1. • diciembre 2009 •DERMATOLOGÍA
Por la Dra. Rosa María Ponce Olivera
Jefa del Servicio de Dermatología en el Hospital
General de México
E
sta enfermedad, que suele afectar a la piel de manera
superficial —aunque en casos excepcionales llega a ser
más profunda—, es causada por hongos, principalmente
Epydermophyton, Microsporum y Trichophyton; generadores
de las mejor conocidas como tiñas o tineas, que dañan la
queratina de piel y uñas, así como la dermis cabelluda. Los
hongos pueden ser de tipo geofísico, antropofílico y zoofílico,
los cuales también llegan a contagiar al ser humano.
La dermatofitosis no sólo afecta a cabeza y pies, sino que
se propaga a otras áreas del cuerpo como manos y barba y se
contrae fácilmente, al tener contacto directo con los afectados,
así como con superficies y objetos contaminados.
En los pies la morfología es variada, se desarrolla como
infección hiperqueratósica, con grandes cantidades de esca-
mas y engrosamiento; esta tiña vesiculosa genera prurito y se
traumatiza con facilidad. La forma interdigital, que se localiza
entre los pliegues de los dedos, cursa con ardor, maceración y
mal olor.Afecta la totalidad de la piel, formando una especie de
zapato a lo largo de la planta del pie y los laterales, respetando
sólo el dorso del mismo.
En el caso de la cabeza, ataca sobre todo a niños de entre tres
a 12 años de edad, manifestándose como una placa pseudoalopé-
cica la cual provoca que el cabello infectado se quiebre; cuando
se presenta en forma seca, se muestra una escama abundante. La
forma inflamatoria se aprecia como una lesión pseudosupurati-
va, sangrante, además de que puede cursar con adenomegalias,
dañando de forma importante el cuero cabelludo.
Otro tipo de tiña se da en la piel lampiña, y los síntomas
iniciales son la presencia de placas eritematoescamosas, de
borde activo, en ocasiones vesiculoso, el cual puede cursar con
prurito. Se puede presentar en cuerpo, manos, barba y región
inguinal. Hábitos como no cambiarse de ropa o compartirla,
pueden predisponer a su adquisición.
Estos mohos queratinofílicos pueden contaminar y tras-
mitirse a través de artículos deportivos, calzado, calcetines,
gorras, playeras o toallas mojadas, así como por contacto
directo de los pies con el piso mojado; aunque, también se
desarrollan por falta de higiene. La gente más expuesta es
aquella que acude a gimnasios, albercas o regaderas donde
muchas personas andan descalzas; así como individuos que
usan calzado cerrado durante muchas horas como los militares,
policías, y quienes no se lo cambian continuamente.
El contagio en la población infantil también se registra a
través de animales, debido a que los niños no tienen la precau-
ción de lavarse las manos después de jugar con sus mascotas
y suelen rascarse o tocarse el cuerpo o la cabeza ocasionando
la infesta.
Aunque a nivel mundial se desconoce el panorama epide-
miológico, por falta de estadísticas, en el servicio de Dermato-
logía del Hospital General de México, las micosis superficiales
DERMATOFITOSIS
o dermatomicosis se encuentran dentro de las diez primeras
causas de atención.
En general, el diagnóstico se basa sobre la historia médica
y un examen físico, ya que las lesiones de tiña tienen carac-
terísticas únicas, no obstante hay casos en los que se aprecian
filamentos que conforman el dermatofito y es necesario
realizar un raspado ya sea de piel o de uñas el cual se fija en
una laminilla con hidróxido de potasio para observarla en el
microscopio. Para tipificarlo, se realiza el cultivo en medio de
Sabouraud, el cual es rico para el crecimiento de los agentes
de las tiñas.
Sólo en cabeza y uñas se requiere tratamiento sistémico
o vía oral. La primera es más común en niños, y para ello se
recomienda prescribir griseofulvina, aunque cada vez se ha
desplazado más su uso. Por fortuna existen otras alternativas
como terbinafina, o suspensiones con ketoconazol o fluconazol.
La indicación médica para las uñas cuenta con una amplia
gama de opciones cuyas sustancias activas son terbinafina,
itraconazol, fluconazol y fármacos de nueva generación como
amorolfina y ciclopiroxolamina en laca (barniz); pero este
tratamiento se prefiere cuando las uñas afectadas son menos de
tres. Si la afección no cede, el medicamento debe ser sistémico;
son fármacos seguros y eficaces que logran mejorar la calidad
de vida del paciente.
Para la tiña del cuerpo o de la piel lampiña, el tratamiento
son diversos antimicóticos azólicos, fungicidas que interfieren
con la síntesis de la membrana de ergosterol del hongo, como
el ketoconazol, isoconazol, bifonazol, clotrimazol, miconazol,
flutrimazol, sertaconazol, entre muchos otros.
Se cuenta también con diversos medicamentos tópicos en
diferentes presentaciones: en atomizador, aerosol o solución
o bien, en gel; otra opción es la terbinafina en crema, pastillas
o en solución.
Es importante destacar que el tratamiento a tiempo controla
la enfermedad y evita que se agrave; asimismo que el enfermo
se automedique y recurra a remedios caseros, puede empeorar
el cuadro clínico. Por fortuna existen terapias eficaces que sólo
necesitan constancia y paciencia para tener éxito.
Esta enfermedad es curable, por ello es necesario realizar
el diagnóstico preciso y oportuno, aunado a lo cual se requiere
cumplir con el tratamiento médico y tomar medidas preventi-
vas para evitar que el padecimiento se instale de nuevo, pues
más allá de ser una complicación que tenga un impacto estético,
se trata de una infesta que tiene una serie de consecuencias que
repercuten en la calidad de vida del paciente. Una persona con
dermatofitosis puede verse afectada en sus relaciones interper-
sonales ya que se la percibe con un problema contagioso, e
incluso puede llegar al grado de que la considere repugnante,
debido a que a la vista esta infección es desagradable.
Aunque se continúa investigando al respecto, los conoci-
mientos sobre la respuesta inmune en las micosis son limitados;
no obstante cada día es más clara la importancia que tiene en
el desarrollo y evolución de estas patologías, las cuales son
de gran consideración para la salud pública.
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