya hablado sobre proyectos de
educación sería la persona más indicada para ser el vocero en una nueva iniciativa educativa.
Con ello no se quiere caer en lo que se conoce como falacia Ad auctoritas, que una persona
posea alguna autoridad no implica que automáticamente tenga razón o que sus argumentos
sean válidos; sin embargo, sí resulta que, en general, la gente aprecia los mensajes que
provienen de un emisor que considera respetable.
Pathos - El poder de la emoción
Si bien el ideal de ciudadano que necesita y quiere la democracia es el de un miembro de una
comunidad que busca informarse y decidir racionalmente, existe una realidad que no pueden
evadir los ciudadanos, funcionarios ni políticos y es que el comportamiento de los seres
humanos está guiado, en muchas ocasiones, por impulsos irracionales o inconscientes.
En la práctica, esto se puede usar de muchas maneras. Existen actores sociales, políticos y
empresariales que lamentablemente están dispuestos a apelar a los más bajos sentimientos de
los seres humanos con el fin de moverlos a tomar decisiones sin escuchar su razón. Ello tiene
implicaciones éticas y morales condenables que serán calificadas de manipulación, porque las
personas, inconscientes de que sus motivos son irracionales, pueden verse movidos por
pasiones que les lleven a preferir cursos de acción perjudiciales para ellos y para la sociedad en
general.
Afortunadamente, no todos los usos de la psicología humana persiguen el propósito de
manipular a los individuos. Existen casos donde apelar a valores y emociones nobles puede
mover o motivar a los seres humanos -de forma irracional- hacia una meta que sea beneficiosa
para ellos y para el país. Por ejemplo, en algunos casos el patriotismo podría ser bueno, ya que
podría mover a los ciudadanos a hacer cosas que sean positivas para la nación, sin que
necesariamente haya demasiados incentivos individuales para que persigan tal curso de acción.
Por ejemplo, hacer el servicio militar por amor a la patria o ir a votar aun cuando no hay
favoritismo hacia un candidato particular.
26. En términos más concretos, se puede apelar a los valores o ideología del partido al que se
pertenezca para convencer a las personas de ideas o principios similares. Para mayor
información sobre el tema, se recomienda la publicación de George Lakoff, quien ha trabajado
como el lenguaje y uso de valores puede generar marcos para hacer mensajes más poderosos,
pues permiten conectar con una audiencia que comparta dichos valores.
2.3. El discurso argumentado como forma de persuasión
2.3.1 Preparación: Introducción al debate, técnicas de investigación
El uso del debate como una herramienta educativa se ha extendido por muchos centros
educativos, desde colegios hasta universidades, de todo el mundo. En la mayoría de estos
espacios, el debate tiene una connotación competitiva en la que maneja un lenguaje propio, así
como dinámicas de participación que, a menos de que se esté familiarizado con ellas, pueden
resultar difíciles de comprender. Lo anterior puede significar una gran barrera para las nuevas
personas que se quieren familiarizar con el debate, así como aprovechar las herramientas que
estos espacios proporcionan para su crecimiento personal y profesional. Por tal motivo, resulta
importante entender cómo se utiliza el debate en esos contextos y cómo se pueden utilizar las
herramientas propias del debate competitivo en el ámbito de la vida profesional.
A continuación, se presenta una pequeña introducción al debate y al uso de ciertas técnicas de
investigación, para prepararse de cara a cualquier debate, sea en un contexto competitivo o en
uno de la vida profesional.
2.3.1.1 Introducción al debate: En términos amplios, el debate se articula como un
ejercicio dialéctico en el que existen dos posturas argumentadas (afirmación y negación) o al
menos una (afirmación) seguida de una duda (neutra). En otras palabras, el debate es una
discusión sobre algún tema. Este acto comunicacional puede transformarse en una disciplina
con reglas y principios que permiten usarlo como herramienta educacional o metodología de
enseñanza. En ese orden de ideas, es importante identificar los elementos de un debate:
Tema o moción a discutir (La afirmación de una tesis): existen diferentes tipos y formas de
aproximase a una moción. Estas variarán según la manera como se definan las palabras más
relevantes que guiarán la investigación. En ese sentido, la investigación será diferente según se
identifique la moción y, por lo tanto, la investigación y la argumentación debe ir orientada a lo
que pretende esta. Los temas de las mociones deben ser susceptibles de ser debatidos; no
puede ser debatida una catástrofe, por ejemplo, ya que se trata de un hecho irrefutable del que
no se puede estar a favor o en contra, pero sí puede ser debatido cómo usar los recursos
destinados a contrarrestarla.
Dos o más posturas respecto de él (Uno que afirma y otro que niega o duda): en muchas
ocasiones, las personas que se comprometen en un debate a defender una postura no creen
necesariamente en las ideas que defienden. Lo anterior ocurre porque se entiende, dentro de la
comunidad de debate, que puede resultar útil conocer y explorar posturas en las que en
27. principio no se cree, algunas veces orientado hacia fines pedagógicos y otras con fines
competitivos.
Formato: las reglas bajo las cuales funciona un debate varían dependiendo del formato. En la
parte 3.1 de esta guía se profundiza sobre esta sección.
2.3.1.2 Técnicas de investigación: debatir puede llegar a ser un ejercicio complejo,
implica tener grandes competencias de comprensión, atención y escucha que se suman al
aspecto fundamental de conocer a profundidad los temas que se quieren defender. Por tal
motivo, resulta útil aprender a investigar de cara a un debate. Algunos pasos a seguir pueden
ser los siguientes:
Pasos para guiar la investigación: según el manual de debates estudiantiles, publicado por el
Ministerio de Educación de Chile en 2004, se pueden seguir 7 pasos para investigar al momento
de tener un debate:
1. Tener ante sí la moción a debatir y la postura que se debe defender.
2. Estudiar cada una de sus partes para lograr identificar el tipo de moción.
3. Reconocer las palabras más relevantes y su definición en función del tipo de moción.
4. Según las definiciones de los conceptos más relevantes, se debe circunscribir la
búsqueda de toda información pertinente al tema, sin preocuparse aún si es beneficiosa
o perjudicial para la postura propuesta.
5. Una vez se tenga un acervo suficiente de información, se deben clasificar los
documentos en orden de pertinencia y relevancia. Un criterio de selección será el
contexto de la moción. De los argumentos que se haya seleccionado, los que sean
contrarios a la postura que se debe defender servirán para preparar las ‘refutaciones
posibles’, es decir, los posibles argumentos que la contraparte esgrimirá en contra de la
postura que se va a defender. Los argumentos que sean beneficiosos para esta postura
deberán someterse a un nuevo control, esta vez para profundizar y mejorarlos.
6. Una vez se tenga seleccionado el material y ordenado según criterios como la postura,
se deberá proceder a construir una estrategia argumentativa basada, entre otras cosas,
en la “intención comunicativa” de la moción, puesto que, lo que se debe probar o
desacreditar, es aquello que dice manifiestamente el verbo principal, por ejemplo:
aprobar o no aprobar, obligar o no obligar, construir o no construir, etc.
Hábitos de investigación del diario vivir: muchos de los debates que ocurren en la vida
cotidiana no le da el tiempo suficiente a los interlocutores para que preparen sus posturas, por
lo que resulta necesario estar siempre capacitado para cualquier tema susceptible de ser
discutido. Dado que la mayoría de las problemáticas que se abordan en un debate son de
actualidad, el mejor referente nacional e internacional es la prensa, por lo que resulta
indispensable leerla con asiduidad. Igualmente, es indispensable usar motores de búsqueda de
internet y bases de datos de universidades y bibliotecas públicas para mantenerse informado,
en caso de que se tenga un interés particular o especializado sobre algún tema.
2.3.2. El fondo: Técnicas de argumentación, técnicas de refutación, construcción de casos: hay
28. competencias elementales que se deben tener para que haya un desempeño sobresaliente a la
hora de cumplir un rol dentro del debate. En primer lugar, la capacidad argumentativa del
orador debe ser óptima; es decir, las razones que emite deben estar explicadas de la manera
más clara posible, así como bien sustentadas. En segundo lugar, la capacidad de argumentación
deconstructiva debe ser tan buena como para demostrar que los argumentos de la contraparte,
al menos, no son tan buenos como los argumentos propios. En tercer lugar, el orden en que se
presentas los argumentos y refutaciones, así como la manera en que se estructura el discurso
es de gran relevancia para persuadir a la audiencia que observa un debate. Por último, pero no
menos importante, hay que estar en la capacidad de detectar los errores o engaños que la
contraparte pueda utilizar para ser más persuasivo. En esta sección se analizará cada uno de
estos elementos a profundidad.
2.3.2.1 Técnicas de argumentación: un argumento es un conjunto de proposiciones
organizadas en premisas que, bajo unas reglas de inferencia, llevan a una conclusión. En otras
palabras, argumentar es dar razones a favor o en contra de una opinión, demostrar o justificar
algo. Los argumentos son la principal herramienta de persuasión en términos racionales, por lo
que es indispensable aprender a construirlos. A continuación, se presentan dos modelos muy
útiles que se pueden utilizar al momento de construir un buen argumento:
Modelo argumentativo ARE: es uno de los más utilizados por la comunidad de debate. Su
nombre es una sigla en la que A corresponde a afirmación, R a razonamiento y E a evidencia.
Todo argumento se compone de una afirmación o premisa que se busca demostrar. Una vez se
tiene claro qué es lo que se quiere defender, es necesario cuestionarse ¿por qué la afirmación
es correcta? A partir de esta reflexión se construye el razonamiento, es decir, uno a uno los
puntos que comprueban la premisa. Por último, lo anterior debe estar sustentado con
evidencia, para que el argumento sea mucho más veras y convincente:
a) Afirmación: cada argumento soporta un objetivo o razón que es la idea central que se
busca probar. Ej.: soy un buen gerente.
b) Razonamiento: es el sustento lógico de la afirmación y se llega a él mediante la
pregunta ¿por qué mi afirmación es correcta? o ¿cómo puedo defender esta posición frente a
los demás? Ej.: R1: porque tengo muchas experiencias exitosas en el sector privado que son el
reflejo de mi esfuerzo y capacidad administrativa. R2: porque tengo buenas relaciones con mis
subordinados, socios comerciales y accionistas de la empresa. R3: porque mis pares han dado
buenos comentarios sobre mi desempeño.
c) Evidencia/ Ejemplo: Son datos verificables como hechos, información testimonial,
información de autoridad o estudios científicos que demuestran el razonamiento y le dan
fuerza. Ej.: las ganancias de las empresas han aumentado 10% desde mi gestión y se muestra
25% más productiva que las empresas que están dentro del mismo sector. Además, he recibido
muchas condecoraciones por parte de universidades y pares sobre excelencia gerencial. Por
último, los testimonios de mis compañeros del entorno de trabajo confirman mis logros y
reconocimientos.
29. Modelo argumentativo Toulmin: Stephen Toulmin fue un filósofo que estudió el campo de la
lógica y la argumentación con múltiples finalidades, dentro de ellas la identificación de
argumentos que pudiesen ser completamente válidos: “estudiaremos cómo funcionan los
argumentos frase a frase con el fin de comprobar cómo está relacionada su validez o su
carencia de validez con el modo en que se estructuran y qué relevancia tiene esta relación con
la noción tradicional de «forma lógica»” (Toulmin, 2003, pág. 130). La estructura argumentativa
que presentó fue la siguiente:
a) Tesis: en el modelo de Toulmin, la tesis tiene la misma función que la afirmación en el
modelo ARE. Ej.: Ana María es colombiana.
b) Garantía: en el modelo de Toulmin, la garantía tiene la misma función que el
razonamiento en el modelo ARE. Ej.: porque todo aquel que nace en territorio colombiano es
colombiano.
c) Base: en el modelo de Toulmin, la base tiene la misma función que la evidencia en el
modelo ARE. Ej.: es bien sabido que Ana María nació en Colombia. Así lo dice su certificado de
nacimiento.
d) Respaldo: el respaldo es que busca servir como apoyo a la veracidad de la garantía a
partir de una autoridad o un saber socialmente reconocido. Ej.: el artículo 96 de la constitución
política colombiana dice que “Son nacionales colombianos: 1. Por nacimiento: a) Los naturales
de Colombia, que con una de dos condiciones: que el padre o la madre hayan sido naturales o
nacionales colombianos o que, siendo hijos de extranjeros, alguno de sus padres estuviere
domiciliado en la República en el momento del nacimiento y; b) Los hijos de padre o madre
colombianos que hubieren nacido en tierra extranjera y luego se domiciliaren en territorio
colombiano o registraren en una oficina consular de la República”.
e) Reserva: la reserva hace referencia a las excepciones en las que el argumento no aplica
para la generalidad de casos. Ej.: Ana María no sería colombiana a menos que fuese hija de
extranjeros que no estuviesen domiciliados en Colombia y que, por coincidencia, la tuvieron en
territorio colombiano; sin embargo, esto es altamente improbable.
f) Calificador Modal: hace referencia al grado de probabilidad con el que el argumento
puede aplicar a la estructura de lo real. Ej.: por lo tanto, es casi totalmente probable que Ana
María sea colombiana.
2.3.2.2 Técnicas de refutación: una refutación es un tipo de argumento que tiene por
propósito desacreditar, falsear o reducir la importancia de otro argumento. La refutación es el
momento en el que se exponen razones para destruir las del contrario. Es un elemento
fundamental para que haya debate, pues si no hay un reto para la argumentación del otro
cuestionando su razonamiento, evidencia o premisas y demostrando la supremacía de la
argumentación propia, el debate pierde sentido y se convierte en una exposición de discursos.
Modalidades de refutación: un argumento puede ser refutado de dos formas principalmente:
a) Atacando (i) las premisas, (ii) el razonamiento, (iii) la evidencia: una refutación es un
ejercicio deconstructivo, por lo que hay que atacar cada uno de los elementos del argumento
30. de la contraparte o, al menos, los más importante para poder tener éxito en la refutación.
b) Ofreciendo contra-argumentos: un contra-argumento es un razonamiento que entra en
choque con el argumento de la contraparte. Generalmente, los contra-argumentos se
construyen a partir de anticipaciones de posibles ataques de la contraparte. Una buena forma
de conocer qué es lo que el oponente puede decir, es hacerse la siguiente pregunta: ¿con que
puedo no estar de acuerdo con mi posición?
Estructura 3R para hacer refutaciones: esta estructura está conformada por los siguientes
elementos:
a) Repite - Identifica el argumento dado (“Ellos dicen”): el primer paso es la paráfrasis o
decir con otras palabras lo que dijo el contrincante. Para esto, la refutación puede iniciar con la
frase: “ellos dijeron”. Es importante mencionar de manera clara cuál es el argumento que
vamos a refutar, para que la audiencia, los jueces o el moderador puedan seguir con facilidad la
línea de pensamiento.
b) Razona - Busca debilidades (“Sin embargo”): luego se realiza la objeción al argumento
del otro, esta puede hacerse al razonamiento o a la evidencia del argumento, o bien al por qué
el argumento no es importante en su totalidad. Se pueden utilizar frases como: “ellos dijeron...,
pero no han demostrado X o Y”; “ellos dijeron…, pero lo que realmente va a suceder es X o Y”;
“ellos dijeron…, pero esa razón no es importante por X o Y”.
c) Refuta - Expone sus debilidades (“Porque”): por último, luego de haber presentado la
objeción, se debe demostrar cuál es el razonamiento y la evidencia con la que se respalda una
afirmación. Así, el tercer momento comienza con la palabra “porque” y es en él que se debe
justificar la afirmación de la refutación.
Tipos de refutación: existen cuatro formas principales de refutar un argumento.
a) Negar su veracidad: se utiliza cuando se busca contradecir todos los enunciados
presentados por la contraparte. La estructura de estas refutaciones es: contra afirmación +
contra razón + contra ejemplo.
b) Minimizar su importancia: se trae a colación cuando se reconoce la posibilidad del
enunciado de la contraparte. Sin embargo, se reducen o restringen sus efectos en la práctica.
Ej.: afirmación: legalizar la marihuana aumentaría el índice de criminalidad. Refutación: sí,
legalizar la marihuana podría aumentar el índice de criminalidad, pero sería un aumento poco
significativo.
c) Ponderarlo con otros argumentos: este tipo de refutaciones supone sopesar las
eventuales restricciones sobre los beneficios esperados. Ej.: afirmación: se debe restringir el
uso del burka en espacios públicos para asegurar el orden público al identificar a todos los
individuos. Refutación: Sí, podría asegurar el orden público, pero estaría restringiendo el
derecho de las mujeres de profesar su religión y asumir lo que ello implica.
31. d) Girar el argumento hacia nuestro favor: esta refutación usa el argumento de la
contraparte para afirmar que se tiene como consecuencia lo opuesto a lo planteado por
aquélla. Ej.: afirmación: legalizar la marihuana aumentaría el índice de criminalidad. Refutación:
de hecho, legalizar la marihuana disminuiría el índice de criminalidad porque dejaría de
considerarse un crimen su posesión, distribución y consumo.
2.3.2.3 Construcción de casos: por construcción de casos se hace referencia a la forma
en que se entiende el punto de vista a defender, la estructura que se le da a los argumentos y
las refutaciones para apoyar el punto de vista y la forma más persuasiva de lograr convencer a
la audiencia . La construcción de casos puede ir desde la preparación de una postura de una
moción en un debate competitivo, hasta la planeación de un caso de defensa ante un jurado o
un discurso dirigido a miles de personas. A continuación, se dan unos consejos para poder
construir bien un caso:
Tener muy claro el punto de vista que se quiere defender: lo primero que se debe tener claro
al momento de construir un caso dentro de un discurso es qué se quiere demostrar o concluir.
En el caso de los discursos realizados en el marco de una competencia, es vital entender la
moción y la postura que se debe defender. En el caso de dar un discurso a una audiencia para
hacer una campaña política o venderles un producto, es muy importante tener las ideas claras y
enunciarlas de manera que generen recordación. En las siguientes secciones se profundizará al
respecto.
Realizar un discurso organizado: las excelentes ideas necesitan una estructura que les permita
llegar al receptor de manera contundente, por eso, es importante organizar los discursos en
una estructura sencilla y potente para expresar un mensaje claro. Para construir un discurso
organizado es recomendable elaborar un esquema de su estructura, en el que se identifiquen
sus etapas y contenido, diferenciando los puntos que aborda y los elementos que se
desprenden de estos. De la misma forma, un discurso contundente acoge una estructura simple
que mínimo contiene una introducción, un desarrollo y unas conclusiones. Para esto, se puede
seguir el siguiente esquema:
a) Etapa: corresponde al objetivo del orador en ese momento: presentarse, postular una
idea y terminar el discurso dando paso a otros oradores.
b) Punto: cada uno corresponderá a un objetivo dentro de la misión macro de la intención
del orador.
c) Subpunto: Serán aquellos a los que habrá que hacer en concreto referencia para llevar a
cabo el objetivo.
Tener una introducción llamativa: la introducción corresponde al inicio de cualquier exposición
y su relevancia consiste en ser la primera impresión que se causa en la audiencia. Además, de
ella depende, en gran parte, la actitud que el auditorio tomará respecto del resto del discurso.
Si las reacciones del público son favorables, la tarea de convencer se hará más sencilla; en
32. cambio, si las reacciones son desfavorables, el trabajo de convencerlos será más duro. A pesar
de ser lo primero que se presenta es lo último que se debe planear, pues esto ayuda a tener
una mirada global de lo que se va a decir y permite realizar una introducción completa. Su
principal función es la de llamar la atención del auditorio para las ideas que se van a expresar
en el debate, que se divide a su vez en:
a) Inicio: es el momento en el que el orador se presenta y enuncia el objeto de su discurso.
Es común utilizar una frase de apertura.
b) Digresión: periodo en el que da cuenta de lo que se planteará en el desarrollo.
c) Transición: es cuando da paso hacia la tesis y donde el orador indica que comienza su
presentación sustancial.
Consejos para elaborar la introducción:
a) Memorizar la introducción: escribir la introducción de manera detallada, palabra por
palabra. Sin embargo, esta debe presentarse con naturalidad; además, nunca se debe
repetir, pues generaría una sensación de inseguridad en el auditorio.
b) Ir al grano: El orador debe tener claro el fin de su introducción y llegar a este de la
manera más eficaz posible. Sin embargo, esto no puede significar una introducción
apresurada.
c) Evitar los lugares comunes: no se deben usar fórmulas formateadas, por ejemplo:
“buenos días soy X y les voy a hablar de”.
d) Abrir con frases contundentes y cortas: usualmente, la contundencia es inversamente
proporcional al tamaño de una frase; las oraciones largas, porque son más difíciles de
decir y difíciles de seguir, son un obstáculo para el orador y el receptor.
e) Hacer acogedora la apertura: es posible dirigirse de manera directa a las personas del
auditorio con frases como “cada uno de nosotros”, siempre presente en una situación de
igualdad y humildad frente a quienes escuchan.
f) Realizar una introducción pensada especialmente para el auditorio: no todas las
introducciones funcionan igual en todos los auditorios, por eso es fundamental pensar:
¿qué quiere escuchar este auditorio? La respuesta la encontramos en sus características
especiales: ideología, rango de edad, nacionalidad, etc.
Estrategias utilizadas para hacer introducciones llamativas:
a) Usar una declaración alarmante: las cosas que sobresaltan causan shock o llaman nuestra
atención. Para lograr este efecto es posible utilizar estadísticas, hechos poco conocidos o
declaraciones inusuales para obtener la atención de los oyentes. Ej.1: “cada año nuestro
país gasta un presupuesto militar que equivale a diez veces lo que se emplea en educación.
Si dejamos de gastar la mitad de lo que hoy invertimos en guerra, podríamos construir una
33. nueva red de universidades públicas similar a la que ya tenemos; por eso es que (transición
a la tesis) la guerra es la causante de nuestro atraso económico”. Ej. 2: “antes de que
termine esta semana una persona de esta sala estará muerta a causa de un accidente
automovilístico. Tranquilos, es un número estadístico; sin embargo, la evidencia muestra
que cada semana muere una persona por cada doscientos accidentes de tránsito
(transición a la tesis); por eso, debemos invertir en seguridad vial”.
b) Formular una pregunta directa: es una pregunta que va al fondo de la cuestión y hace
sentir cercano al auditorio. Es necesario ser muy cuidadoso con la pregunta que se expone,
ya que si quien la escucha formula una respuesta inesperada, puede probar exactamente lo
contrario de lo que se quiere demostrar. Ej.1: ¿Se acuerda usted de cuando aprendió a
montar bicicleta? Seguramente sí, (transición a la tesis) porque nos acordamos de los
momentos cuando obtenemos un logro. Ej. 2: ¿Sabe qué está haciendo el congresista por
el que usted votó?, ¿recuerda quién es?, ¿ha seguido su gestión? Seguramente no y no lo
culpo, porque (transición secuencia de tesis) los colombianos no tenemos formas para
controlar a nuestro congreso.
c) Abrir con una cita convincente: que otra persona, en especial famosa, diga algo, casi
siempre resulta interesante para las personas, sobre todo si la persona citada es respetada.
Aquí es necesario ser cuidadoso y aportar citas que hayan sido verdaderamente dichas. Ej.
1: en su posesión, Barack Obama dijo: “Me encuentro hoy aquí agradecido por la
diversidad de mi herencia…, aquí no hay un afro-americano, ni un nativo-americano ni un
blanco- americano, sino un americano. (Transición a la tesis) Eso deja ver cómo el
nacionalismo es importante para eliminar las barreras discriminatorias dentro de una
nación”.
d) Presentación resumida: cuando se sabe qué fin se busca con el discurso es posible
enumerar los puntos que el orador utilizará para lograrlo. Una forma recomendable es fijar
con anterioridad la cantidad de puntos a abordar, agrupando en numerales las partes del
discurso. Ej.1: “1ro, definir; 2do, refutar; 3ro, argumentar”. En algunos casos es
recomendable anunciar este orden al comienzo del discurso, pero esto no es indispensable
mientras haya un orden en este.
El desarrollo del discurso: está compuesto por los argumentos y las refutaciones (en los casos
en que el discurso responde a otro), que a su vez están organizados de manera lógica y
componen el contenido y fondo del discurso. Para estructurar el diseño interior de un
argumento y una refutación recomendamos seguir los modelos explicados en la sección
anterior.
Estrategias utilizadas para el desarrollo del discurso: algunas de estas estrategias son las
siguientes:
a) Contar una historia (argumentación subordinada): Consiste en un relato ordenado
cronológicamente: ¿qué pasó primero?, ¿en qué terminó?, ¿qué pasó segundo?, ¿en qué
terminó?, etc. En este tipo de argumentación las ideas dependen entre sí y su
34. construcción es un único intento de defensa, no varios separados. Ej.: Afirmación: dejar
fumar mejora la productividad. Razonamiento: R1: un día decidí dejar de fumar porque
me sentí mal de salud y comenzó a mejorar mi productividad; R2: el mes siguiente de
dejar de fumar comencé a disfrutar más la comida y a tener más energía para hacer
ejercicio; R3: cuando comencé a hacer ejercicio me convertí en una persona mucho más
activa en el trabajo; R4: cuando me volví más activo, aumenté mis ventas en un 50%.
Conclusión: dejar de fumar aumentó mi productividad.
b) Lista de razones: Este tipo de organización sirve cuando se utilizan razones
independientes de las que no se desprende ninguna relación de causalidad. En este tipo
de estructura es necesario ser cuidadoso con que las ideas no sean repetidas entre sí. Se
recomienda utilizar este plan para explicar elementos comunes dentro de una categoría,
por ejemplo, una lista de desventajas (o ventajas) de una acción determinada. Ej.:
afirmación: el internet trae más beneficios que perjuicios. Razonamiento: R1: las
facilidades para mejorar la calidad de vida de personas con discapacidad; R2: las
facilidades en la comunicación; R3: los avances para la ciencia.
c) Plan de Causa-Efecto: Presenta una situación en particular y a partir de ella explica sus
causas y/o sus efectos. Ej.: afirmación: permitir la adopción homoparental disminuye el
número de niños en situación de vulnerabilidad. Razonamiento: R1: descripción de la
situación: 5000 niños no pueden ser adoptados porque no encuentran una familia que los
adopte y 3000 parejas homoparentales se encuentran en disponibilidad para adoptar,
pero no pueden porque la ley no se los permite; R2: explicación de las causas: las
restricciones a la adopción homoparental causan rezago en la adopción que limita las
posibilidades de encontrar una familia; R3. explicación de los efectos: en consecuencia,
los niños están en una situación de riesgo por una prohibición legal, que si fuera
eliminada les facilitaría acceder a tener una familia.
Hacer un buen uso del tiempo: En muchas ocasiones se tiene un tiempo limitado para dar un
discurso. Por tal motivo, es indispensable planificar cuánto tiempo se va a utilizar en cada una
de las partes previstas para este. Se recomienda tener un cronómetro o un asistente que le
ayude a las personas a contar el tiempo de su discurso.
2.3.2.4 Falacias: Es común que en cualquier discusión suelan cometerse errores lógicos,
sea por imprecisión, cansancio o porque existe una intención deliberada de engañar o
confundir con la finalidad de facilitar el ejercicio de la persuasión. En cualquiera de los casos
anteriores, se está incurriendo en una falacia. “En un sentido general del término, cualquier
error del razonamiento es una falacia. Sin embargo, el término, tal como lo utilizan los lógicos,
no designa cualquier error de razonamiento, sino errores típicos, equivocaciones en el
razonamiento cuyo patrón común puede detectarse” (UAM, 2004, pág. 149). De esta forma,
podemos entender por una falacia cualquier error o vicio presente dentro de un argumento. En
la gran mayoría de casos, las falacias resultan ser argumentos que parecen correctos pero que
cuando se examinan en detalle no lo son. Es importante aclarar que una falacia no es
necesariamente una mentira, debido a que esta última podría estar construida por premisas
35. válidas y con un buen proceso de inferencia, a pesar de que el contenido de sus premisas sea
falso o no corresponda estrictamente con la realidad.
Existen gran variedad de falacias. La principal clasificación de estas corresponde a si son falacias
formales, en el sentido en que incumplen reglas lógicas de construcción de silogismos, o
informales dadas por errores en el manejo del contenido de las premisas de los argumentos.
Por una finalidad práctica. A continuación, se examinarán las falacias informales.
Dentro de las falacias informales se pueden acudir a tipificaciones como (UAM, 2004, págs.
150-151):
Falacias de relevancia: son aquellas en las que las premisas de los argumentos no son
relevantes para establecer la veracidad de las conclusiones. En general, suelen ser de los
errores más comunes al momento de argumentar debido a que las premisas utilizadas pueden
tener una relación aparente con la conclusión que genera un efecto emocional o psicológico
sobre la audiencia que las escucha y así genera un efecto de persuasión. Dentro de este tipo de
falacias se pueden nombrar las siguientes:
a) Apelación a la emoción – Ad populum: es aquella en la que las premisas de un
argumento buscan generar una reacción emocional en la audiencia para validar una
conclusión dada y, generalmente, exhortar a cierto tipo de acción. Ej.: el automóvil de
marca X es la mejor opción del mercado porque todos los que lo tienen son personas
exitosas, que salen con mujeres bellísimas y que, además, comienzan a tener mucho
dinero. Compra el automóvil de la marca X.
b) Apelación a la misericordia – Ad misericordiam: es un tipo específico de la falacia ad
populum, con la diferencia de que se centra específicamente en la emoción de la
misericordia o del compadecerse hacia algo o alguien. Estas falacias apelan en principio a
la generosidad, el altruismo y la piedad, antes que a la razón para persuadir a las
personas. Ej.: deberíamos darle una beca de estudio porque vive en uno de los sectores
más marginales de la ciudad; sus padres son unos drogadictos y proxenetas. Esta beca es
la única oportunidad que ese niño tiene para salir adelante y no ver su proyecto de vida
mancillado por la pobreza y el abuso sexual.
c) Apelación a la fuerza – Ad baculum: utiliza como premisas el uso o amenaza de la fuerza
para persuadir a alguien sobre una conclusión determinada. También se incluyen dentro
de esta falacia todo tipo de amenazas que puedan perjudicar el bienestar de una persona
y que no impliquen un uso directo de la fuerza. Ej.: para las siguientes elecciones el
candidato más conveniente es Y; si no votan por él, perderán su empleo. Yo sé que
ustedes son unas personas sensatas y tomarán la decisión más adecuada.
d) Ataque a la persona – Ad hominem: esta falacia consiste en demeritar el argumento de la
contraparte atacando a la persona que defiende el argumento, en vez del contenido de
este. Se puede presentar en dos modalidades: