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Contenido
Introducción 7
Capítulo uno El equipo de herramientas 9
Capítulo dos Cómo conservar y utilizar las herramientas 21
Capítulo tres Cómo conservar y utilizar las herramientas 37
Capítulo cuatro Mantenimiento y uso de las herramientas 55
Capítulo cinco Mantenimiento y uso de las herramientas 65
Capítulo seis Máquinas ligeras para trabajar madera 79
'Capítulo siete Construcción 99
Capítulo ocho Uniones 121
Capítulo nueve Herrajes, etc 139
Capítulo diez Chapeado 153
Capítulo once Talla de la madera 163
Capítulo doce Torneado 173
Capítulo trece Maderas y materiales 181
Capítulo catorce Acabado de la madera 185
Capítulo quince Adhesivos 193
Capítulo dieciséis Diseños 195
Indice 223
Introducción
El trabajo de la madera presenta mu-
chas especialidades, cada una de las
cuales requeriría un libro para ser
desarrollada adecuadamente. Mucha
gente sin embargo necesita un libro ge-
neral que incluya información sobre
todas las ramas del trabajo de la made-
ra, con las cuales el artesano necesita
enfrentarse. Para éstos se ha escrito
este libro. No pretende tratar cada tema
particular tan ampliamente como un li-
bro que se especializase en tal rama,
pero debe dar toda la información bási-
ca y en este sentido debería ser el me-
jor libro para el principiante en este
trabajo.
En la actualidad hay más gente que
nunca trabajando la madera como un
hobby y éste es uno de los signos más
esperanzadores en esta era en que la
tentación de aceptar las cosas hechas
fácilmente es más irresistible. Lo mismo
que es mucho más fácil escuchar la
música de la radio o el tocadiscos, que
producirla por sí mismo, es más senci-
llo aceptar la producción de una máqui-
na que, sin esfuerzo, produce cosas uni-
formes con una velocidad y regularidad
solamente igualada por su falta de indi-
vidualidad y sentimiento por la materia
que trabaja.
Si bien hoy día disponemos de más
ocio que en cualquier época pasada,
existe una mayor tentación a no hacer
nada útil con él. La radio, la televisión,
el motorismo y el cine han ocupado su
lugar en nuestros esquemas de vida,
pero sólo muy pocas veces requieren
algo más que nuestra atención y nues-
tro tiempo libre y dejan muy poco lu-
gar para actuar con personalidad. Por
ello saludamos con alegría esta pre-
sencia del trabajo manual, a través del
cual se obtiene la constatación del valor
de una construcción única y el aprecio
del valor de un buen diseño, y en esto
descansa la mayor esperanza para el
futuro.
7
· Uno
El equipo de
herramientas
La selección de las herramientas depen-
de fundamentalmente, en general, del
tipo de trabajo que se va a hacer; pero
hay una serie de herramientas funda-
mentales que se necesitarán siempre.
La elección individual puede variar li-
geramente con la estatura y la edad del
usuario, pero la lista que se da en las
págs. 10 a 17 muestra un conjunto bien
representativo y hemos marcado con
un asterisco los elementos con los
cuales debe comenzar el principiante.
A medida que progresa se le hará pa-
tente la necesidad de otras herramien-
tas y puede adquirirlas a medida que
sienta tal necesidad.
No compre una "caja de herramientas
completa ". Si Ud. lo hace está acep-
tando cosas que cualquier otro ha crei-
do que necesita, y toma el conjunto sin
hacer ningún juicio personal sobre los
elementos que adquiere. Demasiado
frecuentemente pagará algunos ele-
mentos que no utilizará nunca o que
son in útiles para Ud. El mejor plan es
ir a un vendedor de herramientas de
confianza y decirle lo que Ud. desea,
explicando que Ud. no espera herra-
mientas " baratas" (en realidad a la lar-
ga no son baratas). Una buena herra-
mienta dura toda una vida, a veces "va ~
rias vidas" y aunque de entrada haya
pagado más por ella, fácilmente le de-
volverá su coste. Puede suceder fácil-
mente que comprando una herramienta
de baja calidad, se esté dificultando a
sí mismo el comienzo de su aprendi-
zaje. Un cepillo o una escuadra faltos
de precisión, un formón o un destorni-
llador blandos, o una piedra de afilar
que se embote fácilmente, pueden pro-
ducir en el futuro un sinfín de moles-
tias innecesarias.
A la larga es barato comprar herramientas de
una buena marca. Los defectos de las herra-
mientas de baja calidad tales como ilJilprecisi6n,
metal de segunda clase o mal diseño las hacen
pronto inservibles.
9
b
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d
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oC 1'1
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9
0fJ h. ~
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k
Fig. 1. Sierras y cepillos empleados en el
trabajo de la madera en general.
10
b
e
f
h
~
~
-
n
p
Fig. 1. Cepillos para usos espe-
ciales.
Equipo básico de
herramientas
Las herramientas señaladas con un as-
terisco son las que sugerimos para co-
menzar un principiante.
Sierras (Fig. 1)
*(C) Serrucho para cortar al través, de
610 ó 660 mm. Dentado 8 ó 9.
(F) Serrucho para paneles, 500 mm.
Dentado 10 ó 12.
*(A) Serrucho de costilla, 350 ó 400
mm. Dentado 12 ó 14. Costilla de
latón o hierro.
(E) Serrucho para lazos, 200 mm.
Dentado 18 ó 22. Costilla de la-
tón o hierro.
(Si desea limitar su equipo puede
substituir el serrucho de costilla
y el serrucho de lazos por un se-
rrucho de costilla de 230 ó 250
mm. dentado 9 ó 10. Sin embar-
go los dos serruchos son la mejor
elección).
(G) Sierra de rodear, 300 mm.
(D) Sierra de marquetería, 150 mm.
(B) Sierra para agujeros de cerradura,
aproximadamente 280 mm.
Cepillos (Fig. 1)
*(H) Garlopa, de madera , 400 mm.,
hierro de 50 mm.
*(J) Cepillo de afinar, ajustable metá-
lico, 228 mm., hierro de 50 mm.
(K) Cepillo de alisar, ajustable metá-
lico, 457 mm. hierro de 60 mm.
(O) Cepillo dentado, de madera, hie-
rro de 50 mm. dentado medio.
(L) Cepillo de afinar, hierro de 44 mm.
(M) Cepillo curvo.
(R) Cepillo para rebajes, guillame me-
tálico ajustable. Hierro de 38 mm.
( P) Cepillo de cuchilla al frente , hierro
de 25 mm.
(N) Cepillo para espaldones de espi-
gas, hierro de 25 a 31 mm.
11
(1) Portacuchillas, 70 mm. de hoja.
(S) Acanalador, metálico. Hay gran
variedad de tipos disponibles.
Los más pequeños, trabajan ranu-
ras de 4, 6 y 8 mm.
Los tamaños mayores hasta 12,7
mm.
También combinados que ade-
más pueden trabajar molduras.
Obtenga el mejor que pueda, pero
incluso los más pequeños traba-
jan bien.
(O) Guimbarda de metal ajustable.
(T) Cepillos para molduras. Adquirir-
los sólo cuando se necesiten.
Formones. escoplos y gubias (Fig. 2)
(A) Formones de: *25 mm., 13 mm.,
*6 mm. y 3 mm.
(B) Formones biselados : 31 mm.,
*19 mm.
(e) Escoplos : 6 mm., *8 mm., 10
mm.
(F) Escoplo para rebajes de cerradu-
ras.
(D) Gubia cóncava
(E) Gubia convexa
Arquirir sólo
cuando se
necesiten
Berbiquí. barrenas, etc. (Fig. 2)
(G) Berbiquí de carraca, de 200 ó
250 mm. de manivela.
(D) Barrenas helicoidales : *6 mm.,
*10 mm., 12,5 mm., 19 mm.
*(J) Brocas: 3 mm. a 6 mm. (Usadas
principalmente para agujeros de
tornillos). Alternativamente pue-
den usarse brocas de mecánico.
(K) Barrenas Fostner. Obtenerlas
cuando se necesiten.
(H,I) Avellanadores, *helicoidal y de
rosa.
(M) Barrenas con punta de centrado,
12,5 mm., *19 mm., 25 mm.
(L) Destornillador.
(N) Barrena extensible.
*( P) Lezna. la de jaulero, de secclon
cuadrada, es preferible. Adquirir
dos de distintos tamaños.
12
El utilaje para enclavijar hace po-
sible emplear barrenas de distin-
d
b e
9
h
Fig. 2 . Herramientas de cortar y
taladrar.
e
J
k
o
m
n
q
Fig. 2. Herramientas de agujerear, trazar y
comprobar.
s
v
w
13
tos tamaños, necesitando sólo un
ajuste. Ver pág. 126.
Herra mientas para trazado (Fig. 2)
*(W) Escuadra de comprobación, 300
mm., es preferible la escuadra de
mecánico con hoja deslizante.
(O) Escuadra de comprobación, 600
mm. de madera, construcción ca-
sera. Los que tengan una escua-
dra de acero de calderero la pre-
ferirán.
(X) Escuadra de ingletes, 300 mm.
(Y) Escuadra ajustable o falsa e~cua­
dra, 250 mm.
(Z) Reglas, 450 mm. y 910 mm., de
madera. Construcción casera.
*(T) Metro plegable.
*( R) Gramil de corte.
(R) Gramil de trazar.
(S) Gramil de mortajas.
(U) Compás de puntas, 150 mm. Con
ajuste fino por tornillo.
(V) Entreguardas.
Herra mientas generales (Fig. 3)
*(A) Martillo de tipo Warrington o Lon-
dres, de unos 250 gramos. Mar-
tillo de modelista de unos 100
gramos.
*(C) Maza, aproximadamente 300 mm.
*( B) Tenazas, 200 mm.
*( D) Punzones, punta cóncava. Uno
para puntas pequeñas y otro
mayor.
(E) Destornilladores *200 mm., tipo
ebanista.
*( F,G) 120 mm., de trinquete y fino.
Necesitará destornilladores para
tornillos de tamaños entre el n.o
12 y el n.o2.
(1, J) Uma para madera, me'dia caña de
180 mm. y cola de rata de 150
mm.
(H) Escofina, media caña, 180 mm.
(L) Portacuchillas, *de madera, para
cuchilla de unos 60 mm.
(M) Portacuchillas, metálico, de cara
14
a
e d
Fig. 3. Herramientas varias de
banco,
b
e
h
(
f
9
n
o
e (j) -
q
Fig. 3. Herramientas varias. algunas de fabrica-
ción casera.
( )
k ér;'!';"""~'!""i¡''''S,""';';'''~
s
15
*(N)
*(0)
*(K)
(P)
*(R)
curva, para cuchilla de 50 mm.
Cuchilla de ebanista, 125 mm.
De aproximadamente 1,2 mm.
de gruesa.
Cuchilla de ebanista curva.
Chaila o piedra de aceite de grano
fino o medio, o combinada fino-
grueso, de India, Carborundum,
Unirumdum, etc. 200 por 50 mm.
Piedras de afilar gubias, con dos
cantos de curvatura variable.
Frotador de corcho ; aproximada-
mente 110 mm.
(S) Martillo de chapear; construcci ón
casera.
(Q) Rascador de ranuras ; construc-
ción casera.
(T) Herramienta de conformar. Las
hay de varios tipos, planas, me-
diacaña, redondas.
Utillajes de cepillar y cortar (Fig. 4)
(A) Soporte de cepillar o tirador,
aproximadamente *600 mm. y
1,5 m. construcci ón casera.
(B)
*(C)
(D)
*(E)
(F)
Soporte de cepillar ingletes, apro-
ximadamente 450 mm.
Taco de cepillar ingletes, aproxi-
madamente 450 mm.
Caja de ingletar, para molduras
de hasta 100 mm. Construcción
casera.
Cortador o tope de gancho, de
180 mm. aproximadamente.
Construcción casera.
Plantilla para ingletes. Construc-
ción casera.
Gatos (Fig. 4)
(K) Sargentos metálicos, un par de
600 mm. aproximadamente y
otro de 1,2 m. aproximadamente.
*(J) Gatos paralelos, un par de 200
mm. aproximadamente. Más cuan-
do se necesiten.
(H) Gatos en C. Como alternativa a
los gatos paralelos.
(G) Tornillos de apriete de 80- 100
mm. Unos 6 como mínimo.
(1) Prensa rápida de banco.
"-"===============:::I41~.==================!!!!!!!!!!!!!!!~IIIIII'íf»l~__.______________·~~~~_·_____________________~~ K U
Fig. 4 . Gatos.
16
f
Fig. 4 . Utillajes de cepillar y cortar.
17
Fig. 5. Pequeña sierra circular de banco con
mesa inclinable, guía de deshilar y guía de ingle-
tes. (Foto, cortesía de Parry and Sons (Tools)
Ltd.).
La elección de las herramientas de las
págs. 10 a 17 se ha hecho en el supues-
to de que el lector es relativamente prin-
cipiante, y como tal no es presumible
que prevea por el momento, la instala-
ción de ninguna máquina. Los que tie-
nen alguna experiencia saben que mu-
chos de los trabajos que dan dolor de
espalda pueden ahorrarse teniendo una
pequeña máquina, y por eso damos en
el capítulo sexto algunos consejos so-
bre la elección e instalación de máqui-
nas adecuadas. Los que se propongan
instalar una máquina, pueden modificar
el equipo de herramientas manuales de
acuerdo con las operaciones que vayan
a realizar en ella.
18
Después de obtener sus herramientas,
tan pronto como le sea posible, haga
Ud. mismo un elemento para guardar-
las. Puede ser una simple caja o arma-
rio o ser construido en el banco. Recuer-
de dejar sitio para la ampliación; indu-
dablemente, después, comprará más
herramientas y es bueno pensar en lo
que Ud. prevé como su posible equipo.
Trate de disponer las cosas de tal ma-
nera que los filos 'de las herramientas
no entren en contacto unos con otros;
los formones y sierras en cremalleras,
los cepillos en compartimentos y así
sucesivamente. A la larga esto ahorrará
mucho tiempo al evitar filos mellados,
etc. Es posible obtener un papel antihu-
medad que evita la oxidación; una hoja
de él, que se renueva de vez en cuando,
puesta en la caja de herramientas puede
ahorrar muchas molestias en este
punto.
Sierras circulares. De las muchas má-
quinas disponibles para el artesano ca-
sero la sierra circular es la más útil ge-
neralmente. Además de para cortar el
hilo, a través y a inglete, puede utilizar-
se para hacer entallas y rebajes y, en
algunos casos moldurar. Particularida-
des esenciales de la máquina son : el
movimiento de subir y bajar la sierra
o la mesa, la guía de cortar al hilo, la
guía de cortar a inglete, la protección
de la sierra y, preferiblemente, una
mesa o sierra inclinabies.
Una alternativa de la máquina anterior,
es la máquina universal' con varios adi-
mentas, tales como sierra circular, sie-
rra de cinta, disco de lijar, banda lija-
dora, mortajadora , cepilladora con
accesorio para regruesar. Una de las
ventajas de esta máquina es el pequeño
espacio que ocupa, un beneficio eviden-
te en los pequeños talleres. Además
es menos costosa que comprar varias
máquinas separadas. Sin embargo,
quienes dispongan de espacio y no se
asusten por el coste, encontrarán que
las máquinas diseñadas para hacer un
tipo de trabajo son más eficientes que
una máquina que ha tenido que dise-
ñarse para hacer varios trabajos.
19
Dos
Cómo conservar
y utilizar
las herramientas
En este capítulo puede estudiar los
puntos principales a tener en cuenta
acerca del uso de las herramientas;
pero, citando un antiguo dicho, " la ha-
bilidad de hacer, se logra haciendo"
Sierras
Serruchos. Son usados para cortar las
grandes piezas de madera ; por ejemplo,
habiendo trazado en un tablero las pie-
zas que se necesitan se cortan con el
serrucho. Un serrucho de cortar a tra-
vés es distinto de un serrucho de cortar
al hilo, porque éste puede utilizarse
para cortar tanto a través como a lo
largo de las fibras. Puede serrarse con
la made,ra apoyada sobre caballetes o
cajas, o sobre el banco, o sujeta en el
tornillo; es cuestión de ver lo más con-
veniente.
La Fig. 1 muestra el sistema de serrar
sobre caballetes, o cajas. Comenzar a
cortar con el serrucho formando un pe-
queño ángulo, como en la Fig. 2, porque
de esta manera puede verse si el serru-
cho está alineado con el trazado. Esto
es lo más importante ; porque si comien-
za mal el corte continuará yendo mal y
al intentar corregirlo probablemente se
desviará hacia el otro lado. Para comen-
zar el corte apoye la mano izquierda
sobre el extremo de la madera y levan-
te el dedo pulgar de forma que el serru-
cho roce en él, como en la Fig. 3; este
sostiene la hoja y posibilita comenzar
el corte en la posición exacta. Una vez el
corte haya empezado a profundizar un
poco, la mano puede llevarse hacia
atrás y utilizarse para ayudar a suje-
tar la madera.
Mueva el serrucho hacia arriba y abajo
Fig. 1. (Izquierda). Deshilando una tabla con el
serrucho.
21
Fig. 2. Comienzo sosteniendo el serrucho con
un ángulo bajo.
Fig. 3. Comenzando el corte, el pulgar izquierdo
afirma la hoja.
Fig. 4. El corte se hace a un lado de la línea.
22
Fig. 5
Fig. 6
Fig. 5. Guía para mantener la hoja en ángulo
recto.
Fig. 6. Previniendo que la madera se cierre so-
bre la hoja.
Fig. 7. Sosteniendo la parte sobresaliente al ter-
minar el corte.
unas pocas veces, de manera que los
dientes encuentren camino en la made-
ra, y cuando haya hecho un comienzo
suficiente, mantenga el serrucho de tal
manera que forme un ángulo de apro-
ximadamente 45° con la madera. En-
tonces puede trabajar ya con golpes
firmes y a todo lo largo. Nunca debe
ser necesario apretar hacia abajo. Si
corta mal o lentamente, es necesario
afilarlo. Aplique una ligera presión en el
golpe de corte para mantenerlo sobre
el trabajo. Fíjese en la Fig. 1, cómo el
dedo índice de la mano derecha apun-
ta a lo largo de la hoja: esto es de gran
ayuda para mantener el control del se-
rrucho.
El corte se hace siempre a un lado de
la línea de trazado, de tal manera que
pueda emplearse el cepillo para ajus-
tar la madera a la dimensión deseada.
Esta idea se muestra en la Fig. 4. Es de
utilidad el que la línea no se borre con
el serrucho : para esto, cuando sea po-
sible, coloque la madera de forma que el
serrucho corte a la derecha de la línea.
A veces esto no es posible, pero es ven-
tajoso tener la línea a la vista. Recuer-
de que el serrucho debe estar siempre
hacia el lado de la línea del trozo que
se desecha.
Es evidentemente necesario mantener
el serrucho en ángulo recto con la su-
perficie. Del desvío del corte, hacia
adentro la pieza puede resultar dema-
siado pequeña y si el corte cae hacia
el otro lado implica una buena cantidad
de trabajo innecesario en el cepillado;
como guía coloque una escuadra de
madera, como en la Fig. 5, no es nece-
sario mantenerla así todo el tiempo,
pero puede darle una indicación de si el
serrucho está en ángulo recto. Trate
de adquirir el sentido de la posición en
ángulo recto y mire el borde después
de serrado, para ver si se desvía hacia
un lado u otro. Es una ventaja eliminar
las dificultades lo antes posible, porque
puede ahorrarle una gran cantidad de
trabajo en otras operaciones.
A veces sucede, cuando se tiene que
hacer un corte largo, que la ranura tien-
da a cerrarse de tal forma que la madera
se agarra sobre 1<:1 sierra; una lezna in-
troducida en la ranura como en la Fig. 6,
mantiene el corte abierto y evita el aga-
rre.
Cuando corte de través una tabla, nun-
ca ponga la madera de tal forma que el
corte quede entre los caballetes; esto
puede por sí solo causar que la madera
se doble a medida que progresa el corte;
en el mejor de los casos puede hacer
que se atasque la sierra, y en el peor
la madera puede chascarse. En lugar
de ello ponga la madera de tal forma
que la pieza que debe eliminarse por
serrado sobresalga a un lado. El comien-
zo del corte se hace como se ha descrito
anteriormente, pero cuando se llegue al
Fig. 8. Serrando " a la francesa" .
23
final , la mano izquierda debe colocarse
de forma que soporte la madera, como
se muestra en la Fig. 7; de otra forma
es posible que se astille, especialmente
cuando la pieza sobresaliente es de un
cierto tamaño.
Otro método de serrar al hilo, es, serrar
"a la francesa", Fig. 8; muchos lo con-
sideran menos cansado. La madera se
fija sobre el banco con la línea de corte
sobresaliendo del borde. Para comenzar
el corte se dan unos pequeños golpes
con el serrucho apuntando hacia atrás,
Fig. 9. Tan pronto como se ha hecho
un pequeño corte, se toma la posición
hacia arriba, agarrándose el serrucho
con ambas manos y utilizando toda la
longitud del golpe. En cierta manera es
también más facil apreciar cuando el
serrucho se sostiene en ángulo recto.
Cuando deba hacerse un corte a lo largo
del centro de la tabla y hay dificultad
en fijarla en el banco, puede colocar
el tablero sobre caballetes, haciendo
sobresalir el corte, situándose a horca-
jadas sobre la madera.
Los cortes relativamente cortos o en
trozos de madera pequeños, genera l-
mente se hacen mejor sujetándo la ma-
dera en el tornillo, como se ve en la
Fig. 10. No haga sobresalir la tabla más
de lo que sea necesario, pues de lo con-
trario vibrará; la parte saliente depende
del grosor, pero, por ejemplo. material
de 22 mm. puede sobresalir aproxima-
damente 200 mm. Cuando el serrucho
se aproxime a la superficie del banco,
la madera se levanta en el tornillo. Re-
cuerde revisar que no haya herramien-
tas sobre la superficie del banco, pues
de lo contrario el serrucho puede cho-
car con ellas.
El serrucho de costilla se usa para se-
rrar, en general, piezas pequeñas, serrar
ensambles, etc. Es una cuestión de dis-
creción si se debe utilizar el serrucho
24
':
~ :., 
Fig. 9. Comienzo del corte para serrar a la fran-
cesa.
Fig. 10. Uso del serrucho con la madera sujeta en
el tornillo de banco.
~
I 150rnrn I
.~
I
Fig. 11. Cortador.
.I
para espigas o el serrucho para lazos. A
veces es conveniente sujetar la madera
en el tornillo, otras veces es mejor el
cortador, y en ocasiones es preferible
fijar la madera al banco con un gato.
Las medidas exactas de un cortador no
son importantes; las que se dan en la
Fig. 11 pueden tomarse como guía ge-
neral. Nótese sin embargo que el lis-
tón inferior, que se apoya contra el
borde del banco, está fijado con una
clavija en el extremo en que trabaja la
sierra. Esto se hace así porque la sie-
rra, ocasionalmente, con el uso conti-
nuado, marca una ranura a través de la
madera y un tornillo podría ser rozado
y mellar la sierra. Para fijar el otro ex-
tremo pueden emplearse clavo5"o torni-
llos.
En la Fig. 12 se muestra cómo se utiliza
el cortador, nótese que la parte inferior
de la palma de la mano izquierda pre-
siona sobre el borde de la madera que
debe ser serrada, teniéndola contra el
respaldo del cortador.
El borde inferior del cortador evita el
movimiento, debido al empuje de la sie-
rra , pero a menos que la madera se
mantenga contra el respaldo se está ex-
puesto a arrastrarla en el movimiento
de retroceso. El dedo pulgar de la mano
izquierda se utiliza para afianzar el se-
rrucho ' al comenzar el corte. Comience
con el serrucho levantado ligeramente,
de manera que se sierre primero el can-
to más alejado, después vaya bajándo-
lo gradualmente a medida que progrese
el corte. Para trabajos de gran preci-
sión, como cuando se sierran los espal-
dones de una espiga, se dan unos gol-
es de esta forma, después se comienza
en el canto más cercano y luego es
cuestión de nivelar cuidadosamente el
serrucho para unir los dos cortes.
Aprender a serrar a escuadra es de gran
importancia; una ayuda muy útil en este
Fig. 12. Uso del cortador para serrar. La mano
izquierda aprieta fuertemente la madera contra
el respaldo del gancho para que no sea arrastra-
da.
aspecto es rodear la línea del trazado
a escuadra en las cuatro caras de un
palo grueso. Corte aproximadamente 2
mm. de profundidad sobre una superfi-
cie, vuelva la madera hacia Ud. de tal
modo que este corte le quede de frente
y haga un segundo corte, también de
2 mm. de profundidad sobre la superfi-
cie que ahora está encima. Repita esto
hasta que haya serrado las 4 caras, des-
pués gradualmente profundice cada
corte sucesivamente. De esta manera
la sierra tiende a seguir en los cortes
hech.os anteriormente.
Cuando un extremo debe ser cortado
perfectamente a escuadra, como por
ejemplo para espigar o esquijear (se-
rrar espaldones), es de gran ayuda si
la línea del trazado a escuadra se mar-
ca con un formón. Cortando una entalla
contra la línea en la parte del desper-
25
e
•
. la maderantener qUieta h ha. 13 Sistemas de m~1 "a' (b) Entalla ecFI~. . se sierra. (a) aVIJ ,mientras
por el serruchO~. ____________
26
Entalla hecha
por el
serrucho
I ----~~r-__________
..,
f
dicio, se forma un canal , en el que pue-
de guiarse el serrucho. Esto se muestra
en la Fig. 4 de la pág. 125.
Cuando el corte se haga con la madera
sujeta en el tornillo, asegúrese de que
la pieza está nivelada ; de lo contrario
sería fácil que el serrucho se desviase
de la línea. Sobre este particular cuando
se haya de hacer un corte en un deter-
minado ángulo, es más fácil si la made-
ra se coloca de tal manera que el corte
sea vertical; de esta forma sólo es ne:-
cesario mantener vertical el serrucho.
Esta idea es a menudo útil cuando se
sierran lazos, la madera se fija con una
ligera inclinación, de manera que la sie-
rra se usa verticalmente.
No trate nunca de usar el serrucho sin
sujetar la madera en una de las formas
que se han indicado ; la madera que no
esté firmemente sujeta se moverá, ha-
ciando difícil el serrado y puede oca-
sionar el doblado de la hoja de serrucho.
En las Figs. 13 (a) y (bl. puede verse un
tope pivotante aconsejable, es oscilante
para sujetar la madera mientras se co-
mienza a serrar. Otra idea muy simple
es taladrar un agujero de 12,5 mm. de
diámetro, a través del tablero del ban-
co, cerca del extremo, e introducir una
clavija de madera cilíndrica en él,
como se muestra en (c) ; cuando no se
usa puede introducirse enrasándolo con
el tablero. En cualquier caso evita la
mala costumbre de sostener la madera
contra el tope de banco, cuando corte
a través ; la sierra irá marcando un sur-
co profundo y cuando se utilice el tope
para cepillar la madera, es probable que
se balancee en el surco (vea (f) , Rg. 13).
En general, para serrar, el cortador es
perfectamente satisfactorio, pero cuan-
do sea esencial que la madera se su-
jete ligeramente, puede usarse el en-
ganche rápido (d) o el tornillo de banco,
o un gato como en (e). El primero es
extremadamente manejable, pero nece-
sita un tablero de banco bastante grue-
so, para ser efectivo, ya que se basa
sobre la inclinación de un vástago en el
agujero del banco para obtener el aga-
rre; si el tablero es delgado, puede re-
gruesarse en la parte inferior local-
mente. Desde luego debe haber espacio
despejado por la parte inferior. Algunos
enganches rápidos tienen un tope de
metal para introducirlo en el tablero del
banco.
Serrado de curvas. Para curvas suaves
y anchas en, por ejemplo, madera de
22 mm., la herramienta generalmente
más útil es la sierra de rodear (ver pág.
25). Su hoja se mantiene en tensión
mediante una disposición de torniquete
y con sus mangos puede volverse el cor-
te en cualquier dirección. La ventaja
de esto último es que hace posible cor-
tar una forma que sea más o menos
paralela al canto. Puede comprobarse
que, cuando se coloca a escuadra, la
sierra solamente puede cortar a una
distancia del borde igual a la distan-
cia de la hoja al travesaño. Sin embar-
go girando los mangos la sierra puede
cortar a lo largo de la madera parale-
lamente al canto. Es muy importante
que la hoja no esté retorc1da.
El serrar recto, es importante, ya que
de lo contrario implicaría una gran
cantidad de trabajo innecesario para
el acabado, de hecho puede fácilmente
suceder que la madera se estropee por
cortar demasiado. Es una cuestión de
juicio y práctica. El mejor plan es que
Ud. vaya comprobando su trabajo a me-
dida que sierre, véa si tiene tendencia
a cortar hacia un lado o hacia otro, y
trate de corregirlo en futuros cortes.
. Puede precisar con muy poco error, si
la hoja está a escuadra con el trabajo.
En la Fig. 14 se muestra el uso de la
sierra de rodear.
Cuando el corte que se ha de serrar está
en el interior de la madera, es decir
27
Fig. 14. Forma de manejar la sierra con la madera
sujeta en el tornillo de banco.
que no llega en ning ún punto al canto,
es necesario hacer un agujero en la ma-
dera suficientemente grande para per-
mitir que la hoja de la sierra pase a tra-
vés de él. Desde luego se ha de taladrar
en la parte de la línea de la madera a
desechar. La hoja de la sierra está suje-
ta con un pasador que se puede sacar
fácilmente.
Corrientemente la madera se sujeta en
el tornillo de banco y es aconsejable
mantenerla tan baja como sea posible,
para evitar la vibración; esto puede ha-
cer necesario elevar la madera una o
dos veces, pero el serrado se realiza
mucho más fácilmente. Agarre la sierra
con ambas manos y trabaje con golpes
largos, haciendo girar la sierra gradual-
mente -de manera que siga la curva.
Otra sierra que tiene una utilidad pare-
cida, pero empleada para trabajos más
pequeños, es la sierra de marquetería
(pág. 10). En este caso la madera co-
rrientemente se mantiene en posición
horizontal y se fija de manera que so-
bresalga del tablero del banco. Hay que
28
Fig. 15. Uso de la sierra para agujeros de cerradu-
ra.
evitar que sobresalga demasiado porque
puede chas~arse . Aquí es esencial que
el serrado se haga verticalmente; para
comenzar puede sostener una pequeña
escuadra cerca de la hoja, como guía ,
pero pronto será capaz de hacer el tra-
bajo sin ella. La tensión de la hoja en
esta sierra se logra girando el mango.
Utilizando la sierra de esta forma , los
dientes apuntan hacia el mango. A ve-
ces sin embargo es más conveniente
sostener la madera verticalmente en el
tornillo y en este caso es mejor apuntar
los dientes en dirección opuesta al man-
go, de tal modo que el astillado del cor-
te quede en la parte trasera de la ma-
dera. En realidad la madera delgada se
corta con la sierra de marquetería y
utilizando una mesa especial , con un
extremo saliente con un corte en V.
A veces se tiene que hacer un corte in-
terno a una distancia del borde dema-
siado grande para que alcance la sierréj
de rodear. Entonces se tiene que utilizar
el serrucho de calar. Este, sin embargo,
no es una herramienta muy eficiente,
ya que hay que tener en cuenta su rigi-
dez relativamente pequeña para evitar
que se doble. La .norma a seguir es dar
a la hoja la mínima salida compatible
con golpes razonablemente largos. Afor-
tunadamente no se presentan muchos
cortes de este tipo en el trabajo de la
madera y el principal uso de esta sierra
es cortar los lados de los agujeros para
las llaves cuando se montan cerraduras.
Puede desde luego utilizarse la sierra
de rodear, si es necesario, pero esto im-
plica desmontar la hoja y hacerla pasar
a través del agujero para hacer unos
cortes relativamente muy pequeños. En
la Fig. 15 se muestra esta sierra cor-
tando una curva ancha ; nótese cómo
ambas agarran el mango.
En general no es aconsejable al princi-
piante que afile sus propias sierras, por-
que probablemente limará los dientes
desigualmente, y un afilador de sierras
profesional le cargará más para arreglar
el estropicio que el dinero que haya aho-
rrado. Si se decide a intentarlo comien-
ce por las sierras que tengan los dientes
más grandes.
Debe tenerse en cuenta que además
de limarlos, los dientes deben ser tris-
cados, es decir torcidos a uno y otro
lado alternativamente. Esto es un punto
esencial en una sierra, en cuanto que
ella debe hacer un corte ligeramente
más ancho que el espesor de la hoja ;
sin esto la sierra se atascaría en la ma-
dera. El afilador debe dar el triscado
justo que la experiencia haya mostrado
que es necesario. Un triscado excesivo
debe evitarse, ya que significa que se
está cortando madera innecesariamente
'1 de esta forma trabajando más dura-
mente sin ninguna ventaja.
Formones y escoplos
Además de las gubias para usos espe-
ciales, existen tres tipos de herramien-
tas de filo : el formón, el formón bise-
lado y el escoplo. El primero de estos
(Fig. 2, pág. 12) es la herramienta de
banco utilizada para uso general de cor-
te. Está construido de forma robusta ,
para resistir el trabajo que implica el
corte de entallas y otros tipos de en-
sambles y además puede usarse, si es
necesario, para trabajos más finos, tales
como ajustar dos piezas. Esto último sin
embargo se hace mejor con un formón
más ligero, especialmente diseñado
para esta tarea: el formón biselado que
se muestra en (b) (Fig. 2, pág. 12). El
mortajado que requiere fuertes golpes
de maza y un cierto apalancado, exige
el empleo del escoplo (c, Fig. 2 pág.
10) existen dos tipos: el escoplo pe-
sado de mortajar y el escoplo más li-
gero, que es suficientemente fuerte y
resistente para la mayoría· del trabajo,
sin ser tan voluminoso.
Fig. 16. Cortando una esquina de la madera con el
formón.
29
a
Fig. 17. Fases en el corte de una entalla.
Corte con formón. En la Fig. 18 se
muestra una operación típica de cortar
con formón una entalla. La mano iz-
quierda puede mantenerse como se
muestra, con los dedos sobre la parte
de encima y el dedo pulgar debajo. En
cualquier caso, no importa cual sea la
operación, ambas manos deben mante-
nerse detrás del corte. En un trabajo
de este tipo los lados de la entalla
se sierran primero y se dan 2 o 3 cortes
de sierra intermedios para dividir la fi-
bra. El formón se sitúa entonces for-
mando un ligero ángulo como en la Fig.
17, golpeando el mango con la palma
30
de la mano o con la maza. El material
es arrancado hacia arriba seg ún la dia-
gonal. Después de dar vuelta a la ma-
dera se trabaja por el otro lado, como
se muestra en (a). Se acaba como se
muestra en la Fig. 18, deslizándo el
formón con una acción de balanceo, si
es posible ; esto no solamente facilita el
corte sino el apreciar claramente las
partes sobresalientes que deben cortar-
se.
Mortajado. La Fig. 17 muestra el mor-
tajado de un montante de puerta y en
ella pueden observarse distintos pun-
tos. Primero, el trabajador se mantiene
frente al extremo de la madera , porque
así le es fácil ver si el escoplo se des-
vía a la derecha o a la izquierda (es
claramente importante el que la mortaja
esté a escuadra). En segundo lugar la
madera está sujeta sobre una parte só-
lida del banco, generalmente la pata.
También hay colocado un gato paralelo
en el ext remo, para evitar cualquier ten-
dencia de la madera a rajarse ; corrien-
temente se dejan unos 25 mm. de ma-
dera a los lados de la mortaja , para ha-
cer mínimo este riesgo, pero incluso
así es aconsejable el us.o del gato pa-
ralelo. Cuando varios montantes deben
mortarjarse, pueden fijarse juntos cos-
tado a costado. Para aligerar el trabajo,
la mayor parte de la madera a elimi-
nar puede quitarse taladrando una serie
de agujeros con una barrena algo más
delgada que el ancho de la mortaja.
El primer corte se hace aproximada-
mente en el centro de la mortaja y sólo
superficialmente. El próximo aproxima-
damente a 3 mm. del primero, es más
profundo, y así se sigue hasta apro-
ximadamente 1 mm. del extremo, donde
la mayor parte de la viruta pueda sa-
carse apalancándola. Para esto es útil
emplear un escoplo ligeramente más
estrecho. Trabajar desde el otro lado de
la misma manera apalancando hacia
afuera las astillas cuando proceda. La
Fig. 18. Acabando una entalla con el formón. Fig. 19. Escopleando una mortaja.
Fig. 20. Afilado del formón sobre la chaila.
31
Fig. 21 . Forma de usar el formón para cerradu-
ras en un espacio limitado.
profundidad, desde luego debe haberse
decidido anteriormente y es útil fijar
un trocito de papel en el escoplo como
guía de la profundidad. Cuando la
mortaja se haya abierto de esta manera,
se hacen los cortes finales sobre las lí-
neas de cada extremo, esto elimina las
marcas dejadas por el apalancado sobre
los mismos.
Escoplo para cerraduras de cajón. Esta
herramienta, que se muestra en (f) (Fig.
2, pág. 12) está prevista para su uso
en el espacio restringido de un cajón.
También es útil para cortar el hueco
en el cual encaja el pasador de la ce-
rradura en el hueco del cajón. La Fig.
21 muestra cómo puede ser golpeado
con el lado del martillo y en ella puede
comprobarse que sería imposible cor-
tar con un escoplo ordinario.
Afilado de formones. El procedimiento
es casi el mismo que para afilar hierros
de cepillo. Corrientemente el ángulo de
amolado es de aproximadamente 25
grados, mientras que el afilado sobre
la chaila o piedra de aceite es de alre-
32
dedor de 30 grados, excepto en el caso
de los escoplos y los formones de des-
bastar, que es mejor afilarlos aproxi-
madamente a 35 grados, con lo que se
obtiene un afilado más- -resistente. L:l
Fig. 20 muestra la operación de afilado.
La rebaba se vuelve sobre la piedra (lo
mismo que en las cuchillas de cepillo!.
y es fundamental que quede plana, pues
de lo contrario es imposible utilizarlo
correctamente para igualar una superfi-
cie. La rebaba es eliminada fácilmente
con el bruñidor.
Gubias. Estas herramientas no son usa-
das extensamente, pero a veces se ne-
cesitan para dar forma a un agujero o
rebaje. Las herramientas de ta llar serán
más ampliamente tratadas en el capítu-
lo sobre la talla. La gubia para cortes
cóncavos, tiene el bisel en la parte exte-
rior y sirve para el trabajo en general.
Para afilar se sostiene en ángulo recto,
con la dirección de la piedra con el bisel
plano. Eleve el mango un poco, de ma-
nera que solamente toque el filo y traba-
je hacia adelante y atrás con un movi-
miento de giro hasta que la rebaba se
vuelva hacia el interior. Para eliminar
ésta utilice la piedra de aceite de afinar
boceles, por la parte interior, mante-
niéndola plana. La curvatura de la piedra
debe ser ligeramente más cerrada que la
de la gubia.
Las gubias para cortes convexos tienen
el bisel por la parte interior y deben
ser afiladas con la piedra de afinar bo-
celes. Para eliminar la rebaba mantenga
plana la gubia sobre la piedra y hágala
girar.
Herramientas para
taladrar
El berbiquí. Se puede tener un berbi-
quí corriente o un berbiquí de carra-
ca. El último bien vale su coste extra,
en parte porque permite trabajar en un
rincón donde es imposible el giro com-
pleto del berbiquí, y en parte porque
es ventajoso mantener la mano en una
posición determinada, cuando se taladra
un agujero grande, porque proporciona
mayor fuerza. Para el trabajo corriente
un berbiquí de 200 mm. de diámetro
de giro es el más adecuado.
Es bastante fácil decir cuándo el berbi-
quí se inclina hacia la derecha o hacia
la izquierda, pero más difícil detectar
si se inclina acercándose o alejándose
de uno mismo. Debe aprovecharse este
hecho cuando la verticalidad de un agu-
jero es más importante en una dirección
que en otra. Por ejemplo cuando se tala-
dran agujeros para espigas en un lar-
guero es claramente fatal que los agu-
jeros se inclinan hacia los lados, y en
consecuencia es aconsejable situarse en
el extremo de la madera , como se
muestra en la Fig. 22.
Uso del berbiquí. Varios medios auxi-
liares pueden utilizarse como guía,
uno puede ser la escuadra colocada a lo
largo de la broca. En el caso de un agu-
jero que deba taladrarse en el extremo
de una pata, pueden fijarse provisional-
mente dos tiras rectas en dos caras,
apoyándose de ellas como guía, tal
como se ve en la Fig. 23. Otra posibi-
lidad es pedir a un ayudante que per-
manezca al lado para indicar si el ber-
biquí se mantiene vertical.
A veces es aconsejable sostener la ca-
beza del berbiquí con la mano izquier-
da mientras se taladra, y con ella se
-sostiene el berbiquí y se ejerce la pre-
sión. A veces es más conveniente suje-
tar la madera en el tornillo y la presión
se aumenta empujando con el cuerpo
contra la mano izquierda. Eso no es re-
comendable cuando la precisión de los
agujeros es importante, porque dificulta
comprobar que el berbiquí esté a es-
cuadra con la madera.
Fig. 22. Taladrado de agujeros en montantes como
preparación del mortajado.
Cuando se ha de taladrar un agujero
formando ángulo, debe hacerse una
guía , como la de la Fig. 24. Esta se
sujeta a la madera y la broca se pasa
a través de su agujero.
Brocas y barrenas. Para enclavijar se
utiliza siempre la barrena helicoidal.
Debido a que su vástago recto en espi-
ral no es fácil que se desvie si se co-
mienza adecuadamente, ya que corta de
forma limpia. Además su punta de gu-
sanillo penetra en la madera sin esfuer-
33
Fig. 23
CD---~
Fig. 23. Ayuda para el taladrado vertical. El berbi-
quí se mantiene alineado con dos varillas sujetas a
la pieza de madera.
Fig. 24. Forma de asegurar el taladro con un ángu-
lo correcto de modo que la barrena comience en la
posición correcta .
Fig. 25. Tope~ de profundidad sencillos.
Fig . 26 Broca Forstner.
zo indebido. Es sin embargo algo deli-
cada, porque tanto el gusanillo como
los labios cortantes se estropean fácil-
mente si tropiezan con un clavo. Para
enclavijar se puede utilizar una barrena
extracorta. A veces es ventajoso utilizar
una broca Morse, pero con ella se nece-
sita un utillaje, pues si no es imposible
sostenerla correctamente en el punto
justo.
Para taladrar a una profundidad deter-
minada se utiliza un tope. Los hay de
34
Fig. 25
a b
metal de tipo ajustable, pero tienen el
riesgo de hacer marcas en la superficie
y SOA especialmente peligrosos cuando
el agujero se hace en el canto, debido
a la posibilidad de que la superficie ro-
zante astille el canto de la madera. Los
dispositivos sencillos de la Fig. 25 son
eficaces, y no producen más señales
que un simple frote. El de (a) está espe-
cialmente hecho para un trabajo con-
creto, mientras que el (b) es ajustable
a cualquier posición, a lo largo de la es-
piral de la barrena.
Para agujeros ciegos o para agujeros
a través de madera delgada, se utiliza
la broca con punta de centraje. Para el
último de los usos indicados el agujero
se hace por la cara frontal, justo hasta
que la punta emerge por el otro lado y
entonces el agujero se termina por este
lado. La broca con punta de gusanillo,
tiene la ventaja de que se empuja por
sí misma hacia la madera y evita la
necesidad de apretar. La barrena exten-
sible (n) (Fig. 2, pág. 13) se utiliza para
agujeros de gran diámetro, ahorrándo
el tener que poseer una gran cantidad
de barrenas (:on puntas de centrar.
Los agujeros para tornillos se taladran
generalmente con la broca Morse, o
la barrena helicoidal (j) (Fig. 2, pág. 12),
dos o tres tamaños son suficientes para
el tamaño de tornillos que se usan en
general, estas brocas pueden utilizarse
con espiga cuadrada para adaptarlas al
berbiquí, aunque generalmente las
brocas lisas cilíndricas pueden ajus-
tarse suficientemente fuerte. Mucha
gente utiliza un pequeño taladro de
mano para los tamaños de brocas más
pequeñas.
Las barrenas de hélice simple con uñas
de corte, son herramientas de taladrar
rápidas y útiles para maderas duras y
correosas. No deben emplearse nunca
para maderas blandas, o cerca del can-
to, porque son propensas a astillar la
fibra.
Para trabajos atornillados, el avellana-
dor espiral (h) (Fig. 2, pág. 12) propor-
ciona un acabado limpio. A veces es
necesario agrandar el avellanado con
un ovalillo de latón, y para ello se uti-
liza el avellanador de roseta (j). Para
la rápida introducción del tornillo y
cuando tiene que hacerse una fuerza
considerable, es útil emplear una punta
de destornillador en . el berbiquí; es
esencial que se mantenga una fuerte
presión en el sentido del avance.
Como se ha indicado anteriormente, la
broca Morse se utiliza para los aguje-
ros del vástago de los tornillos. Para
los agujeros de la rosca una herramienta
adecuada, para los tornillos pequeños,
es la lezna. Si se emplea el tipo normal
redonda, el corte debe hacerse en ángu-
lo ''recto con la fibra. Un tipo más útil
es la lenza de jaulero o lezna cuadrada ;
corta bien y no es propensa a astillar
la fibra , incluso cuando se usa cerca
de un canto. Por otra parte tiene, más
que un extremo cuadrado, una punta.
Para agujeros de tornillo de pequeños
elementos, es útil un taladro automá-
tico alternativo de vástago espiral.
Cuando el agujero ha de ser pequeñí-
simo, puede utilizarse una aguja, a la
que se afila formando un filo cortante,
el ojo de la aguja se rompe y elimina.
Broca Forstner. Esta (Fig. 6) es una ba-
rrena de corte limpio que puede utilizar-
se para algunos trabajos imposibles de
realizar con cualquier otro tipo de ba-
rrena. Aunque tiene una pequeña punta
de centraje, es guiada por su borde cir-
cular. Es especialmente útil cuando hay
que hacer un agujero profundo, sin que
llegue a calar la madera. Esto es impo-
sible con una barrena con punta de cen-
traje, o una barrena salomónica, ya que
la punta de centraje puede atravesar
hasta la otra cara. Para taladrar con
esta broca en una posición exacta, hay
que tener cuidado S sto que la punta
de centrar tiene 1"1 saliente mínimo
"y está rodeada por el reborde. Para co-
menzar a taladrar, a veces es ventajoso
dar un par de vueltas hacia atrás, de
manera que el anillo corte antes de que
las cuchillas comiencen a arrancar la
madera a eliminar. Algunos tipos de
brocas son más satisfactorias en su uso
que otras.
Afilado de barrenas. Las barrenas con
punta de cent raje, tiene tres partes prin-
cipales que deben sobresalir en el si-
guiente orden: punta de centraje, uña
35
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Fig. 27. Detalles de la barrena con punta de
centraje.
Fig. 28. Afilado de los cortes de una barrena heli-
coida!.
36
y labio de corte, como se muestra en
la Fig. 27. Use una lima fina para afi-
larlas, apoyando la punta de la barrena
en un taco de madera para fijarla. Es
de notar que el filo de la uña forme un
ángulo (Fig. 27) de tal manera que corte
más que hender; éste se afila por la
parte interior y es importante que el
lado externo no tenga rebabas. El la-
bio de corte se afila por la parte supe-
rior. Los cantos de la punta de centraje
pueden necesitar un frote ligero ; ésta
es generalmente de sección triangular.
Las barrenas helicoidales se afilan de
forma similar, pero la punta de gusanillo
no debe tocarse. Si es posible se ha de
utilizar una lima con un borde de segu-
ridad. Las uñas se afilan sólo por la par-
te interior y los labios de corte por el
lado más lejano al gusanillo, como se
muestra en la Fig. 28. Si se forma una
rebaba en la parte exterior de las uñas
de la barrena, debe frotarse plana sobre
una piedra de aceite.
De vez en cuando los avellanadores exi-
gen un retoque con una pequeña lima
de cola de rata y una lima plana. Para
afilar las brocas Forstner, se eliminan
por amolado los dientes de una lima
triangular, convirtiéndola en un ras-
quete de tres cortes que se utiliza ac-
tuando sólo sobre la parte interior de
la barrena.
Tres
Cómo conservar
y utilizar
las herramientas
(continuación)
Fig. 1. Angulas de amolado y afilado.
Fig. 2. Afilado de un hierro de cepillo en la chai-
la.
Cepillado
La madera se cepilla por dos motivos :
para hacerla recta, plana y a escuadra
y para alisarla. Para la primera finali-
dad los cepillos deben ser tan largos
como sea posible en relación con la ma-
dera. Un cepillo corto puede introdu-
cirse demasiado en las partes bajas,
mientras que con un cepillo largo se
evita esto por su propia longitud. En el
trabajo de la madera el operario usa el
cepillo de desbastar o el de afinar para
planear un canto o afinar una junta.
Para el trabajo previo de cepillado para
quitar las marcas de la sierra u otras
rugosidades se usa la garlopa; ésta es
suficientemente larga para no bajar so-
bre las superficies y, ajustando el corte
suficientemente grueso, quitar rápida-
mente las rugosidades. De esta manera
el cepillo de afinar se reserva para el
trabajo más delicado y su filo dura más
y siempre puede ajustarse con mayor
finura.
37
Esta es la forma de proceder ideal; pero
si no se puede tener un juego de cepillos
completo, se puede utilizar la garlopa
lo mismo para afinar las juntas, que para
las operaciones de desbaste. Si este es
el caso puede encontrar que el sistema
mejor, cuando hay que preparar un cier-
to número de piezas similares, es ajus-
tar el cepillo ligeramente basto y elimi-
nar las irregularidades de todas las pie-
zas ; después se reajusta el cepillo
(afilado si es necesario) para un corte
más fino y se ajustan todas las piezas.
El labrado de la madera incluye el ajus-
tar las piezas al trazado y el corte de
las uniones, esto sin embargo no signifi-
ca que la superficie labrada haya queda-
do necesariamente lisa ; la fibra de la
madera es propensa a astillarse si no se
cepilla de la forma correcta y el cepillo
ajustado para labrar no se adapta bien a
esta operación. Consecuentemente se
debe de utilizar el cepillo de afinar que
es de un tamaño manejable para el tra-
bajo y que está especialmente ajustado
para evitar que las fibras se astillen.
Algo más sobre este punto veremos en
el apartado de ajustar un cepillo.
Afilado del cepillo. Cuando se compra
un cepillo, la cuchilla (o hierro, como
se llama generalmente) ha sido afilada
en una amoladora pero no es utilizable
hasta que se le haya dado un corte real-
mente fino en una chaila o piedra de
aceite. Si el amolado previo se hace
con un ángulo más cerrado que el usa-
do en la piedra de aceite, se ahorra tra-
bajo innecesario , ya que de esta manera
solamente el extremo del filo ha de ser
afinado. Esta idea se muestra en la
Fig. 1.
Para sacar la cuchilla en un cepillo de
madera, se sostiene éste vuelto hacia
abajo con la mano izquierda, introdu-
ciendo el dedo pulgar en el alojamiento
sosteniendo el cont rahierro ; se golpea
el taco por la parte trasera (o en el tope
38
de golpear si lo tiene!. y la cuña y la cu-
chilla se deslizan así, pero no caen
porque las sostiene el dedo pulgar. En
el caso de un cepillo metálico solamen-
te es necesario levantar la leva de la
palanca de hierro.
Se encontrará que el contrahierro está
sujeto a la cuchilla con un tornil lo. Fi-
jando los dos en el banco, y agarrando
el hierro por la parte no afilada, se aflo-
ja el tornillo hasta que pueda deslizarse
en la ranura del hierro y pasar por el
agujero. No es necesario quitar sola-
mente el tornillo, de hecho es mejor
no hacerlo, ya que de otra forma puede
perderse en el serrín o en las virutas.
Se echan unas cuantas gotas de aceite
sobre la piedra de afilar y se coloca el
hierro sobre ella de tal manera que el
bisel amolado descanse plano. Se le-
vanta la mano un poco de tal manera
que sólo el extremo del filo toque la
piedra y así se da el ángulo correcto ;
éste no es crítico pero si se logra el
de 30 grados es casi perfecto. El ángu-
lo de amolado es de 35 grados (vea
Fig. 1).
La Fig. 2 muestra la operación de afila-
do. El hierro se sujeta de forma que
quede atravesado con un pequeño án-
gulo y se frota hacia atrás y hacia delan-
te bien sea con movimientos rectos o
con un movimiento ovalado. Unos pre-
fieren uno y otros otro. Después de
unas cuantas pasadas pase el pu lgar
por la parte de detrás del filo ; si ha sido
afilado se detectará una rebaba o rugo-
sidad, ya que el afilado vuelve hacia
atrás el filo. Cuando esto suceda se da
la vuelta al hierro, se sostiene plano
sobre la piedra y se frota hacia atrás
y hacia delante, unas cuantas veces,
para eliminar la rebaba como se mues-
tra en la Fig. 3.
Hay que eliminar esta rebaba pues de
otra forma puede ser doblada hacia
atrás sobre el corte y embotar éste.
Se hace pasar el filo una o dos veces
a través de un bloque de madera dura,
como se muestra en la Fig. 4. Esto eli-
mina la rebaba pero deja el corte un
poco rugoso por lo que se acaba de
afinar dándole unos pocos frotes, como
en la Fig. 5, Y otra vez volviéndolo pIa-
no como en la Fig. 3. Por último se frota
alternativamente el bisel y la trasera
sobre una pieza de cuero preparada con
aceite y polvo de esmeril fino.
Cuando esté completo el afilado se
mira el filo a la luz, el borde agudo no
puede verse, mientras que un borde em-
botado refleja una fina línea de luz.
Del mismo modo cualquier melladura
se detecta como reflejos de luz. Cuando
uno se acostumbra a hacerlo puede de-
cir por la apariencia si el filo es agudo.
La rebaba es una indicación de que el
filo se ha vuelto, pero no permite apre-
ciar las mellas. En los cepillos el corte
debe estar ligeramente redondeado,
Fig. 5
Fig. 3. Volviendo la rebaba en la chaila.
Fig. 6
a b
Fig. 4 . Quitando la rebaba sobre un taco de ma-
dera.
Fig. 5. Form a del filo de la cuchilla (la curva está
exagerad a).
Fig. 6. Cómo el afilado estrecha el bisel.
39
como se muestra exageradamente en la
Fig. 5, con las esquinas eliminadas. En
la garlopa, como generalmente debe
presentar un corte más pesado la cur-
vatura debe aumentarse ligeramente.
Después de haber sido afilado varias
veces, el bisel del filo puede hacerse
ancho como se muestra en la Rg. 6 (b).
y ha llegado el momento de amolar la
cuchilla de tal manera que no deba eli-
minarse demasiado metal al reafilar.
Algunos trabajadores nunca vuelven a
amolar la hoja a menos que se haya me-
llado, porque es lo suficientemente Jina
y no hay que eliminar demasiado metal
para afilarla.
Ajuste. Para ajustar el cepillo coloque
el contrahierro y rosque el tornillo de
fijación hasta notar presión en los
dedos. La distancia del contrahierro al
filo depende del trabajo que se vaya a
hacer; en la garlopa, que corta virutas
gruesas, debe ser de aproximadamente
1,5 mm.; en el cepillo, que corta viru-
tas más finas, debe ser algo menor.
Para el cepillo de afinar cuando se ajus-
ta para trabajar maderas difíciles con
vetas retorcidas, la distancia del contra-
hierro al filo debe ser la menor posible.
Cuando se haya situado correctamente
el contrahierro apriete el tornillo de fi-
jación a fondo.
Todos los ajustes del cepillo metálico
se hacen mediante el tornillo de reglaje
y la palanca de ajuste lateral. Sin gol-
pearlo nunca con el martillo. Se mira
ala largo de la suela, como en la figu-
ra 7, con un papel blanco o un trozo de
madera clara detrás. La cuchilla debe
aparecer como una línea negra que
disminuye de grosor hacia los lados
hasta desparecer. El espesor de corte
se gradúa con el tornillo trasero y el
centrado con la palanca de ajuste late-
ral hasta que la cuchilla quede a igual
distancia de los dos lados.
40
En el caso de cepillos con el cuerpo de
madera coloque en la ranura la cuchilla
y el contrahierro sosteniéndolos con el
pulgar de la mano izquierda, ajustando
el espesor de corte, e inserte la cuña
apretándola golpeando ligeramente con
el martillo. Vuelva a mirar a lo largo de
la suela y si sobresale poco la cuchilla
golpéela hacia adentro, si uno de los
lados sobresale más, golpee el lateral
trasero de la cuchilla. Si la cuchilla so-
bresale excesivamente, golpee ligera-
mente el botón de martillar. Cuando'
todo esté ajustado apriete a ' fondo la
cuña; no es necesario martillearla con
gran fuerza, pues se podría deformar
el cepillo.
De vez en cuando las suelas de los cepi-
llos deben lubrificarse para facilitar el
trabajo. Esto es fundamental en los ce-
pillos de metal. Un buen sistema es dis-
poner una almohadilla de algodón lige-
ramente empapada con aceite de linaza
sobre una pieza de madera y de vez en
cuando pasar por ella el cepillo trans-
versalmente, o frotar la suela transver-
salmente con cera de velas.
Uso del contrahierro. Posiblemente en
este punto debemos considerar mejor
la finalidad del contrahierro. Este es úni-
camente necesario por la tendencia de
algunas maderas a astillarse a causa de
las ondulaciones de la veta, dejando
pequeñas oquedades y levantamiento
de las fibras conocidos como " repelo"
de apariencia desagradable. Si la veta
de la madera fuese siempre recta y pa-
ralela a la superficie, como en la figu-
ra 8 (a). no habría tendencia a astillarse.
Pero, sin embargo, un árbol nunca es
perfectamente recto y es inevitable que
la sierra que corta las tablas corte la
fibra de través en algunas partes y se
tiene entonces la veta con inclinaciones
u ondulaciones. En (b). por ejemplo la
veta forma ángulo con la superficie; si
se cepilla en la dirección indicada por la
flecha no se producirá repelo, pero si se
~.'
,
Fig . 7. Observación de la cuchi lla mirando a lo lar-
go de la suela .
cepilla en sentido opuesto, como en (c)
será inevitable el repelo. Empieza por
formarse una grieta, pero la viruta levan-
tada es llevada hacia arriba por la cu-
chilla, arrancada y rota y lo mismo se
repite una y otra vez hasta que se alcan-
za el final de la madera. El defecto,
como puede verse, es debido a que el
filo no corta continuamente porque la
grieta se forma delante de él. Sólo
cuando el filo de la cuchilla alcanza la
astilla la corta y por ello la viruta es
arrancada en mayor o menor grado. Si,
por el contrario, la viruta se rompe in-
mediatamente después de ser levanta-
da pierde su resistencia y la grieta no
se desarrolla. Esta es la finalidad del
contrahierro, romper la viruta lo más
pronto posible después de que es le-
vantada.
La idea se presenta en la figura 9. Cuan-
to más cerca está el contrahierro del
.1
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I
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Fig. 8. Forma en que la veta afecta a la dirección
del cepillado.
filo antes se rompe la viruta, y menos
tendencia se presenta al repelo de la
veta. Las cosas se facilitan , también,
siendo la boca del cepillo pequeña ; la
figura 10 muestra como esto limita el
levantamiento de la viruta, incluso
cuando no hay contra hierro, producien-
do su rotura antes que si la boca fuese
demasiado ancha. El hecho de que el
cepillo de afinar se use solamente para
cortar virutas finas también ayuda , en
cuanto las virutas finas tienen menos
resistencia que las gruesas y se rompen
antes o se doblan hacia afuera.
Puede comprobarse, sin embargo, que
el ajuste cerrado del contrahierro tiene
la desventaja de ofrecer más resistencia
al movimiento del cepillo. Es pues una
cuestión de compromiso, el contrahierro
se ajusta más atrás para virutas medias
o gruesas a costa de aumentar la ten-
dencia al repelo.
41
En el caso de la madera presentada en
la figura 8 (c), la solución más simple es
darle la vuelta y cepillar en el sentido
indicado en 8 (b), y siempre se ha de
proceder así mirando la direccion de la
veta antes de cepillar. A veces hay poca
diferencia, como en el ejemplo de (d),
en cuyo caso siempre habrá partes a
repelo, cualquiera que sea el sentido
en que se cepille. Otro caso difícil es
aquel en que la veta se presenta en
bandas continuas, como en algunas
clases de caoba, quedando unas lisas
y otras a repelo ; si se cepillan en senti-
do contrario sucede al revés.
Empleo del cepillo. Generalmente cuan-
do se cepilla la madera ésta descansa
sobre el banco y el tope de cepillar le-
vantado impide que se mueva. Sin em-
bargo hay que tener ciertas precaucio-
nes; el tablero del banco con frecuencia
no es plano y el peso del cepillo y la
presión ejercida para el cepillado pue-
den doblar la madera. Esto puede no ser
importante cuando se trata sólo de ali-
sar, pero no puede impedir la precisión
del trabajo de acabado a medida. En la
figura 11 , en (a) por ejemplo, debido a la
concavidad del banco, la madera se
dobla hacia abajo con la presión y con
toda probabilidad el cepillo dejar~ de
cortar cuando pase por el centro de la
madera. En (b) la superficie del banco
es una curva convexa y como conse-
cuencia el extremo más alejado de la
madera se levanta al comenzar a ce-
pillar y todo el conjunto es proyectadO
hacia adelante. Las dos ilustraciones
son exageradas pero muestran la idea.
Corrientemente el mejor sistema es em-
plear un tablero de cepillar perfectamen-
te plano y colocar la madera sobre él.
Este tablero es cualquier pieza de ma-
dera perfectamente planeada que sea
algo más larga que la pieza a cepillar.
Un par de tornillos introducidos parcial-
mente en el extremo más alejado sirven
de tope; cuando éstos no son deseables
42
Fig. 9
Fig. 10
Fig. 9 . Forma en que la cuchilla produce el repe-
lo.
Fig. 10. El contrahierro impide a la veta astillar-
se.
porque pueden marcar la madera, se
retiran y se substituyen por una pieza
transversal de madera atornillada sobre
el tablero 'como se muestra con la línea
de puntos en (c) figura 11. Incluso cuan-
do se emplea tablero de cepillar o la
superficie del banco es plana, es corrien-
temente una ayuda colocar una viruta
debajo de la parte central de la madera
especialmente si se trata de una pieza
delgada. A veces si una pieza grande
de madera puede moverse mientras se
cepilla, puede ayudar a fijarla enyesar
la superficie del banco o espolvorear
yeso.
a
b
Tornillos ligeramente sobresalientes
t#Í-~qj~
Fig. 11 . Cepillado de la madera sobre el banco.
a) El hueco en la superficie del banco dificulta el
cepillado.
b) El banco abombado hace que se levante el
extremo.
e) Tablero de ce illar.
La dificultad corriente con que se en-
cuentra el principiante es la tendencia
a redondear la superficie, especialmente
en los extremos. Para evitarlo siga el
sistema que se muestra en la figura 12.
Al comenzar la carrera presione bien en
la parte delantera del cepillo y al llegar
al extremo más lejano pase la presión a
la parte trasera. Después de un tiempo
se encontrará que el proceso será prác-
ticamente automático.
Comprobación del alabeo. Actualmente
mucha madera se compra cepillada a
"I
medida y no requiere mucho más que
un alisado para acabarla después de
cortarla a medida, ensamblarla, etc.
Sin embargo, cuando está en bruto la
madera debe ser verificada para com-
probar si su forma es correcta, y esto
significa que debe estar recta a lo largo,
plana a la ancho y libre de alabeo. Para
comprobar la rectitud se utiliza la regla ,
pero para comprobar el alabeo son ne-
cesarias las entreguardas. Una verifi-
cación rápida puede hacerse mirando a
través la superficie como en la figura
13 ; cualquier alabeo importante puede
apreciarse enseguida. Para realizar una
43
Fig . 12. Forma de presionar al cepillar una ta-
bla.
comprobación más precisa deben em-
plearse las entreguardas; si la madera
está correcta el borde superior de la en-
treguarda más cercana al observador
aparecerá paralela a la línea de apoyo
de la más lejana. La figura 14, muestra
la forma de usar las entreguardas.
Fig. 13. Comprobando si la tabla está alabeada.
44
Para corregir una superficie alabeada
trabaje con el cepillo diagonalmente
entre una y otra de las esquinas levan-
tadas, como se muestra en la figura 15.
El mismo cepillo puede emplearse como
regla; apoyándolo sobre la superficie
formando un cierto ángulo da una idea
rápida sobre la planitud de ésta.
Cepillado de cantos. Para cepillar un
canto el cepillo se sostiene en la forma
que se muestra en la figura 16. Observe
como los dedos de la mano izquierda se
sitúan bajo la suela y rozan el costado
de la madera. Esto actúa a modo de
guía de modo que el cepillo sobresalga
del canto por igual a lo largo de toda la
carrera. Tal cosa es importante porque
el trabajo correcto permite corregir el
escuadrado de un canto que no esté a
escuadra. La idea se muestra en la fi-
gura 17. La viruta es más gruesa en el
centro de la cuchilla que a los lados,
debido a la ligera curvatura del filo.
Cuando un canto esté fuera de escua-
dra, el cepillo se deja sobresalir más
por el lado más alto; la suela del cepillo
debe mantenerse plana. Nunca intente
corregir un canto balanceando el cepillo.
A veces un canto está a escuadra en un
extremo y fuera de escuadra en el otro,
o fuera de escuadra en ambos, pero en
Fig. 14. Comprobación del alabeo usando entre-
guardas.
Fig . 19' Cómo cepillar la madera alabeada.
Fig. 16. Cepillado de un canto.
sentido opuesto. Comience la pasada
con el cepillo hacia el lado más alto y
desplácelo gradualmente levantando los
dedos de la mano izquierda de forma
que la suela se pase hacia el otro lado
al acabar la pasada en el extremo final ,
como se muestra en la figura 18. La fi-
gura 19 muestra como se comprueba el
escuadrado del canto en varias posicio-
nes a lo largo de la pieza.
Para comprobar que un canto es recto
se usa la regla. Esto es innecesario
cuando se cepilla una junta , porque las
dos piezas se trabajan a la vez. Un buen
método de trabajo para cepillar un can-
to recto es usar el garlopín y cortar
virutas del centro de la pieza hasta que
el cepillo deje de cortar. Siga cortando
una viruta recta a todo lo largo. Por este
sistema un cepillo que tenga la suela
plana puede cepillar bastante recto un
canto considerablemente más largo
que él.
Los cantos de tablas de 12 mm. o más
de grueso pueden cepillarse en el tor-
nillo de esta manera. Sobre maderas
más delgadas el cepillo puede tender a
balancearse y es aconsejable utilizar el
soporte de cepillar o tirador
4 5
A :1
= -
li!
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~ %/ /
Fig. 17. Forma en que varía el espesor de la viruta
a través del ancho del cepillo.
Borde alto
Fig.
46
Soporte de cepillar o tirador. Este útil
se muestra en la figura 20 y se usa para
cepillar cantos rectos. La madera des-
cansa sobre la plataforma superior y el
cepillo se apoya de lado en la plata-
forma inferior. El costado del cepillo
debe, naturalmente, estar a E1~Fuadra
con la suela si ha de cepillarse el canto
a escuadra. Puesto que el cepillo hace el
canto recto en virtud de la precisión de
su propia suela, la madera se sostiene
de forma que sobresalga unos 3 mm.
de la plataforma superior. Se cortan
virutas de la parte central hasta que el
cepillo no corte después de lo cual se
cortan un par de virutas a todo lo largo.
En el caso de una junta a tope una de las
piezas se cepilla con la cara hacia arriba
y la otra al revés; de esta forma si el
cepillo está ligeramente fuera de escua-
dra los ángulos de los cantos se com-
pensan entre sí.
La forma de usar el soporte de cepillar
para igualar la testa de una pieza de
Fig. 18 Corrección de un canto fuera de escuadra
en uno o los dos extremos.
Fig. 19. Comprobación del escuadrado de un canto
con la escuadra en varias posiciones a lo largo de la
pieza.
Fig. 20 Cepillando un canto en el tirador o soporte Fig. 21 . Alisando una testa en el tirador.
de cepillar.
madera es algo diferente. En este caso
el cepillo se apoya en el canto de la pla- línea de gramil
taforma superior y la pieza se apoya
contra el tope con suficiente fuerza para
mantenerla en contacto con la suela
del cepillo, como en la figura 21.
Orden en el cepillado. En todas las ope-
raciones de cepillado debe seguirse un
orden determinado. Primero se cepilla
correctamente una cara y se cepilla un
canto a escuadra con ella. Estos se de-
nominan lado de cara y canto, a escua-
dra con ella. Se marcan como se mues-
tra en la figura 22 y todo el trazado pos-
terior se realiza partiendo de ellos. Por
ejemplo la escuadra de trazar se apoya
por el talón sobre uno de ellos o el gra-
mil se usa con el tope deslizándose con-
tra la cara o el canto cepillados. Hay
excepciones a esta regla pero se emplea
Fig. 22. Marcas de identificación de cara y can-
to.
Fig. 23. Orden de cepillado de los cantos de un
tablero.
47
a
Fig. 24. Tendencia de la veta a astillarse y form as
de evita rlo.
Fig. 25. Afinado con un cepillo de afinar metálico.
48
<
1
b
----~~- -<~----
11
d
en la mayoría de los casos. Cuando la
madera se ha obtenido cepillada a má-
quina puede comprarse ya a un espesor
uniforme ; en caso contrario debe ajus-
tarse al gramil al grosor deseado y mar-
car ambos cantos partiendo de la cara.
Cuando la madera es ancha, también
deben calibrarse los extremos. La an-
chura debe calibrarse en cualquier caso
como en la figura 22.
Cuando hay que cepillar los cantos de
un tablero ancho debe hacerse siguien-
do el orden señalado en la figura 23.
Esto permite cortar las esquinas con un
cierto ángulo para prevenir el astillado.
El cepillado final de (4) elimina las es-
quinas cortadas. Este sistema de cortar
las esquinas para prevenir el astillado
se ilustra en la figura 24, (a) muestra
como una esquina es susceptible de
astillarse, mientras en (b) se muestra la
esquina eliminada. Cuando la madera
no es suficiente ancha para cortar las
Fig. 26. Vista en sección de un cepillo de afinar
sobre un soporte de cepillar ingletes.
esquinas, puede colocarse un taco, con
un gato, en la parte trasera como en
(c). Otro sistema consiste en cepillar la
mitad desde cada extremo, como en (d).
Esto se aplica igualmente al caso de
trabajar sobre el tirador.
Afinado. Puede verse que la garlopa
se emplea para el cepillado previo de la
madera basta y el garlopín y su com-
pañero pequeño el cepillo de alisar para
labrar a medida las piezas. En esta fase
todo el trazado se ha realizado ya , se
han preparado las juntas y ensambles.
Sin embargo antes de que el trabajo
pueda montarse, algunas piezas deben
afinarse finalmente y para ello se utiliza
el cepillo de afinar. El mismo cepi llo se
emplea para afinar tableros de mesa y
piezas similares, puertas con bastidor,
etc. En la actualidad se emplea corrien-
temente el cepillo metálico ajustable.
Es una herramienta extremadamente
manejable para el trabajo general de
banco, la figura 25 muestra uno de los
antiguos modelos de cepillo de afinar
metálico usándose en el afinado de una
superficie.
Otro pequeño cepillo extremadamente
manejable para ajustar pequeñas piezas
es el que se muestra en sección en la
figura 26. Es especialmente manejable
para alisar los ingletes de pequeñas
molduras y piezas similares por lo pe-
queño de su boca. Los cepillos grandes
de banco tienen el bisel del hierro ha-
cia atrás de modo que, aunque la boca
sea pequeña por si misma, hay una
abertura detrás de ella y el extremo de
una pieza delgada pueda caer dentro
de ésta haciendo imposible un trabajo
cuidadoso. Este cepillo tiene el bisel de
la cuchilla hacia arriba lo cual reduce
necesariamente la abertura, como se
muestra en la figura 26.
Cepillos para usos
especiales
Cepillo para rebajes. El tipo general-
mente más útil es el metálico ajustable
con una guía móvil. Una vez ajustado
pueden realizarse con él cualquier nú-
mero de rebajes de las mismas dimen-
siones. Un tope de profundidad asegura
el que deje de cortar cuando se alcanza
la profundidad requerida.
Al lado derecho hay ajustada una uña
o cuchilla, pero sólo se utiliza para tra-
bajar a contrahilo ; su final idad es cortar
la veta al través para que no se astille.
En este caso es necesario pasar el ce-
pillo hacia atrás con una suave presión
un par de veces antes de usarlo de la
manera normal ; de lo contrario la veta
no se cortaría al través lo suficiente.
Como la uña corta algo más profunda-
mente, es necesario parar el rebaje
aproximadamente un milímetro justo
antes del final y acabar con la uña reti-
rada o vuelta a una posición neutra.
Algunos prefieren el guillame. Este no
tiene gu ía y para comenzar el cepillado
los dedos de la mano izquierda se man-
tienen bajo la suela para mantenerla
equidistante del borde. A veces es más
conveniente fijar una regla a la pieza,
para que actúe como guía. Como no
49
Fig. 27. Trabajando un rebaje con un cepillo metáli-
co de rebajes.
Fig. 28. Uso típico de un cepillo de espaldones de
ensambles. Es especialmente útil para trabajar de
testa.
50
tiene uña es esencial hacer un corte de
sierra cuando hay que trabajar a con-
trahilo, de lo contrario la veta se asti-
llará inevitablemente.
La figura 27 muestra la realización de
un rebaje con un cepillo metálico. Co-
menzar por el extremo más lejano qui-
tando una o dos virutas cortas; luego
en cada pasada sucesiva llevar el cepillo
un poco más atrás hasta arrancar la vi-
ruta de toda la longitud, de este modo
no es tan probable desviarse del borde.
En cualquier caso es importante man-
tener una presión fuerte hacia abajo. La
cuchilla debe sobresalir un punto por el
lado de la madera - no más que el gro-
sor de un papel fuerte- a menos que
esto no sea así es posible que el cepi-
llo se desvíe hacia afuera un poquito
en cada pasada, lo que se traducirá en
un rebaje que no estaría a escuadra.
Cepillo de espaldones de ensambles.
Aunque es una forma especial de cepillo
de rebajes, se utiliza más que para rea-
lizar rebajes para afinar. Es especial-
mente valioso para afinar la madera en
las testas. Ya que los espaldones o apo-
yos anchos de los ensambles han de ce-
pillarse con él, de aquí su nombre. El
hierro tiene el bisel hacia arriba y esto
significa un soporte cerrado práctica-
mente hasta el filo. Se ajusta siempre
para cortar muy fino ya que su finalidad
es únicamente la de afinar. Es impor-
tante que el hierro esté ajustado a es-
cuadra, porque aunque generalmente
puede golpearse ligeramente la parte
superior del hierro si no está correcto,
esto hace que el costado de la cuchilla
se incline desigualmente de forma que
el cepillo no se puede apoyar correc-
tamente en su costado. La figura 28
muestra una operación típica, la de
ajustar una junta de inglete con lazos
ocultos.
Cepillo de cuchilla al frente. También
es otra forma de cepillo para rebajes,
pero el filo del hierro se encuentra cerca
del frente del cepillo de forma que pue-
de trabajar muy próximo a un rincón.
Además de esto, también es una pe-
queña herramienta valiosísima para el
trabajo en general y con frecuencia es
más adecuado para usarlo en lugar del
cepillo de apoyos para ensambles. La
figura 29 muestra su uso. Existen tam-
bién en un tipo muy estrecho.
Cepillo de costado para rebajes. Este
no es necesario con frecuencia , pero
cuando se necesita es verdaderamente
necesario. Un ejemplo de su uso es en-
sanchar una ranura para encajar en ella
estantes chapeados. Obviamente estos
últimos no pueden cepillarse para adel-
gazarlos. El cepillo de costado para re-
bajes es la única herramienta que puede
emplearse para ensanchar la ranura.
Este se muestra en la figura 30.
Cepillo curvo. En la figura 31 se mues-
tra un tipo metálico con la suela flexible.
Puede utilizarse para curvas cóncavas
Fig, 29. Utilización de un cepillo de cuchilla al fren-
te.
Fig. 30. Cepillo de costado para rebajes.
Fi g. 30
51
Fig. 31. Cepillado de una superficie curva con el
cepillo curvo.
y convexas. Aunque está provisto de un
contrahierro debe ser utilizado lo más
posible a favor de la veta. Solamente
pueden cepillarse curvas circulares. Para
ajustarlo se sostiene el cepillo sobre la
pieza de madera serrada y se hace girar
el tornillo de ajuste hasta que la suela
toma la forma aproximada. Para las su-
perficies cóncavas la suela debe tener
una curvatura algo más cerrada y casi
plana para formas convexas.
Cepillo acanalador o guillame. Existen
muchas variedades de estos cepillos,
tanto metálicos como de madera. Hay
acanaladores metálicos de muchas for-
mas, desde el sencillo guillame pequeño
con tres tamaños de cuchilla de apro-
ximadamente 6 mm. de ancho hasta
el acanalador m últiple. Este último pue-
de labrar ranuras prácticamente de cual-
quier ancho, aunque para las muy an-
chas es corriente utilizarlos en dos veces,
52
reajustando la guía para ensanchar la
ranura : esto es especialmente necesa-
rio cuando se cepillan maderas duras.
El acanalador puede usarse también
para cepillar rebajes, aunque para este
trabajo es más apropiado el cepillo de
rebajes de la figu ra 27.
Para ajustar el acanalador se coloca la
cuchilla con el saliente adecuado, se fija
la guía a la distancia requerida del
canto de la pieza y se ajusta el tope de
profundidad de ranura deseada. La fi-
gura 32 muestra la utilización de un
acanalador Record 044C.
Cualquiera que sea el tipo de cepillo
utilizado se comienza dando uno o dos
cortes cortos en el extremo más alejado
de la pieza y se va retrocediendo el ini-
cio del corte un poco en cada pasada
hasta llegar a cortar toda la longitud de
Fig. 32. Uso del cepillo acanalador Record (044C).
la ranura. De esta forma el guillame
corre por la ranura que ya ha hecho y se
evita el que pueda desviarse del canto.
En cualquier caso se debe mantener
una presión firme hacia abajo.
Las herramientas anteriores sirven sólo
para labrar ranuras rectas. Cuando hay
que hacer una ranura en un canto curvo
es de valor inapreciable el cepillo Tech-
nikos de la figura 33. Tiene dos cuchillas
opuestas y cuando se necesita una ra-
nura de ancho excepcional pueden ajus-
tarse al ancho requerido. Está provisto
de una guía estrecha para seguir la
curva y un tope para ajustar la pro-
fundidad. Con él pueden labrarse ranu-
ras curvas en un plano horizontal o ver-
tical.
Cepillo de fondos o guimbarda. El tipo
metálico con cuchilla ajustable es el
más ampliamente utilizado en la actua-
Fig. 33. Trabajando una ranura sobre un canto cur-
vo con el guillame Technikos. Las dos manos se
emplean normalmente sobre la herramienta, pero
aquí se ha bajado la mano izquierda para mostrar el
detalle.
lidad, puede ser de boda abierta o ce-
rrada. La cuchilla es acodada y su filo
casi horizontal de modo que corta fácil-
mente. De otra parte es propenso a as-
tillar la madera con veta complicada y
además no puede emplearse en huecos
rebajados cuya longitud sea inferior al
doble de la de la parte acodada de la
cuchilla; esto se ve claramente en la
figura 32. El uso de esta herramienta
se muestra en la figura 35. El antiguo
cepillo de fondos de diente de vieja se
utiliza aún debido a que puede emplear-
se en espacios mucho más cerrados (ver
figura 34) y no es tan propenso a astillar
la madera ya que su acción es más un
tipo de rascado en vez de corte.
Cepillos para molduras. Actualmente
tienen un uso muy limitado ya que la
mayoría de las molduras son hechas a
máquina. Sin embargo se usa un pe-
queño cepillo redondeado para lat)rar
53
Fig. 34. Secciones de cepillos para fondos (guim-
bardas) : a) metálico y b) de madera.
concavidades ; carece de guía y el án-
gulo con que se sostiene es cuestión de
apreciación. Los dedos de la mano iz-
quierda puestos bajo la suela actúan
a modo de guía. Para hacer una canal
en un canto primero se hace un chaflán
con el cepillo plano.
Otros tipos de cepillos para molduras
especiales están provistos de una guía
que se mantiene apretada contra el can-
to de la madera. Algunos deben soste-
nerse formando un ángulo determinado;
lo cual puede determinarse por el ele-
mento de guía el cual debe quedar
vertical mientras se usa el cepillo.
54
Fig. 35. Uso del cepillo para fondos Stanley.
Cepillo dentado. Este cepillo, mostra-
do en (q), figura 1, p. 11 , se utiliza para
dar rugosidad a las superficies que de-
ben ser chapeadas y a algunas juntas
anchas que hayan de encolarse. Su cu-
chilla, que es prácticamente vertical,
tiene una serie de entallas en la cara lo
que produce un filo provisto de dientes
parecidos a los de una sierra. Además
de proporcionar una superficie adecua-
da para el encolado, elimina las faltas
de planitud dejadas por el cepillo co-
rriente. Su uso se muestra en la pági-
na 155.
Cuatro
Mantenimiento
y uso de
las herramientas
(Continuación)
Fig. 1. Empleo del corcho de lijar con papel de lija.
-~.__..~-----
Herramientas de uso
general
Martillo. El tipo más útil para el trabajo
en el taller y en ebanistería es el mo-
delo Warrington o Londres (ver p. 14),
tiene la pena trasera horizontal que se
utiliza para iniciar el clavado, para frotar
tiras incrustadas, etc. Un peso útil (in-
cluyendo el mango) es el de aproxima-
damente de 300 gramos. Para clavos
muy pequeños es valiosísimo el marti-
llo de modelista de aproximadamente
170 gramos. El martillo de orejas es
poco útil para la ebanistería; es más
usado por los carpinteros para quienes
resultan, útiles las orejas para arrancar
clavos; un buen tamaño de éste es el
de 750 gramos.
Tome el martillo por el extremo del
mango para aprovechar la ventaja del
efecto de palanca que produce. Mire
siempre al punto que golpea. Así, si se
utiliza un botador mire a su cabeza, no al
extremo con que se presiona sobre el
clavo.
Botadores y tenazas. Los botadores o
punzones para asentar clavos son nece-
sarios para introducir los clavos más
allá de la superficie de la madera. El
tipo generalmente más útil es el de
punta cóncava, que evita la posibilidad
de resbalar fuera de la cabeza del clavo,
aunque para tachuelas de entarimados
y otros clavos forjados se use más un
punzón cuadrado.
Las tenazas son necesarias y es prefe-
rible un par suficientemente grande.
Cuando se usan es conveniente colocar
bajo ellas un trozo de madera inservible
o una cuchilla para evitar dañar la su-
perficie.
Maza. Un tamaño adecuado para todo
uso es el de 180 mm. de cabeza cuyo
55
peso es del orden de 1 Kg. Aseg úrese
de que el mango és cónico y se ajusta
a la cabeza mediante una cuña para pre-
venir el que se suelte.
Destornilladores. Se necesitan por lo
menos dos, y preferentemente tres. El
mayor debe ser adecuado para tornillos
del 12 al 16 y tener una longitud de 250
a 300 mm. (e, pág. 14). Para tornillos del
8aproximadamente se necesita un des-
tornillador más pequeño; el grande no
encajaría en la ranura y sobresaldría
por los lados.
El más pequeño de los destornilladores
se necesita para fijar bisagras pequeñas,
etc., es decir para tornillos del 4 a 6.
Un tipo excelente es el de trinquete (f,
pág. 15), que puede usarse con una
sola mano mientras con la otra se sujeta
la puerta o cualquier otra cosa ; sólo se
necesita girarlo hacia adelante y atrás
alternativamente sin variarlo de posi-
ción. El agarradero para los dedos es
56
también una disposición útil permitien-
do dar una o dos primeras vueltas me-
diante el pulgar y los dedos mientras el
resto de la mano reposa simplemente
ejerciendo presión. Para los tornillos
más pequeños es utilísimo el destor-
nillador largo y delgado de electricista
(g, pág. 15).
Martillo de chapear. Suele construirse
en el taller. Se usa para desplazar la cola
de debajo de las chapas. Consiste en un
taco de madera con un mango en án-
gulo recto (ver s, pág. 15); en una ra-
nura, en el taco, se introduce ajustada
una tira de latón con el canto exterior
recto y redondeado en sentido trans-
versal. Las dimensiones exactas no son
importantes ; la tira de latón puede ser
de 150 a 180 mm. de largo.
Corcho de lijar. Se utiliza siempre para
lijar superficies planas, figura 1. Su uso
evita que se redondeen o maten las es-
quinas y cantos. Empléelo siempre si-
Fig . 2. Dirección en que se usa el papel de lija en
un panel en cuartos : es imposible seguir la direc-
ción de la veta.
Fig. 3 . Lijado en una junta .
a b
,
r
guiendo la dirección de la veta, en línea
recta. El frotar a través de la veta o en
forma circular produce rayas de mal
aspecto y da lugar a manchas formando
trozos desiguales. A veces es inevitable ;
en un panel chapeado en cuartos, por
ejemplo, es imposible seguir la veta y
el único sistema es evitar la lija gruesa
y trabajar a lo largo del panel según se
muestra en la figura 2.
Otro caso que requiere una solución de
compromiso es el caso de un armazón
de puerta. Primero se lija a través de la
junta, como en (a) figura 3, donde será
inevitable trabajar a través de la veta;
sin embargo si el lijado se hace después
paralelo a la junta (b) eliminará las rayas
hechas previamente.
Para lijar molduras es necesario prepa-
rar pequeños frotadores de madera con
la forma inversa de la sección de la mol-
dura, como se muestra en la figura 4 ; a
no ser que se haga así los cantos pue-
Fig. 4 . Tacos utilizados para lijar molduras.
den deformarse. En cualquier caso este
es el único sistema que permite ejercer
dicho grado de presión.
Portacuchillas. Existen de madera y
metálicos. Estos últimos son similares
a los cepillos tanto en el ajuste como en
el afilado de la cuchilla. Como las cuchi-
llas son cortas se montan en un soporte
con una ranura en él. Pueden así ma-
nejarse como una cuchilla de cepillo. La
figura 5 muestra el uso de esta herra-
mienta. Para afilar las cuchillas un sis-
tema consiste en sujetarlas en un torni-
llo de mano o de banco y trabajar al
bisel con un piedra de aceite de afilar
gubias; otro sistema es utilizar la piedra
de aceite o chaila como se muestra en la
figura 6. Por regla general, la herramien-
ta trabaja mejor si no se intenta eliminar
la rebaba del afilado.
La cuchilla se sostiene simplemente
por la fricción de las espigas, que están
inclinadas en una u otra forma para pro-
57
Fig. 5. Utilización del portacuchillas metálico.
porcionar el ajuste necesario. Después
de un uso prolongado las espigas se
aflojan y la cuchilla tiende a soltarse.
Se pueden colocar tornillos de cabeza
redonda con las puntas cónicas, como
se muestra en la figura 7. La figura 8
muestra el uso de la cuchilla con sopor-
te de madera.
Está claro que la cuchilla no puede al-
canzar rincones agudos como el indica-
do con (X) en la figura 9 y éstos deben
trabajarse con la lima, acuchillados des-
pués con la cuchilla de ebanista y li-
jados finalmente. De igual forma las
curvas cóncavas de pequeño radio tam-
poco pueden alcanzarse con el portacu-
chillas (Y), por lo que pueden necesi-
tarse una pequeña lima de media caña
o de cola de rata.
Urna y escofina. La lima se usa con un
movimiento compuesto, como se mues-
58
tra en la figura 10; mientras se empuja
hacia adelante se hace girar parcialmen-
te. De esta forma quita las marcas y se-
ñales de sierra. A su vez deja rayas de
lima que se eliminan por acuchillado.
Cuando hay que eliminar bastante ma-
dera es más rápido comenzar con la
escofina, cuya superficie de corte más
vasta elimina las desigualdades más
rápidamente. Se sigue con la lima que
debe tener una curvatura algo más ce-
rrada que la curva que se trabaja.
Raspadores. Estos tienen usos análo-
gos a los de la escofina y la lima y tienen
la ventaja de no ser propensos a embo-
tarse gracias a los agujeros abiertos
entre los filos de corte. Se fabrican de
varias formas : planos, curvos y circula-
res. Su valor principal se encuentra en
el trabajo de eliminar rápidamente la
madera sobrante y en el trabajo de ma-
teriales abrasivos como el tablero de
Fig. 6 . Afilado de una cuchilla para portacuchillas
de madera.
viruta aglomerada, etc. Su uso se mues-
tra en la figura 11 .
Cuchilla de ebanista. Independiente-
mente de lo cuidadosamente que se ce-
pille una superficie, el cepillo deja algu-
nas señales. Además algunas maderas
forman repelo cualquiera que sea la di-
rección del cepillado. La única forma de
eliminar estos defectos es emplear la
Fig. 7. Cu chilla floja sujeta con tornillos.
Fig. 8. Acabado de un canto cóncavo con el porta-
cuchillas de madera.
cuchilla de ebanista. Una dimensión
manejable es la de 150 mm., con un es-
pesor de 1,2 mm. Un espesor menor se
caliente enseguida y se hace penoso
manejarla. Una cuchilla más gruesa es
poco flexible y más cansada de usar.
La figura 12 muestra el manejo de la
cuchilla. Se empuja hacia adelante con
los pulgares, mientras los dedos de los
extremos la doblan ligeramente hacia
atrás. De esta manera el filo queda lige-
ramente curvado y la parte central es la
que toca la madera. Nótese que se incli-
na hacia adelante con un cierto ángulo,
la inclinación exacta depende de la
forma en que esté afilada. La inclina-
ción más efectiva se determina probán-
dola. La cuchilla debe levantar virutas
muy finas y no simple polvo.
La parte más difícil del acuchillado es
el comienzo en el canto más próximo; el
59
Fig. 9
Fig. 9. Dirección en que se usa el portacuchillas.
Fig. 10. Movimiento compuesto de una escofi-
na o una lima sobre una curva.
Fig. 11. Afinado de un canto de un material
abrasivo con un rascador.
60
Fig. 10
Fig. 12. Acuchillado de una superficie con la cuchi-
lla de ebanista.
Fig. 13. Forma de iniciar el acuchillado en el
canto de la madera.
Fig. 14. Limado del filo de la cuchilla.
Fig. 15. Acabado del filo sobre la chaila o piedra de
aceite.
61
Fig. 16. Frotado de los lados de la cuchilla sobre la
chaila.
Fig. 17. Aplanando los lados con la gubia o el
bruñidor.
mejor sistema es sostener la cuchilla
formando un ligero ángulo como en la
vista en planta de la figura 13. De esta
forma una parte de la cuchilla descansa
siempre sobre la madera y no hay nin-
guna dificultad en comenzar el corte.
Afilado de la cuchilla de ebanista. Para
afilar la cuchilla se sujeta en el tornillo
y se lima el canto recto y a escuadra
con una lima fina, eliminando cualquier
62
Fig. 18. Forma de volver el filo con la gubia o el
bruñidor.
Fig. 19. Cepillo de acuchillar.
curvatura que se .haya producido en el
canto, ver figura 14. Para eliminar las
marcas de la lima se sujeta la cuchilla
con un trapo y se frota sobre la piedra
de aceite o challa, cambiando la direc-
ción del movimiento para igualar el des-
gaste de la piedra. Algunos prefieren
trabajar sobre el canto de la piedra apo-
yando contra la caja soporte de ésta,
como en la figura 15. En los cantos se
forma una pequeña rebaba que se elimi-
na frotando ambos lados de la cuchilla
de plano sobre la chaila, como en la
figura 16.
El canto de la cuchilla queda así listo
para volver el filo. Sujete la cuchilla
plana sobre el banco, a unos 5 mm. del
borde y pase sobre el filo una o dos ve-
ces una herramienta de acero duro, tal
como una gubia , como en la figura 17.
Tenga cuidado de no engancharse los
dedos con la gubia. Existe un útil redon-
do especial para esta operación cono-
cido como bruñidor. Adelante la cuchilla
hasta que sobresalga unos 5 mm. del
borde. Humedezca el lado de la gubia en
la boca y, sosteniéndola formando un
ligero ángulo, pásela a lo largo del canto
de la cuchilla, primero en un sentido y
luego en el opuesto, presionando fuer-
temente, como en la figura 18. Esto
produce un resistente filo vuelto. Algu-
nos prefieren sostener la cuchilla verti-
calmente y mover la gubia hacia arriba.
Después de un cierto tiempo de uso el
filo se embotará. Puede restaurarse al-
gunas veces aplanándolo, como en la
figura 17 y volviéndolo de nuevo, como
en la figura 18. A veces, sin embargo,
esto no logra un filo satisfactorio y es
necesario utilizar nuevamente la lima
y la gubia.
En ciertos casos es útil el cepillo de acu-
chillar o portacuchillas, figura 19, espe-
cialmente para maderas con vetas duras
y blandas. Mientras que la cuchilla de
ebanista tiende a hundirse en las partes
blandas del veteado, el cepillo evita
esto. La cuchilla del cepillo se lima y
afina a 46° aproximadamente y el filo se
vuelve en forma de gancho como un
bruñidor. La cuchilla se sujeta vertical-
mente en el tornillo y el bruñidor se
mantiene plano sobre el bisel y en pa-
sadas sucesivas se va llevando hasta
una posición que forme un ángulo de
15° con la horizontal.
Para colocar la cuchilla, el cepillo se co-
loca en un tablero plano con los tornillos
de fijación totalmente flojos. La cuchilla
se deja caer en la ranura de alojamien-
to, en la que debe llegar hasta la madera
por su propio peso. Se aprieta entonces
los tornillos de fijación y se aprieta el
tornillo de ajuste de la parte posterior,
esto hace que la cuchilla se curve lige-
ramente y sobresalga bajo la suela.
Piedra de aceite y piedras de aceite de
afilar gubias. Actualmente las piedras
de aceite de productos artificiales tales
como la India, Carborundum y Unirun-
dum se usan con preferencia a las pie-
dras naturales, debido a la uniformidad
de su calidad y su efectividad de corte.
Se pueden obtener de tres granos :
grueso, medio y fino también en formas
combinadas. Para la chaila empleada
en ebanistería es recomendable el
grano fino; se usa un aceite ligero y se
limpian después de usar y debe prepa-
rarse una caja para alojarla y guardarla
en ella pues se rompe con facilidad.
Se necesitan una o dos piedras de acei-
te para afilar gubias y es recomendable
escoger las de sección en disminución
ya que con ellas se logran filos de dis-
tintas curvaturas.
63
Cinco
Mantenimiento
y uso de
las herramientas
(continuación)
Fi g . 1. Forma correcta de medir el grueso o el an-
cho de la madera.
Fig. 2 . Medición de una distancia exacta a lo largo
de un tablero.
Reglas, gram¡les,
compases, escuadras,
falsa escuadra,
entreguardas
Estos útiles son de la mayor importancia
ya que es imposible un trabajo de pre-
cisión a menos que la madera esté co-
rrectamente ajustada.
Regla graduada. Para el trabajo general
en el banco es conveniente la regla de
1 metro, aunque se tiende a sustituirla
por la cinta métrica flexible de acero
que tiene las ventajas de extenderse a
una longitud mayor a la vez que ocupa
muy poco espacio cuando se enrolla.
El tipo con medidas métricas e inglesas
tiene ciertas ventajas.
Coloque siempre la regla de forma que
el borde con la graduación esté en con-
tacto con la madera.
65
Así en la figura 1 la regla está sobre
el canto y no hay duda sobre la medida,
como sucedería si la regla estuviese
plana, en cuyo caso la medida puede
aparecer variable según se mire la ma-
dera desde la derecha o desde la iz-
quierda. Esta ilustración sirve también
para mostrar cómo se mide el espesor
o el ancho de una pieza ; fíjese en que
la medida no se toma desde el extremo
de la regla , sino desde una de las divi-
siones. Es mucho más fácil apreciar
cuando el canto de la madera está en
coincidencia con una división que
en coincidencia con el extremo de la
regla. Flexionando el pulgar de un modo
u otro puede hacerse deslizar la regla
las más diminutas distancias y la me-
dida exacta puede tomarse con facili-
dad. En cualquier caso el pulgar act úa
como una guía y mantiene fija la regla.
La misma idea se sigue en la figura 2 en
la que se está marcando una distancia
exacta. En vez de situar el extremo de
la regla en la marca, se utiliza la gradua-
ción del primer centímetro (10 mm.).
Luego al medir la distancia se añaden
10 mm. Si por ejemplo la distancia a
marcar es de 200 mm., la marca se hace
en coincidencia con la graduación de
210 mm. de la regla. Otro sistema es
colocar un taco de madera exacta-
Fig. 3. Otro sistema de tomar una medida exacta.
66
mente sobre la marca y poner el extre-
mo de la regla contra él; este mismo
sistema puede seguirse cuando se ha de
tomar la distancia desde el canto de
la madera, como en la figura 3. Todos
estos sistemas se emplean para trabajos
de gran precisión, pero son innecesa-
rios para mediciones aproximadas.
La regla se usa con frecuencia para tra-
zar una línea de lápiz paralela a un
canto, como en la figura 4. Aunque no
proporciona la gran precisión de una
línea de gramil, el sistema es suficien-
temente adecuado para, por ejemplo,
marcar un tablero para serrarlo. Algunas
veces el sistema de calibrar con los
dedos de la figura 5 puede usarse para
trazados bastos. Bastante más preciso
es utilizar un trozo de madera entallado
como en la figura 6 ; éste es especial-
mente útil para chaflanar, cuando las
marcas del gramil pueden ser difícil-
mente visibles.
Otro uso eventual de la regla es el
trazar la división en partes aproxima-
damente iguales de un tablero de un
ancho de medida rara. Suponiendo, por
ejemplo, que se debe dividir un tablero
de 142 mm. de ancho en cinco partes
iguales; se toma la cifra más próxima
por exceso que pueda dividirse fácil-
S 19,
tI 12 U,
t • .,. 2¡ 2? ~, .1 ~ lo JI
Fig. 4. Trazado de una línea de lápiz paralela a un
canto.
Fig. 6. Uso de una madera con un' rebaje como
guía para trazar una línea de lápiz paralela a un
canto.
....
Fig. 5. Sistema de calibrar con los dedos.
Fig . 7. División en partes iguales de un ancho
de dimensión rara .
67
Fig. 8. Forma de empuñar el gramil de rayar o
corte.
Fig. 9. Ajuste del gramil de corte. La cuchilla se
inclina a un ligero ángulo de modo que tienda a
dirigir el gramil hacia adentro.
68
mente por 5, ésta en 150. Coloque la
regla con el extremo en un canto de
la tabla y la marca de 150 en el otro
canto, formando la regla un ángulo
(Fig. 7) Y marque en las divisiones 30,
60,9 Y 120 mm.
Gramiles' Los tres tipos principales de
gramiles son: el de marcar, el de corte
y el de mortajar. Existe también el gramil
para paneles, que es similar al de mar-
car pero de mayor tamaño y tiene un
lápiz de la punta de acero de marcar ; se
usa para marcar tableros anchos.
La Fig. 8 muestra cómo se agarra el
gramil de marcar o de corte. El dedo
índice descansa por encima del gramil,
mientras que el arranque de este dedo y
el dedo pulgar lo empujan hacia adelan-
te. Los otros tres dedos presionan hacia
adentro contra el canto. Esto último es
de gran importancia ya que es funda-
,
, ',
Longitud a dividir
en nueve partes
Fig . 10. División de una longitud en un número
impar de partes utilizando el compás de puntas:
mental que el gramil no se separe hacia
afuera; lo cual puede suceder fácilmente
si la veta sigue esta dirección. Con el
gramil de marcar sólo se puede trazar a
favor de la veta o en las testas.
Para trazar a contrahilo es necesario el
gramil de corte, ya que el otro sólo as-
tillaría la madera. Este gramil tiene una
cuchilla en lugar de una punta de trazar.
Se usa del mismo modo pero es acon-
sejable ajustar la cuchilla formando un
ligero ángulo, como en la Fig. 9 de ma-
nera que tienda a correr hacia adentro
de la madera. Naturalmente la guía
impide esto; pero lo interesante es evi-
tar la tendencia del gramil a correr hacia
afuera.
1 El gramil corrientemente usado en España
es diferente. Es de doble vara, con uñas de corte
y se usa para realizar todas las operaciones
que se realizan con los descritos aquí. Su ma-
jeno es, sin embargo, muy similar (N. del T.).
Aumentar la abertura del !~ )I
compás en 1/ 9 de esta T I
longitud
Además de para trazar el gramil de corte
se .usa para cortes rectos de madera
delgada. Se da una mayor salida a la cu-
chilla y se hace un corte profundo por
ambas caras.
Por 'este sistema pueden cortarse pie-
zas de hasta 6 mm. de espesor de algu-
nos tipos de maderas blandas.
El gramil puede ajustarse con la regla o
con el objeto para el cual se necesita.
En el primer caso el extremo de la regla
se apoya en el tope de guía y se ajusta
el gramil hasta que la punta o cuchilla
de trazar coincide con la medida desea-
da. El ajuste final se realiza golpean-
do suavemente sobre el banco uno u
otro extremo de la vara del granil.
Cuando hay que trazar la colocación
de alg ún herraje, tales como bisagras,
cerraduras, etc., el gramil se ajusta so-
bre éstos, apoyándolos sobre la guía
69
Fig. 11 . Comprobación de un rebaje con la escua-
dra.
y ajustando la punta de trazar uniones
de lazos, el gramil se ajusta sobre el
grueso de las tablas de unir.
El gramil de mortajas tiene dos puntas de
marcar, una de las cuales es móvil sobre
la vara soporte de la otra. Primero se
ajusta la distancia entre las puntas so-
bre el formón y luego se ajusta el tope
guía a la distancia del canto requerida.
En el caso de un ensamble a caja y es-
piga que deba quedar liso, se trazan
ambas piezas apoyando en la cara.
Compases de puntas. Estos tienen
diversos usos, desde trazar una circun-
ferencia hasta dividir una distancia dada
en un número impar de partes iguales.
La Fig. 10 muestra cómo se hace esto
último. Se ha supuesto que la distancia
debe dividirse en 9 partes iguales. Colo-
que el compás con una abertura que
70
Fig. 12. Comprobación con la escuadra de la
perpendicularidad de una sierra circular o de
cualquier otra cosa .
Fig. 13. Uso de la escuadra desde la cara y el
canto bu·enos.
Filo de:"-"-'
Escuadra formón en el
deslizándose .--cc;rte
<!cia el for~
~m6n
~
Fig. 14. Trazado de los espaldones con el
formón y la escuadra.
•
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  • 1.
  • 2. Contenido Introducción 7 Capítulo uno El equipo de herramientas 9 Capítulo dos Cómo conservar y utilizar las herramientas 21 Capítulo tres Cómo conservar y utilizar las herramientas 37 Capítulo cuatro Mantenimiento y uso de las herramientas 55 Capítulo cinco Mantenimiento y uso de las herramientas 65 Capítulo seis Máquinas ligeras para trabajar madera 79 'Capítulo siete Construcción 99 Capítulo ocho Uniones 121 Capítulo nueve Herrajes, etc 139 Capítulo diez Chapeado 153 Capítulo once Talla de la madera 163 Capítulo doce Torneado 173 Capítulo trece Maderas y materiales 181 Capítulo catorce Acabado de la madera 185 Capítulo quince Adhesivos 193 Capítulo dieciséis Diseños 195 Indice 223
  • 3. Introducción El trabajo de la madera presenta mu- chas especialidades, cada una de las cuales requeriría un libro para ser desarrollada adecuadamente. Mucha gente sin embargo necesita un libro ge- neral que incluya información sobre todas las ramas del trabajo de la made- ra, con las cuales el artesano necesita enfrentarse. Para éstos se ha escrito este libro. No pretende tratar cada tema particular tan ampliamente como un li- bro que se especializase en tal rama, pero debe dar toda la información bási- ca y en este sentido debería ser el me- jor libro para el principiante en este trabajo. En la actualidad hay más gente que nunca trabajando la madera como un hobby y éste es uno de los signos más esperanzadores en esta era en que la tentación de aceptar las cosas hechas fácilmente es más irresistible. Lo mismo que es mucho más fácil escuchar la música de la radio o el tocadiscos, que producirla por sí mismo, es más senci- llo aceptar la producción de una máqui- na que, sin esfuerzo, produce cosas uni- formes con una velocidad y regularidad solamente igualada por su falta de indi- vidualidad y sentimiento por la materia que trabaja. Si bien hoy día disponemos de más ocio que en cualquier época pasada, existe una mayor tentación a no hacer nada útil con él. La radio, la televisión, el motorismo y el cine han ocupado su lugar en nuestros esquemas de vida, pero sólo muy pocas veces requieren algo más que nuestra atención y nues- tro tiempo libre y dejan muy poco lu- gar para actuar con personalidad. Por ello saludamos con alegría esta pre- sencia del trabajo manual, a través del cual se obtiene la constatación del valor de una construcción única y el aprecio del valor de un buen diseño, y en esto descansa la mayor esperanza para el futuro. 7
  • 4. · Uno El equipo de herramientas La selección de las herramientas depen- de fundamentalmente, en general, del tipo de trabajo que se va a hacer; pero hay una serie de herramientas funda- mentales que se necesitarán siempre. La elección individual puede variar li- geramente con la estatura y la edad del usuario, pero la lista que se da en las págs. 10 a 17 muestra un conjunto bien representativo y hemos marcado con un asterisco los elementos con los cuales debe comenzar el principiante. A medida que progresa se le hará pa- tente la necesidad de otras herramien- tas y puede adquirirlas a medida que sienta tal necesidad. No compre una "caja de herramientas completa ". Si Ud. lo hace está acep- tando cosas que cualquier otro ha crei- do que necesita, y toma el conjunto sin hacer ningún juicio personal sobre los elementos que adquiere. Demasiado frecuentemente pagará algunos ele- mentos que no utilizará nunca o que son in útiles para Ud. El mejor plan es ir a un vendedor de herramientas de confianza y decirle lo que Ud. desea, explicando que Ud. no espera herra- mientas " baratas" (en realidad a la lar- ga no son baratas). Una buena herra- mienta dura toda una vida, a veces "va ~ rias vidas" y aunque de entrada haya pagado más por ella, fácilmente le de- volverá su coste. Puede suceder fácil- mente que comprando una herramienta de baja calidad, se esté dificultando a sí mismo el comienzo de su aprendi- zaje. Un cepillo o una escuadra faltos de precisión, un formón o un destorni- llador blandos, o una piedra de afilar que se embote fácilmente, pueden pro- ducir en el futuro un sinfín de moles- tias innecesarias. A la larga es barato comprar herramientas de una buena marca. Los defectos de las herra- mientas de baja calidad tales como ilJilprecisi6n, metal de segunda clase o mal diseño las hacen pronto inservibles. 9
  • 5. b a'......._ ___.......J d e"::::::=::7' L_ _e oC 1'1 I , I 9 0fJ h. ~ -- k Fig. 1. Sierras y cepillos empleados en el trabajo de la madera en general. 10 b e f h ~ ~ -
  • 6. n p Fig. 1. Cepillos para usos espe- ciales. Equipo básico de herramientas Las herramientas señaladas con un as- terisco son las que sugerimos para co- menzar un principiante. Sierras (Fig. 1) *(C) Serrucho para cortar al través, de 610 ó 660 mm. Dentado 8 ó 9. (F) Serrucho para paneles, 500 mm. Dentado 10 ó 12. *(A) Serrucho de costilla, 350 ó 400 mm. Dentado 12 ó 14. Costilla de latón o hierro. (E) Serrucho para lazos, 200 mm. Dentado 18 ó 22. Costilla de la- tón o hierro. (Si desea limitar su equipo puede substituir el serrucho de costilla y el serrucho de lazos por un se- rrucho de costilla de 230 ó 250 mm. dentado 9 ó 10. Sin embar- go los dos serruchos son la mejor elección). (G) Sierra de rodear, 300 mm. (D) Sierra de marquetería, 150 mm. (B) Sierra para agujeros de cerradura, aproximadamente 280 mm. Cepillos (Fig. 1) *(H) Garlopa, de madera , 400 mm., hierro de 50 mm. *(J) Cepillo de afinar, ajustable metá- lico, 228 mm., hierro de 50 mm. (K) Cepillo de alisar, ajustable metá- lico, 457 mm. hierro de 60 mm. (O) Cepillo dentado, de madera, hie- rro de 50 mm. dentado medio. (L) Cepillo de afinar, hierro de 44 mm. (M) Cepillo curvo. (R) Cepillo para rebajes, guillame me- tálico ajustable. Hierro de 38 mm. ( P) Cepillo de cuchilla al frente , hierro de 25 mm. (N) Cepillo para espaldones de espi- gas, hierro de 25 a 31 mm. 11
  • 7. (1) Portacuchillas, 70 mm. de hoja. (S) Acanalador, metálico. Hay gran variedad de tipos disponibles. Los más pequeños, trabajan ranu- ras de 4, 6 y 8 mm. Los tamaños mayores hasta 12,7 mm. También combinados que ade- más pueden trabajar molduras. Obtenga el mejor que pueda, pero incluso los más pequeños traba- jan bien. (O) Guimbarda de metal ajustable. (T) Cepillos para molduras. Adquirir- los sólo cuando se necesiten. Formones. escoplos y gubias (Fig. 2) (A) Formones de: *25 mm., 13 mm., *6 mm. y 3 mm. (B) Formones biselados : 31 mm., *19 mm. (e) Escoplos : 6 mm., *8 mm., 10 mm. (F) Escoplo para rebajes de cerradu- ras. (D) Gubia cóncava (E) Gubia convexa Arquirir sólo cuando se necesiten Berbiquí. barrenas, etc. (Fig. 2) (G) Berbiquí de carraca, de 200 ó 250 mm. de manivela. (D) Barrenas helicoidales : *6 mm., *10 mm., 12,5 mm., 19 mm. *(J) Brocas: 3 mm. a 6 mm. (Usadas principalmente para agujeros de tornillos). Alternativamente pue- den usarse brocas de mecánico. (K) Barrenas Fostner. Obtenerlas cuando se necesiten. (H,I) Avellanadores, *helicoidal y de rosa. (M) Barrenas con punta de centrado, 12,5 mm., *19 mm., 25 mm. (L) Destornillador. (N) Barrena extensible. *( P) Lezna. la de jaulero, de secclon cuadrada, es preferible. Adquirir dos de distintos tamaños. 12 El utilaje para enclavijar hace po- sible emplear barrenas de distin- d b e 9 h Fig. 2 . Herramientas de cortar y taladrar. e J
  • 8. k o m n q Fig. 2. Herramientas de agujerear, trazar y comprobar. s v w 13
  • 9. tos tamaños, necesitando sólo un ajuste. Ver pág. 126. Herra mientas para trazado (Fig. 2) *(W) Escuadra de comprobación, 300 mm., es preferible la escuadra de mecánico con hoja deslizante. (O) Escuadra de comprobación, 600 mm. de madera, construcción ca- sera. Los que tengan una escua- dra de acero de calderero la pre- ferirán. (X) Escuadra de ingletes, 300 mm. (Y) Escuadra ajustable o falsa e~cua­ dra, 250 mm. (Z) Reglas, 450 mm. y 910 mm., de madera. Construcción casera. *(T) Metro plegable. *( R) Gramil de corte. (R) Gramil de trazar. (S) Gramil de mortajas. (U) Compás de puntas, 150 mm. Con ajuste fino por tornillo. (V) Entreguardas. Herra mientas generales (Fig. 3) *(A) Martillo de tipo Warrington o Lon- dres, de unos 250 gramos. Mar- tillo de modelista de unos 100 gramos. *(C) Maza, aproximadamente 300 mm. *( B) Tenazas, 200 mm. *( D) Punzones, punta cóncava. Uno para puntas pequeñas y otro mayor. (E) Destornilladores *200 mm., tipo ebanista. *( F,G) 120 mm., de trinquete y fino. Necesitará destornilladores para tornillos de tamaños entre el n.o 12 y el n.o2. (1, J) Uma para madera, me'dia caña de 180 mm. y cola de rata de 150 mm. (H) Escofina, media caña, 180 mm. (L) Portacuchillas, *de madera, para cuchilla de unos 60 mm. (M) Portacuchillas, metálico, de cara 14 a e d Fig. 3. Herramientas varias de banco, b e
  • 10. h ( f 9 n o e (j) - q Fig. 3. Herramientas varias. algunas de fabrica- ción casera. ( ) k ér;'!';"""~'!""i¡''''S,""';';'''~ s 15
  • 11. *(N) *(0) *(K) (P) *(R) curva, para cuchilla de 50 mm. Cuchilla de ebanista, 125 mm. De aproximadamente 1,2 mm. de gruesa. Cuchilla de ebanista curva. Chaila o piedra de aceite de grano fino o medio, o combinada fino- grueso, de India, Carborundum, Unirumdum, etc. 200 por 50 mm. Piedras de afilar gubias, con dos cantos de curvatura variable. Frotador de corcho ; aproximada- mente 110 mm. (S) Martillo de chapear; construcci ón casera. (Q) Rascador de ranuras ; construc- ción casera. (T) Herramienta de conformar. Las hay de varios tipos, planas, me- diacaña, redondas. Utillajes de cepillar y cortar (Fig. 4) (A) Soporte de cepillar o tirador, aproximadamente *600 mm. y 1,5 m. construcci ón casera. (B) *(C) (D) *(E) (F) Soporte de cepillar ingletes, apro- ximadamente 450 mm. Taco de cepillar ingletes, aproxi- madamente 450 mm. Caja de ingletar, para molduras de hasta 100 mm. Construcción casera. Cortador o tope de gancho, de 180 mm. aproximadamente. Construcción casera. Plantilla para ingletes. Construc- ción casera. Gatos (Fig. 4) (K) Sargentos metálicos, un par de 600 mm. aproximadamente y otro de 1,2 m. aproximadamente. *(J) Gatos paralelos, un par de 200 mm. aproximadamente. Más cuan- do se necesiten. (H) Gatos en C. Como alternativa a los gatos paralelos. (G) Tornillos de apriete de 80- 100 mm. Unos 6 como mínimo. (1) Prensa rápida de banco. "-"===============:::I41~.==================!!!!!!!!!!!!!!!~IIIIII'íf»l~__.______________·~~~~_·_____________________~~ K U Fig. 4 . Gatos. 16
  • 12. f Fig. 4 . Utillajes de cepillar y cortar. 17
  • 13. Fig. 5. Pequeña sierra circular de banco con mesa inclinable, guía de deshilar y guía de ingle- tes. (Foto, cortesía de Parry and Sons (Tools) Ltd.). La elección de las herramientas de las págs. 10 a 17 se ha hecho en el supues- to de que el lector es relativamente prin- cipiante, y como tal no es presumible que prevea por el momento, la instala- ción de ninguna máquina. Los que tie- nen alguna experiencia saben que mu- chos de los trabajos que dan dolor de espalda pueden ahorrarse teniendo una pequeña máquina, y por eso damos en el capítulo sexto algunos consejos so- bre la elección e instalación de máqui- nas adecuadas. Los que se propongan instalar una máquina, pueden modificar el equipo de herramientas manuales de acuerdo con las operaciones que vayan a realizar en ella. 18 Después de obtener sus herramientas, tan pronto como le sea posible, haga Ud. mismo un elemento para guardar- las. Puede ser una simple caja o arma- rio o ser construido en el banco. Recuer- de dejar sitio para la ampliación; indu- dablemente, después, comprará más herramientas y es bueno pensar en lo que Ud. prevé como su posible equipo. Trate de disponer las cosas de tal ma- nera que los filos 'de las herramientas no entren en contacto unos con otros; los formones y sierras en cremalleras, los cepillos en compartimentos y así sucesivamente. A la larga esto ahorrará mucho tiempo al evitar filos mellados, etc. Es posible obtener un papel antihu- medad que evita la oxidación; una hoja de él, que se renueva de vez en cuando, puesta en la caja de herramientas puede ahorrar muchas molestias en este punto.
  • 14. Sierras circulares. De las muchas má- quinas disponibles para el artesano ca- sero la sierra circular es la más útil ge- neralmente. Además de para cortar el hilo, a través y a inglete, puede utilizar- se para hacer entallas y rebajes y, en algunos casos moldurar. Particularida- des esenciales de la máquina son : el movimiento de subir y bajar la sierra o la mesa, la guía de cortar al hilo, la guía de cortar a inglete, la protección de la sierra y, preferiblemente, una mesa o sierra inclinabies. Una alternativa de la máquina anterior, es la máquina universal' con varios adi- mentas, tales como sierra circular, sie- rra de cinta, disco de lijar, banda lija- dora, mortajadora , cepilladora con accesorio para regruesar. Una de las ventajas de esta máquina es el pequeño espacio que ocupa, un beneficio eviden- te en los pequeños talleres. Además es menos costosa que comprar varias máquinas separadas. Sin embargo, quienes dispongan de espacio y no se asusten por el coste, encontrarán que las máquinas diseñadas para hacer un tipo de trabajo son más eficientes que una máquina que ha tenido que dise- ñarse para hacer varios trabajos. 19
  • 15. Dos Cómo conservar y utilizar las herramientas En este capítulo puede estudiar los puntos principales a tener en cuenta acerca del uso de las herramientas; pero, citando un antiguo dicho, " la ha- bilidad de hacer, se logra haciendo" Sierras Serruchos. Son usados para cortar las grandes piezas de madera ; por ejemplo, habiendo trazado en un tablero las pie- zas que se necesitan se cortan con el serrucho. Un serrucho de cortar a tra- vés es distinto de un serrucho de cortar al hilo, porque éste puede utilizarse para cortar tanto a través como a lo largo de las fibras. Puede serrarse con la made,ra apoyada sobre caballetes o cajas, o sobre el banco, o sujeta en el tornillo; es cuestión de ver lo más con- veniente. La Fig. 1 muestra el sistema de serrar sobre caballetes, o cajas. Comenzar a cortar con el serrucho formando un pe- queño ángulo, como en la Fig. 2, porque de esta manera puede verse si el serru- cho está alineado con el trazado. Esto es lo más importante ; porque si comien- za mal el corte continuará yendo mal y al intentar corregirlo probablemente se desviará hacia el otro lado. Para comen- zar el corte apoye la mano izquierda sobre el extremo de la madera y levan- te el dedo pulgar de forma que el serru- cho roce en él, como en la Fig. 3; este sostiene la hoja y posibilita comenzar el corte en la posición exacta. Una vez el corte haya empezado a profundizar un poco, la mano puede llevarse hacia atrás y utilizarse para ayudar a suje- tar la madera. Mueva el serrucho hacia arriba y abajo Fig. 1. (Izquierda). Deshilando una tabla con el serrucho. 21
  • 16. Fig. 2. Comienzo sosteniendo el serrucho con un ángulo bajo. Fig. 3. Comenzando el corte, el pulgar izquierdo afirma la hoja. Fig. 4. El corte se hace a un lado de la línea. 22 Fig. 5 Fig. 6 Fig. 5. Guía para mantener la hoja en ángulo recto. Fig. 6. Previniendo que la madera se cierre so- bre la hoja. Fig. 7. Sosteniendo la parte sobresaliente al ter- minar el corte.
  • 17. unas pocas veces, de manera que los dientes encuentren camino en la made- ra, y cuando haya hecho un comienzo suficiente, mantenga el serrucho de tal manera que forme un ángulo de apro- ximadamente 45° con la madera. En- tonces puede trabajar ya con golpes firmes y a todo lo largo. Nunca debe ser necesario apretar hacia abajo. Si corta mal o lentamente, es necesario afilarlo. Aplique una ligera presión en el golpe de corte para mantenerlo sobre el trabajo. Fíjese en la Fig. 1, cómo el dedo índice de la mano derecha apun- ta a lo largo de la hoja: esto es de gran ayuda para mantener el control del se- rrucho. El corte se hace siempre a un lado de la línea de trazado, de tal manera que pueda emplearse el cepillo para ajus- tar la madera a la dimensión deseada. Esta idea se muestra en la Fig. 4. Es de utilidad el que la línea no se borre con el serrucho : para esto, cuando sea po- sible, coloque la madera de forma que el serrucho corte a la derecha de la línea. A veces esto no es posible, pero es ven- tajoso tener la línea a la vista. Recuer- de que el serrucho debe estar siempre hacia el lado de la línea del trozo que se desecha. Es evidentemente necesario mantener el serrucho en ángulo recto con la su- perficie. Del desvío del corte, hacia adentro la pieza puede resultar dema- siado pequeña y si el corte cae hacia el otro lado implica una buena cantidad de trabajo innecesario en el cepillado; como guía coloque una escuadra de madera, como en la Fig. 5, no es nece- sario mantenerla así todo el tiempo, pero puede darle una indicación de si el serrucho está en ángulo recto. Trate de adquirir el sentido de la posición en ángulo recto y mire el borde después de serrado, para ver si se desvía hacia un lado u otro. Es una ventaja eliminar las dificultades lo antes posible, porque puede ahorrarle una gran cantidad de trabajo en otras operaciones. A veces sucede, cuando se tiene que hacer un corte largo, que la ranura tien- da a cerrarse de tal forma que la madera se agarra sobre 1<:1 sierra; una lezna in- troducida en la ranura como en la Fig. 6, mantiene el corte abierto y evita el aga- rre. Cuando corte de través una tabla, nun- ca ponga la madera de tal forma que el corte quede entre los caballetes; esto puede por sí solo causar que la madera se doble a medida que progresa el corte; en el mejor de los casos puede hacer que se atasque la sierra, y en el peor la madera puede chascarse. En lugar de ello ponga la madera de tal forma que la pieza que debe eliminarse por serrado sobresalga a un lado. El comien- zo del corte se hace como se ha descrito anteriormente, pero cuando se llegue al Fig. 8. Serrando " a la francesa" . 23
  • 18. final , la mano izquierda debe colocarse de forma que soporte la madera, como se muestra en la Fig. 7; de otra forma es posible que se astille, especialmente cuando la pieza sobresaliente es de un cierto tamaño. Otro método de serrar al hilo, es, serrar "a la francesa", Fig. 8; muchos lo con- sideran menos cansado. La madera se fija sobre el banco con la línea de corte sobresaliendo del borde. Para comenzar el corte se dan unos pequeños golpes con el serrucho apuntando hacia atrás, Fig. 9. Tan pronto como se ha hecho un pequeño corte, se toma la posición hacia arriba, agarrándose el serrucho con ambas manos y utilizando toda la longitud del golpe. En cierta manera es también más facil apreciar cuando el serrucho se sostiene en ángulo recto. Cuando deba hacerse un corte a lo largo del centro de la tabla y hay dificultad en fijarla en el banco, puede colocar el tablero sobre caballetes, haciendo sobresalir el corte, situándose a horca- jadas sobre la madera. Los cortes relativamente cortos o en trozos de madera pequeños, genera l- mente se hacen mejor sujetándo la ma- dera en el tornillo, como se ve en la Fig. 10. No haga sobresalir la tabla más de lo que sea necesario, pues de lo con- trario vibrará; la parte saliente depende del grosor, pero, por ejemplo. material de 22 mm. puede sobresalir aproxima- damente 200 mm. Cuando el serrucho se aproxime a la superficie del banco, la madera se levanta en el tornillo. Re- cuerde revisar que no haya herramien- tas sobre la superficie del banco, pues de lo contrario el serrucho puede cho- car con ellas. El serrucho de costilla se usa para se- rrar, en general, piezas pequeñas, serrar ensambles, etc. Es una cuestión de dis- creción si se debe utilizar el serrucho 24 ': ~ :., Fig. 9. Comienzo del corte para serrar a la fran- cesa. Fig. 10. Uso del serrucho con la madera sujeta en el tornillo de banco. ~ I 150rnrn I .~ I Fig. 11. Cortador.
  • 19. .I para espigas o el serrucho para lazos. A veces es conveniente sujetar la madera en el tornillo, otras veces es mejor el cortador, y en ocasiones es preferible fijar la madera al banco con un gato. Las medidas exactas de un cortador no son importantes; las que se dan en la Fig. 11 pueden tomarse como guía ge- neral. Nótese sin embargo que el lis- tón inferior, que se apoya contra el borde del banco, está fijado con una clavija en el extremo en que trabaja la sierra. Esto se hace así porque la sie- rra, ocasionalmente, con el uso conti- nuado, marca una ranura a través de la madera y un tornillo podría ser rozado y mellar la sierra. Para fijar el otro ex- tremo pueden emplearse clavo5"o torni- llos. En la Fig. 12 se muestra cómo se utiliza el cortador, nótese que la parte inferior de la palma de la mano izquierda pre- siona sobre el borde de la madera que debe ser serrada, teniéndola contra el respaldo del cortador. El borde inferior del cortador evita el movimiento, debido al empuje de la sie- rra , pero a menos que la madera se mantenga contra el respaldo se está ex- puesto a arrastrarla en el movimiento de retroceso. El dedo pulgar de la mano izquierda se utiliza para afianzar el se- rrucho ' al comenzar el corte. Comience con el serrucho levantado ligeramente, de manera que se sierre primero el can- to más alejado, después vaya bajándo- lo gradualmente a medida que progrese el corte. Para trabajos de gran preci- sión, como cuando se sierran los espal- dones de una espiga, se dan unos gol- es de esta forma, después se comienza en el canto más cercano y luego es cuestión de nivelar cuidadosamente el serrucho para unir los dos cortes. Aprender a serrar a escuadra es de gran importancia; una ayuda muy útil en este Fig. 12. Uso del cortador para serrar. La mano izquierda aprieta fuertemente la madera contra el respaldo del gancho para que no sea arrastra- da. aspecto es rodear la línea del trazado a escuadra en las cuatro caras de un palo grueso. Corte aproximadamente 2 mm. de profundidad sobre una superfi- cie, vuelva la madera hacia Ud. de tal modo que este corte le quede de frente y haga un segundo corte, también de 2 mm. de profundidad sobre la superfi- cie que ahora está encima. Repita esto hasta que haya serrado las 4 caras, des- pués gradualmente profundice cada corte sucesivamente. De esta manera la sierra tiende a seguir en los cortes hech.os anteriormente. Cuando un extremo debe ser cortado perfectamente a escuadra, como por ejemplo para espigar o esquijear (se- rrar espaldones), es de gran ayuda si la línea del trazado a escuadra se mar- ca con un formón. Cortando una entalla contra la línea en la parte del desper- 25
  • 20. e • . la maderantener qUieta h ha. 13 Sistemas de m~1 "a' (b) Entalla ecFI~. . se sierra. (a) aVIJ ,mientras por el serruchO~. ____________ 26 Entalla hecha por el serrucho I ----~~r-__________
  • 21. .., f dicio, se forma un canal , en el que pue- de guiarse el serrucho. Esto se muestra en la Fig. 4 de la pág. 125. Cuando el corte se haga con la madera sujeta en el tornillo, asegúrese de que la pieza está nivelada ; de lo contrario sería fácil que el serrucho se desviase de la línea. Sobre este particular cuando se haya de hacer un corte en un deter- minado ángulo, es más fácil si la made- ra se coloca de tal manera que el corte sea vertical; de esta forma sólo es ne:- cesario mantener vertical el serrucho. Esta idea es a menudo útil cuando se sierran lazos, la madera se fija con una ligera inclinación, de manera que la sie- rra se usa verticalmente. No trate nunca de usar el serrucho sin sujetar la madera en una de las formas que se han indicado ; la madera que no esté firmemente sujeta se moverá, ha- ciando difícil el serrado y puede oca- sionar el doblado de la hoja de serrucho. En las Figs. 13 (a) y (bl. puede verse un tope pivotante aconsejable, es oscilante para sujetar la madera mientras se co- mienza a serrar. Otra idea muy simple es taladrar un agujero de 12,5 mm. de diámetro, a través del tablero del ban- co, cerca del extremo, e introducir una clavija de madera cilíndrica en él, como se muestra en (c) ; cuando no se usa puede introducirse enrasándolo con el tablero. En cualquier caso evita la mala costumbre de sostener la madera contra el tope de banco, cuando corte a través ; la sierra irá marcando un sur- co profundo y cuando se utilice el tope para cepillar la madera, es probable que se balancee en el surco (vea (f) , Rg. 13). En general, para serrar, el cortador es perfectamente satisfactorio, pero cuan- do sea esencial que la madera se su- jete ligeramente, puede usarse el en- ganche rápido (d) o el tornillo de banco, o un gato como en (e). El primero es extremadamente manejable, pero nece- sita un tablero de banco bastante grue- so, para ser efectivo, ya que se basa sobre la inclinación de un vástago en el agujero del banco para obtener el aga- rre; si el tablero es delgado, puede re- gruesarse en la parte inferior local- mente. Desde luego debe haber espacio despejado por la parte inferior. Algunos enganches rápidos tienen un tope de metal para introducirlo en el tablero del banco. Serrado de curvas. Para curvas suaves y anchas en, por ejemplo, madera de 22 mm., la herramienta generalmente más útil es la sierra de rodear (ver pág. 25). Su hoja se mantiene en tensión mediante una disposición de torniquete y con sus mangos puede volverse el cor- te en cualquier dirección. La ventaja de esto último es que hace posible cor- tar una forma que sea más o menos paralela al canto. Puede comprobarse que, cuando se coloca a escuadra, la sierra solamente puede cortar a una distancia del borde igual a la distan- cia de la hoja al travesaño. Sin embar- go girando los mangos la sierra puede cortar a lo largo de la madera parale- lamente al canto. Es muy importante que la hoja no esté retorc1da. El serrar recto, es importante, ya que de lo contrario implicaría una gran cantidad de trabajo innecesario para el acabado, de hecho puede fácilmente suceder que la madera se estropee por cortar demasiado. Es una cuestión de juicio y práctica. El mejor plan es que Ud. vaya comprobando su trabajo a me- dida que sierre, véa si tiene tendencia a cortar hacia un lado o hacia otro, y trate de corregirlo en futuros cortes. . Puede precisar con muy poco error, si la hoja está a escuadra con el trabajo. En la Fig. 14 se muestra el uso de la sierra de rodear. Cuando el corte que se ha de serrar está en el interior de la madera, es decir 27
  • 22. Fig. 14. Forma de manejar la sierra con la madera sujeta en el tornillo de banco. que no llega en ning ún punto al canto, es necesario hacer un agujero en la ma- dera suficientemente grande para per- mitir que la hoja de la sierra pase a tra- vés de él. Desde luego se ha de taladrar en la parte de la línea de la madera a desechar. La hoja de la sierra está suje- ta con un pasador que se puede sacar fácilmente. Corrientemente la madera se sujeta en el tornillo de banco y es aconsejable mantenerla tan baja como sea posible, para evitar la vibración; esto puede ha- cer necesario elevar la madera una o dos veces, pero el serrado se realiza mucho más fácilmente. Agarre la sierra con ambas manos y trabaje con golpes largos, haciendo girar la sierra gradual- mente -de manera que siga la curva. Otra sierra que tiene una utilidad pare- cida, pero empleada para trabajos más pequeños, es la sierra de marquetería (pág. 10). En este caso la madera co- rrientemente se mantiene en posición horizontal y se fija de manera que so- bresalga del tablero del banco. Hay que 28 Fig. 15. Uso de la sierra para agujeros de cerradu- ra. evitar que sobresalga demasiado porque puede chas~arse . Aquí es esencial que el serrado se haga verticalmente; para comenzar puede sostener una pequeña escuadra cerca de la hoja, como guía , pero pronto será capaz de hacer el tra- bajo sin ella. La tensión de la hoja en esta sierra se logra girando el mango. Utilizando la sierra de esta forma , los dientes apuntan hacia el mango. A ve- ces sin embargo es más conveniente sostener la madera verticalmente en el tornillo y en este caso es mejor apuntar los dientes en dirección opuesta al man- go, de tal modo que el astillado del cor- te quede en la parte trasera de la ma- dera. En realidad la madera delgada se corta con la sierra de marquetería y utilizando una mesa especial , con un extremo saliente con un corte en V. A veces se tiene que hacer un corte in- terno a una distancia del borde dema- siado grande para que alcance la sierréj de rodear. Entonces se tiene que utilizar el serrucho de calar. Este, sin embargo, no es una herramienta muy eficiente,
  • 23. ya que hay que tener en cuenta su rigi- dez relativamente pequeña para evitar que se doble. La .norma a seguir es dar a la hoja la mínima salida compatible con golpes razonablemente largos. Afor- tunadamente no se presentan muchos cortes de este tipo en el trabajo de la madera y el principal uso de esta sierra es cortar los lados de los agujeros para las llaves cuando se montan cerraduras. Puede desde luego utilizarse la sierra de rodear, si es necesario, pero esto im- plica desmontar la hoja y hacerla pasar a través del agujero para hacer unos cortes relativamente muy pequeños. En la Fig. 15 se muestra esta sierra cor- tando una curva ancha ; nótese cómo ambas agarran el mango. En general no es aconsejable al princi- piante que afile sus propias sierras, por- que probablemente limará los dientes desigualmente, y un afilador de sierras profesional le cargará más para arreglar el estropicio que el dinero que haya aho- rrado. Si se decide a intentarlo comien- ce por las sierras que tengan los dientes más grandes. Debe tenerse en cuenta que además de limarlos, los dientes deben ser tris- cados, es decir torcidos a uno y otro lado alternativamente. Esto es un punto esencial en una sierra, en cuanto que ella debe hacer un corte ligeramente más ancho que el espesor de la hoja ; sin esto la sierra se atascaría en la ma- dera. El afilador debe dar el triscado justo que la experiencia haya mostrado que es necesario. Un triscado excesivo debe evitarse, ya que significa que se está cortando madera innecesariamente '1 de esta forma trabajando más dura- mente sin ninguna ventaja. Formones y escoplos Además de las gubias para usos espe- ciales, existen tres tipos de herramien- tas de filo : el formón, el formón bise- lado y el escoplo. El primero de estos (Fig. 2, pág. 12) es la herramienta de banco utilizada para uso general de cor- te. Está construido de forma robusta , para resistir el trabajo que implica el corte de entallas y otros tipos de en- sambles y además puede usarse, si es necesario, para trabajos más finos, tales como ajustar dos piezas. Esto último sin embargo se hace mejor con un formón más ligero, especialmente diseñado para esta tarea: el formón biselado que se muestra en (b) (Fig. 2, pág. 12). El mortajado que requiere fuertes golpes de maza y un cierto apalancado, exige el empleo del escoplo (c, Fig. 2 pág. 10) existen dos tipos: el escoplo pe- sado de mortajar y el escoplo más li- gero, que es suficientemente fuerte y resistente para la mayoría· del trabajo, sin ser tan voluminoso. Fig. 16. Cortando una esquina de la madera con el formón. 29
  • 24. a Fig. 17. Fases en el corte de una entalla. Corte con formón. En la Fig. 18 se muestra una operación típica de cortar con formón una entalla. La mano iz- quierda puede mantenerse como se muestra, con los dedos sobre la parte de encima y el dedo pulgar debajo. En cualquier caso, no importa cual sea la operación, ambas manos deben mante- nerse detrás del corte. En un trabajo de este tipo los lados de la entalla se sierran primero y se dan 2 o 3 cortes de sierra intermedios para dividir la fi- bra. El formón se sitúa entonces for- mando un ligero ángulo como en la Fig. 17, golpeando el mango con la palma 30 de la mano o con la maza. El material es arrancado hacia arriba seg ún la dia- gonal. Después de dar vuelta a la ma- dera se trabaja por el otro lado, como se muestra en (a). Se acaba como se muestra en la Fig. 18, deslizándo el formón con una acción de balanceo, si es posible ; esto no solamente facilita el corte sino el apreciar claramente las partes sobresalientes que deben cortar- se. Mortajado. La Fig. 17 muestra el mor- tajado de un montante de puerta y en ella pueden observarse distintos pun- tos. Primero, el trabajador se mantiene frente al extremo de la madera , porque así le es fácil ver si el escoplo se des- vía a la derecha o a la izquierda (es claramente importante el que la mortaja esté a escuadra). En segundo lugar la madera está sujeta sobre una parte só- lida del banco, generalmente la pata. También hay colocado un gato paralelo en el ext remo, para evitar cualquier ten- dencia de la madera a rajarse ; corrien- temente se dejan unos 25 mm. de ma- dera a los lados de la mortaja , para ha- cer mínimo este riesgo, pero incluso así es aconsejable el us.o del gato pa- ralelo. Cuando varios montantes deben mortarjarse, pueden fijarse juntos cos- tado a costado. Para aligerar el trabajo, la mayor parte de la madera a elimi- nar puede quitarse taladrando una serie de agujeros con una barrena algo más delgada que el ancho de la mortaja. El primer corte se hace aproximada- mente en el centro de la mortaja y sólo superficialmente. El próximo aproxima- damente a 3 mm. del primero, es más profundo, y así se sigue hasta apro- ximadamente 1 mm. del extremo, donde la mayor parte de la viruta pueda sa- carse apalancándola. Para esto es útil emplear un escoplo ligeramente más estrecho. Trabajar desde el otro lado de la misma manera apalancando hacia afuera las astillas cuando proceda. La
  • 25. Fig. 18. Acabando una entalla con el formón. Fig. 19. Escopleando una mortaja. Fig. 20. Afilado del formón sobre la chaila. 31
  • 26. Fig. 21 . Forma de usar el formón para cerradu- ras en un espacio limitado. profundidad, desde luego debe haberse decidido anteriormente y es útil fijar un trocito de papel en el escoplo como guía de la profundidad. Cuando la mortaja se haya abierto de esta manera, se hacen los cortes finales sobre las lí- neas de cada extremo, esto elimina las marcas dejadas por el apalancado sobre los mismos. Escoplo para cerraduras de cajón. Esta herramienta, que se muestra en (f) (Fig. 2, pág. 12) está prevista para su uso en el espacio restringido de un cajón. También es útil para cortar el hueco en el cual encaja el pasador de la ce- rradura en el hueco del cajón. La Fig. 21 muestra cómo puede ser golpeado con el lado del martillo y en ella puede comprobarse que sería imposible cor- tar con un escoplo ordinario. Afilado de formones. El procedimiento es casi el mismo que para afilar hierros de cepillo. Corrientemente el ángulo de amolado es de aproximadamente 25 grados, mientras que el afilado sobre la chaila o piedra de aceite es de alre- 32 dedor de 30 grados, excepto en el caso de los escoplos y los formones de des- bastar, que es mejor afilarlos aproxi- madamente a 35 grados, con lo que se obtiene un afilado más- -resistente. L:l Fig. 20 muestra la operación de afilado. La rebaba se vuelve sobre la piedra (lo mismo que en las cuchillas de cepillo!. y es fundamental que quede plana, pues de lo contrario es imposible utilizarlo correctamente para igualar una superfi- cie. La rebaba es eliminada fácilmente con el bruñidor. Gubias. Estas herramientas no son usa- das extensamente, pero a veces se ne- cesitan para dar forma a un agujero o rebaje. Las herramientas de ta llar serán más ampliamente tratadas en el capítu- lo sobre la talla. La gubia para cortes cóncavos, tiene el bisel en la parte exte- rior y sirve para el trabajo en general. Para afilar se sostiene en ángulo recto, con la dirección de la piedra con el bisel plano. Eleve el mango un poco, de ma- nera que solamente toque el filo y traba- je hacia adelante y atrás con un movi- miento de giro hasta que la rebaba se vuelva hacia el interior. Para eliminar ésta utilice la piedra de aceite de afinar boceles, por la parte interior, mante- niéndola plana. La curvatura de la piedra debe ser ligeramente más cerrada que la de la gubia. Las gubias para cortes convexos tienen el bisel por la parte interior y deben ser afiladas con la piedra de afinar bo- celes. Para eliminar la rebaba mantenga plana la gubia sobre la piedra y hágala girar. Herramientas para taladrar El berbiquí. Se puede tener un berbi- quí corriente o un berbiquí de carra- ca. El último bien vale su coste extra,
  • 27. en parte porque permite trabajar en un rincón donde es imposible el giro com- pleto del berbiquí, y en parte porque es ventajoso mantener la mano en una posición determinada, cuando se taladra un agujero grande, porque proporciona mayor fuerza. Para el trabajo corriente un berbiquí de 200 mm. de diámetro de giro es el más adecuado. Es bastante fácil decir cuándo el berbi- quí se inclina hacia la derecha o hacia la izquierda, pero más difícil detectar si se inclina acercándose o alejándose de uno mismo. Debe aprovecharse este hecho cuando la verticalidad de un agu- jero es más importante en una dirección que en otra. Por ejemplo cuando se tala- dran agujeros para espigas en un lar- guero es claramente fatal que los agu- jeros se inclinan hacia los lados, y en consecuencia es aconsejable situarse en el extremo de la madera , como se muestra en la Fig. 22. Uso del berbiquí. Varios medios auxi- liares pueden utilizarse como guía, uno puede ser la escuadra colocada a lo largo de la broca. En el caso de un agu- jero que deba taladrarse en el extremo de una pata, pueden fijarse provisional- mente dos tiras rectas en dos caras, apoyándose de ellas como guía, tal como se ve en la Fig. 23. Otra posibi- lidad es pedir a un ayudante que per- manezca al lado para indicar si el ber- biquí se mantiene vertical. A veces es aconsejable sostener la ca- beza del berbiquí con la mano izquier- da mientras se taladra, y con ella se -sostiene el berbiquí y se ejerce la pre- sión. A veces es más conveniente suje- tar la madera en el tornillo y la presión se aumenta empujando con el cuerpo contra la mano izquierda. Eso no es re- comendable cuando la precisión de los agujeros es importante, porque dificulta comprobar que el berbiquí esté a es- cuadra con la madera. Fig. 22. Taladrado de agujeros en montantes como preparación del mortajado. Cuando se ha de taladrar un agujero formando ángulo, debe hacerse una guía , como la de la Fig. 24. Esta se sujeta a la madera y la broca se pasa a través de su agujero. Brocas y barrenas. Para enclavijar se utiliza siempre la barrena helicoidal. Debido a que su vástago recto en espi- ral no es fácil que se desvie si se co- mienza adecuadamente, ya que corta de forma limpia. Además su punta de gu- sanillo penetra en la madera sin esfuer- 33
  • 28. Fig. 23 CD---~ Fig. 23. Ayuda para el taladrado vertical. El berbi- quí se mantiene alineado con dos varillas sujetas a la pieza de madera. Fig. 24. Forma de asegurar el taladro con un ángu- lo correcto de modo que la barrena comience en la posición correcta . Fig. 25. Tope~ de profundidad sencillos. Fig . 26 Broca Forstner. zo indebido. Es sin embargo algo deli- cada, porque tanto el gusanillo como los labios cortantes se estropean fácil- mente si tropiezan con un clavo. Para enclavijar se puede utilizar una barrena extracorta. A veces es ventajoso utilizar una broca Morse, pero con ella se nece- sita un utillaje, pues si no es imposible sostenerla correctamente en el punto justo. Para taladrar a una profundidad deter- minada se utiliza un tope. Los hay de 34 Fig. 25 a b metal de tipo ajustable, pero tienen el riesgo de hacer marcas en la superficie y SOA especialmente peligrosos cuando el agujero se hace en el canto, debido a la posibilidad de que la superficie ro- zante astille el canto de la madera. Los dispositivos sencillos de la Fig. 25 son eficaces, y no producen más señales que un simple frote. El de (a) está espe- cialmente hecho para un trabajo con- creto, mientras que el (b) es ajustable a cualquier posición, a lo largo de la es- piral de la barrena.
  • 29. Para agujeros ciegos o para agujeros a través de madera delgada, se utiliza la broca con punta de centraje. Para el último de los usos indicados el agujero se hace por la cara frontal, justo hasta que la punta emerge por el otro lado y entonces el agujero se termina por este lado. La broca con punta de gusanillo, tiene la ventaja de que se empuja por sí misma hacia la madera y evita la necesidad de apretar. La barrena exten- sible (n) (Fig. 2, pág. 13) se utiliza para agujeros de gran diámetro, ahorrándo el tener que poseer una gran cantidad de barrenas (:on puntas de centrar. Los agujeros para tornillos se taladran generalmente con la broca Morse, o la barrena helicoidal (j) (Fig. 2, pág. 12), dos o tres tamaños son suficientes para el tamaño de tornillos que se usan en general, estas brocas pueden utilizarse con espiga cuadrada para adaptarlas al berbiquí, aunque generalmente las brocas lisas cilíndricas pueden ajus- tarse suficientemente fuerte. Mucha gente utiliza un pequeño taladro de mano para los tamaños de brocas más pequeñas. Las barrenas de hélice simple con uñas de corte, son herramientas de taladrar rápidas y útiles para maderas duras y correosas. No deben emplearse nunca para maderas blandas, o cerca del can- to, porque son propensas a astillar la fibra. Para trabajos atornillados, el avellana- dor espiral (h) (Fig. 2, pág. 12) propor- ciona un acabado limpio. A veces es necesario agrandar el avellanado con un ovalillo de latón, y para ello se uti- liza el avellanador de roseta (j). Para la rápida introducción del tornillo y cuando tiene que hacerse una fuerza considerable, es útil emplear una punta de destornillador en . el berbiquí; es esencial que se mantenga una fuerte presión en el sentido del avance. Como se ha indicado anteriormente, la broca Morse se utiliza para los aguje- ros del vástago de los tornillos. Para los agujeros de la rosca una herramienta adecuada, para los tornillos pequeños, es la lezna. Si se emplea el tipo normal redonda, el corte debe hacerse en ángu- lo ''recto con la fibra. Un tipo más útil es la lenza de jaulero o lezna cuadrada ; corta bien y no es propensa a astillar la fibra , incluso cuando se usa cerca de un canto. Por otra parte tiene, más que un extremo cuadrado, una punta. Para agujeros de tornillo de pequeños elementos, es útil un taladro automá- tico alternativo de vástago espiral. Cuando el agujero ha de ser pequeñí- simo, puede utilizarse una aguja, a la que se afila formando un filo cortante, el ojo de la aguja se rompe y elimina. Broca Forstner. Esta (Fig. 6) es una ba- rrena de corte limpio que puede utilizar- se para algunos trabajos imposibles de realizar con cualquier otro tipo de ba- rrena. Aunque tiene una pequeña punta de centraje, es guiada por su borde cir- cular. Es especialmente útil cuando hay que hacer un agujero profundo, sin que llegue a calar la madera. Esto es impo- sible con una barrena con punta de cen- traje, o una barrena salomónica, ya que la punta de centraje puede atravesar hasta la otra cara. Para taladrar con esta broca en una posición exacta, hay que tener cuidado S sto que la punta de centrar tiene 1"1 saliente mínimo "y está rodeada por el reborde. Para co- menzar a taladrar, a veces es ventajoso dar un par de vueltas hacia atrás, de manera que el anillo corte antes de que las cuchillas comiencen a arrancar la madera a eliminar. Algunos tipos de brocas son más satisfactorias en su uso que otras. Afilado de barrenas. Las barrenas con punta de cent raje, tiene tres partes prin- cipales que deben sobresalir en el si- guiente orden: punta de centraje, uña 35
  • 30. I I I 1 1 / : t ",,,/ _ .... I _- 1 1____ _ _ _ _ -- - - - - - ~- - --.......--::...- ----- '::'~....---~-- --+::';-r"--- ----- 1 : / I Fig. 27. Detalles de la barrena con punta de centraje. Fig. 28. Afilado de los cortes de una barrena heli- coida!. 36 y labio de corte, como se muestra en la Fig. 27. Use una lima fina para afi- larlas, apoyando la punta de la barrena en un taco de madera para fijarla. Es de notar que el filo de la uña forme un ángulo (Fig. 27) de tal manera que corte más que hender; éste se afila por la parte interior y es importante que el lado externo no tenga rebabas. El la- bio de corte se afila por la parte supe- rior. Los cantos de la punta de centraje pueden necesitar un frote ligero ; ésta es generalmente de sección triangular. Las barrenas helicoidales se afilan de forma similar, pero la punta de gusanillo no debe tocarse. Si es posible se ha de utilizar una lima con un borde de segu- ridad. Las uñas se afilan sólo por la par- te interior y los labios de corte por el lado más lejano al gusanillo, como se muestra en la Fig. 28. Si se forma una rebaba en la parte exterior de las uñas de la barrena, debe frotarse plana sobre una piedra de aceite. De vez en cuando los avellanadores exi- gen un retoque con una pequeña lima de cola de rata y una lima plana. Para afilar las brocas Forstner, se eliminan por amolado los dientes de una lima triangular, convirtiéndola en un ras- quete de tres cortes que se utiliza ac- tuando sólo sobre la parte interior de la barrena.
  • 31. Tres Cómo conservar y utilizar las herramientas (continuación) Fig. 1. Angulas de amolado y afilado. Fig. 2. Afilado de un hierro de cepillo en la chai- la. Cepillado La madera se cepilla por dos motivos : para hacerla recta, plana y a escuadra y para alisarla. Para la primera finali- dad los cepillos deben ser tan largos como sea posible en relación con la ma- dera. Un cepillo corto puede introdu- cirse demasiado en las partes bajas, mientras que con un cepillo largo se evita esto por su propia longitud. En el trabajo de la madera el operario usa el cepillo de desbastar o el de afinar para planear un canto o afinar una junta. Para el trabajo previo de cepillado para quitar las marcas de la sierra u otras rugosidades se usa la garlopa; ésta es suficientemente larga para no bajar so- bre las superficies y, ajustando el corte suficientemente grueso, quitar rápida- mente las rugosidades. De esta manera el cepillo de afinar se reserva para el trabajo más delicado y su filo dura más y siempre puede ajustarse con mayor finura. 37
  • 32. Esta es la forma de proceder ideal; pero si no se puede tener un juego de cepillos completo, se puede utilizar la garlopa lo mismo para afinar las juntas, que para las operaciones de desbaste. Si este es el caso puede encontrar que el sistema mejor, cuando hay que preparar un cier- to número de piezas similares, es ajus- tar el cepillo ligeramente basto y elimi- nar las irregularidades de todas las pie- zas ; después se reajusta el cepillo (afilado si es necesario) para un corte más fino y se ajustan todas las piezas. El labrado de la madera incluye el ajus- tar las piezas al trazado y el corte de las uniones, esto sin embargo no signifi- ca que la superficie labrada haya queda- do necesariamente lisa ; la fibra de la madera es propensa a astillarse si no se cepilla de la forma correcta y el cepillo ajustado para labrar no se adapta bien a esta operación. Consecuentemente se debe de utilizar el cepillo de afinar que es de un tamaño manejable para el tra- bajo y que está especialmente ajustado para evitar que las fibras se astillen. Algo más sobre este punto veremos en el apartado de ajustar un cepillo. Afilado del cepillo. Cuando se compra un cepillo, la cuchilla (o hierro, como se llama generalmente) ha sido afilada en una amoladora pero no es utilizable hasta que se le haya dado un corte real- mente fino en una chaila o piedra de aceite. Si el amolado previo se hace con un ángulo más cerrado que el usa- do en la piedra de aceite, se ahorra tra- bajo innecesario , ya que de esta manera solamente el extremo del filo ha de ser afinado. Esta idea se muestra en la Fig. 1. Para sacar la cuchilla en un cepillo de madera, se sostiene éste vuelto hacia abajo con la mano izquierda, introdu- ciendo el dedo pulgar en el alojamiento sosteniendo el cont rahierro ; se golpea el taco por la parte trasera (o en el tope 38 de golpear si lo tiene!. y la cuña y la cu- chilla se deslizan así, pero no caen porque las sostiene el dedo pulgar. En el caso de un cepillo metálico solamen- te es necesario levantar la leva de la palanca de hierro. Se encontrará que el contrahierro está sujeto a la cuchilla con un tornil lo. Fi- jando los dos en el banco, y agarrando el hierro por la parte no afilada, se aflo- ja el tornillo hasta que pueda deslizarse en la ranura del hierro y pasar por el agujero. No es necesario quitar sola- mente el tornillo, de hecho es mejor no hacerlo, ya que de otra forma puede perderse en el serrín o en las virutas. Se echan unas cuantas gotas de aceite sobre la piedra de afilar y se coloca el hierro sobre ella de tal manera que el bisel amolado descanse plano. Se le- vanta la mano un poco de tal manera que sólo el extremo del filo toque la piedra y así se da el ángulo correcto ; éste no es crítico pero si se logra el de 30 grados es casi perfecto. El ángu- lo de amolado es de 35 grados (vea Fig. 1). La Fig. 2 muestra la operación de afila- do. El hierro se sujeta de forma que quede atravesado con un pequeño án- gulo y se frota hacia atrás y hacia delan- te bien sea con movimientos rectos o con un movimiento ovalado. Unos pre- fieren uno y otros otro. Después de unas cuantas pasadas pase el pu lgar por la parte de detrás del filo ; si ha sido afilado se detectará una rebaba o rugo- sidad, ya que el afilado vuelve hacia atrás el filo. Cuando esto suceda se da la vuelta al hierro, se sostiene plano sobre la piedra y se frota hacia atrás y hacia delante, unas cuantas veces, para eliminar la rebaba como se mues- tra en la Fig. 3. Hay que eliminar esta rebaba pues de otra forma puede ser doblada hacia atrás sobre el corte y embotar éste.
  • 33. Se hace pasar el filo una o dos veces a través de un bloque de madera dura, como se muestra en la Fig. 4. Esto eli- mina la rebaba pero deja el corte un poco rugoso por lo que se acaba de afinar dándole unos pocos frotes, como en la Fig. 5, Y otra vez volviéndolo pIa- no como en la Fig. 3. Por último se frota alternativamente el bisel y la trasera sobre una pieza de cuero preparada con aceite y polvo de esmeril fino. Cuando esté completo el afilado se mira el filo a la luz, el borde agudo no puede verse, mientras que un borde em- botado refleja una fina línea de luz. Del mismo modo cualquier melladura se detecta como reflejos de luz. Cuando uno se acostumbra a hacerlo puede de- cir por la apariencia si el filo es agudo. La rebaba es una indicación de que el filo se ha vuelto, pero no permite apre- ciar las mellas. En los cepillos el corte debe estar ligeramente redondeado, Fig. 5 Fig. 3. Volviendo la rebaba en la chaila. Fig. 6 a b Fig. 4 . Quitando la rebaba sobre un taco de ma- dera. Fig. 5. Form a del filo de la cuchilla (la curva está exagerad a). Fig. 6. Cómo el afilado estrecha el bisel. 39
  • 34. como se muestra exageradamente en la Fig. 5, con las esquinas eliminadas. En la garlopa, como generalmente debe presentar un corte más pesado la cur- vatura debe aumentarse ligeramente. Después de haber sido afilado varias veces, el bisel del filo puede hacerse ancho como se muestra en la Rg. 6 (b). y ha llegado el momento de amolar la cuchilla de tal manera que no deba eli- minarse demasiado metal al reafilar. Algunos trabajadores nunca vuelven a amolar la hoja a menos que se haya me- llado, porque es lo suficientemente Jina y no hay que eliminar demasiado metal para afilarla. Ajuste. Para ajustar el cepillo coloque el contrahierro y rosque el tornillo de fijación hasta notar presión en los dedos. La distancia del contrahierro al filo depende del trabajo que se vaya a hacer; en la garlopa, que corta virutas gruesas, debe ser de aproximadamente 1,5 mm.; en el cepillo, que corta viru- tas más finas, debe ser algo menor. Para el cepillo de afinar cuando se ajus- ta para trabajar maderas difíciles con vetas retorcidas, la distancia del contra- hierro al filo debe ser la menor posible. Cuando se haya situado correctamente el contrahierro apriete el tornillo de fi- jación a fondo. Todos los ajustes del cepillo metálico se hacen mediante el tornillo de reglaje y la palanca de ajuste lateral. Sin gol- pearlo nunca con el martillo. Se mira ala largo de la suela, como en la figu- ra 7, con un papel blanco o un trozo de madera clara detrás. La cuchilla debe aparecer como una línea negra que disminuye de grosor hacia los lados hasta desparecer. El espesor de corte se gradúa con el tornillo trasero y el centrado con la palanca de ajuste late- ral hasta que la cuchilla quede a igual distancia de los dos lados. 40 En el caso de cepillos con el cuerpo de madera coloque en la ranura la cuchilla y el contrahierro sosteniéndolos con el pulgar de la mano izquierda, ajustando el espesor de corte, e inserte la cuña apretándola golpeando ligeramente con el martillo. Vuelva a mirar a lo largo de la suela y si sobresale poco la cuchilla golpéela hacia adentro, si uno de los lados sobresale más, golpee el lateral trasero de la cuchilla. Si la cuchilla so- bresale excesivamente, golpee ligera- mente el botón de martillar. Cuando' todo esté ajustado apriete a ' fondo la cuña; no es necesario martillearla con gran fuerza, pues se podría deformar el cepillo. De vez en cuando las suelas de los cepi- llos deben lubrificarse para facilitar el trabajo. Esto es fundamental en los ce- pillos de metal. Un buen sistema es dis- poner una almohadilla de algodón lige- ramente empapada con aceite de linaza sobre una pieza de madera y de vez en cuando pasar por ella el cepillo trans- versalmente, o frotar la suela transver- salmente con cera de velas. Uso del contrahierro. Posiblemente en este punto debemos considerar mejor la finalidad del contrahierro. Este es úni- camente necesario por la tendencia de algunas maderas a astillarse a causa de las ondulaciones de la veta, dejando pequeñas oquedades y levantamiento de las fibras conocidos como " repelo" de apariencia desagradable. Si la veta de la madera fuese siempre recta y pa- ralela a la superficie, como en la figu- ra 8 (a). no habría tendencia a astillarse. Pero, sin embargo, un árbol nunca es perfectamente recto y es inevitable que la sierra que corta las tablas corte la fibra de través en algunas partes y se tiene entonces la veta con inclinaciones u ondulaciones. En (b). por ejemplo la veta forma ángulo con la superficie; si se cepilla en la dirección indicada por la flecha no se producirá repelo, pero si se ~.'
  • 35. , Fig . 7. Observación de la cuchi lla mirando a lo lar- go de la suela . cepilla en sentido opuesto, como en (c) será inevitable el repelo. Empieza por formarse una grieta, pero la viruta levan- tada es llevada hacia arriba por la cu- chilla, arrancada y rota y lo mismo se repite una y otra vez hasta que se alcan- za el final de la madera. El defecto, como puede verse, es debido a que el filo no corta continuamente porque la grieta se forma delante de él. Sólo cuando el filo de la cuchilla alcanza la astilla la corta y por ello la viruta es arrancada en mayor o menor grado. Si, por el contrario, la viruta se rompe in- mediatamente después de ser levanta- da pierde su resistencia y la grieta no se desarrolla. Esta es la finalidad del contrahierro, romper la viruta lo más pronto posible después de que es le- vantada. La idea se presenta en la figura 9. Cuan- to más cerca está el contrahierro del .1 -- I ~ ._ - I~~-~--b ~· --- - - . I -( ---- - ::::==--~ -- ====-~ ~----==--===~---== --~=e ------ - -< d~ ~~~ :_~] Fig. 8. Forma en que la veta afecta a la dirección del cepillado. filo antes se rompe la viruta, y menos tendencia se presenta al repelo de la veta. Las cosas se facilitan , también, siendo la boca del cepillo pequeña ; la figura 10 muestra como esto limita el levantamiento de la viruta, incluso cuando no hay contra hierro, producien- do su rotura antes que si la boca fuese demasiado ancha. El hecho de que el cepillo de afinar se use solamente para cortar virutas finas también ayuda , en cuanto las virutas finas tienen menos resistencia que las gruesas y se rompen antes o se doblan hacia afuera. Puede comprobarse, sin embargo, que el ajuste cerrado del contrahierro tiene la desventaja de ofrecer más resistencia al movimiento del cepillo. Es pues una cuestión de compromiso, el contrahierro se ajusta más atrás para virutas medias o gruesas a costa de aumentar la ten- dencia al repelo. 41
  • 36. En el caso de la madera presentada en la figura 8 (c), la solución más simple es darle la vuelta y cepillar en el sentido indicado en 8 (b), y siempre se ha de proceder así mirando la direccion de la veta antes de cepillar. A veces hay poca diferencia, como en el ejemplo de (d), en cuyo caso siempre habrá partes a repelo, cualquiera que sea el sentido en que se cepille. Otro caso difícil es aquel en que la veta se presenta en bandas continuas, como en algunas clases de caoba, quedando unas lisas y otras a repelo ; si se cepillan en senti- do contrario sucede al revés. Empleo del cepillo. Generalmente cuan- do se cepilla la madera ésta descansa sobre el banco y el tope de cepillar le- vantado impide que se mueva. Sin em- bargo hay que tener ciertas precaucio- nes; el tablero del banco con frecuencia no es plano y el peso del cepillo y la presión ejercida para el cepillado pue- den doblar la madera. Esto puede no ser importante cuando se trata sólo de ali- sar, pero no puede impedir la precisión del trabajo de acabado a medida. En la figura 11 , en (a) por ejemplo, debido a la concavidad del banco, la madera se dobla hacia abajo con la presión y con toda probabilidad el cepillo dejar~ de cortar cuando pase por el centro de la madera. En (b) la superficie del banco es una curva convexa y como conse- cuencia el extremo más alejado de la madera se levanta al comenzar a ce- pillar y todo el conjunto es proyectadO hacia adelante. Las dos ilustraciones son exageradas pero muestran la idea. Corrientemente el mejor sistema es em- plear un tablero de cepillar perfectamen- te plano y colocar la madera sobre él. Este tablero es cualquier pieza de ma- dera perfectamente planeada que sea algo más larga que la pieza a cepillar. Un par de tornillos introducidos parcial- mente en el extremo más alejado sirven de tope; cuando éstos no son deseables 42 Fig. 9 Fig. 10 Fig. 9 . Forma en que la cuchilla produce el repe- lo. Fig. 10. El contrahierro impide a la veta astillar- se. porque pueden marcar la madera, se retiran y se substituyen por una pieza transversal de madera atornillada sobre el tablero 'como se muestra con la línea de puntos en (c) figura 11. Incluso cuan- do se emplea tablero de cepillar o la superficie del banco es plana, es corrien- temente una ayuda colocar una viruta debajo de la parte central de la madera especialmente si se trata de una pieza delgada. A veces si una pieza grande de madera puede moverse mientras se cepilla, puede ayudar a fijarla enyesar la superficie del banco o espolvorear yeso.
  • 37. a b Tornillos ligeramente sobresalientes t#Í-~qj~ Fig. 11 . Cepillado de la madera sobre el banco. a) El hueco en la superficie del banco dificulta el cepillado. b) El banco abombado hace que se levante el extremo. e) Tablero de ce illar. La dificultad corriente con que se en- cuentra el principiante es la tendencia a redondear la superficie, especialmente en los extremos. Para evitarlo siga el sistema que se muestra en la figura 12. Al comenzar la carrera presione bien en la parte delantera del cepillo y al llegar al extremo más lejano pase la presión a la parte trasera. Después de un tiempo se encontrará que el proceso será prác- ticamente automático. Comprobación del alabeo. Actualmente mucha madera se compra cepillada a "I medida y no requiere mucho más que un alisado para acabarla después de cortarla a medida, ensamblarla, etc. Sin embargo, cuando está en bruto la madera debe ser verificada para com- probar si su forma es correcta, y esto significa que debe estar recta a lo largo, plana a la ancho y libre de alabeo. Para comprobar la rectitud se utiliza la regla , pero para comprobar el alabeo son ne- cesarias las entreguardas. Una verifi- cación rápida puede hacerse mirando a través la superficie como en la figura 13 ; cualquier alabeo importante puede apreciarse enseguida. Para realizar una 43
  • 38. Fig . 12. Forma de presionar al cepillar una ta- bla. comprobación más precisa deben em- plearse las entreguardas; si la madera está correcta el borde superior de la en- treguarda más cercana al observador aparecerá paralela a la línea de apoyo de la más lejana. La figura 14, muestra la forma de usar las entreguardas. Fig. 13. Comprobando si la tabla está alabeada. 44 Para corregir una superficie alabeada trabaje con el cepillo diagonalmente entre una y otra de las esquinas levan- tadas, como se muestra en la figura 15. El mismo cepillo puede emplearse como regla; apoyándolo sobre la superficie formando un cierto ángulo da una idea rápida sobre la planitud de ésta. Cepillado de cantos. Para cepillar un canto el cepillo se sostiene en la forma que se muestra en la figura 16. Observe como los dedos de la mano izquierda se sitúan bajo la suela y rozan el costado de la madera. Esto actúa a modo de guía de modo que el cepillo sobresalga del canto por igual a lo largo de toda la carrera. Tal cosa es importante porque el trabajo correcto permite corregir el escuadrado de un canto que no esté a escuadra. La idea se muestra en la fi- gura 17. La viruta es más gruesa en el centro de la cuchilla que a los lados, debido a la ligera curvatura del filo. Cuando un canto esté fuera de escua- dra, el cepillo se deja sobresalir más por el lado más alto; la suela del cepillo debe mantenerse plana. Nunca intente corregir un canto balanceando el cepillo. A veces un canto está a escuadra en un extremo y fuera de escuadra en el otro, o fuera de escuadra en ambos, pero en
  • 39. Fig. 14. Comprobación del alabeo usando entre- guardas. Fig . 19' Cómo cepillar la madera alabeada. Fig. 16. Cepillado de un canto. sentido opuesto. Comience la pasada con el cepillo hacia el lado más alto y desplácelo gradualmente levantando los dedos de la mano izquierda de forma que la suela se pase hacia el otro lado al acabar la pasada en el extremo final , como se muestra en la figura 18. La fi- gura 19 muestra como se comprueba el escuadrado del canto en varias posicio- nes a lo largo de la pieza. Para comprobar que un canto es recto se usa la regla. Esto es innecesario cuando se cepilla una junta , porque las dos piezas se trabajan a la vez. Un buen método de trabajo para cepillar un can- to recto es usar el garlopín y cortar virutas del centro de la pieza hasta que el cepillo deje de cortar. Siga cortando una viruta recta a todo lo largo. Por este sistema un cepillo que tenga la suela plana puede cepillar bastante recto un canto considerablemente más largo que él. Los cantos de tablas de 12 mm. o más de grueso pueden cepillarse en el tor- nillo de esta manera. Sobre maderas más delgadas el cepillo puede tender a balancearse y es aconsejable utilizar el soporte de cepillar o tirador 4 5
  • 40. A :1 = - li! - = ~ / / // / / / /> ~ %/ / Fig. 17. Forma en que varía el espesor de la viruta a través del ancho del cepillo. Borde alto Fig. 46 Soporte de cepillar o tirador. Este útil se muestra en la figura 20 y se usa para cepillar cantos rectos. La madera des- cansa sobre la plataforma superior y el cepillo se apoya de lado en la plata- forma inferior. El costado del cepillo debe, naturalmente, estar a E1~Fuadra con la suela si ha de cepillarse el canto a escuadra. Puesto que el cepillo hace el canto recto en virtud de la precisión de su propia suela, la madera se sostiene de forma que sobresalga unos 3 mm. de la plataforma superior. Se cortan virutas de la parte central hasta que el cepillo no corte después de lo cual se cortan un par de virutas a todo lo largo. En el caso de una junta a tope una de las piezas se cepilla con la cara hacia arriba y la otra al revés; de esta forma si el cepillo está ligeramente fuera de escua- dra los ángulos de los cantos se com- pensan entre sí. La forma de usar el soporte de cepillar para igualar la testa de una pieza de Fig. 18 Corrección de un canto fuera de escuadra en uno o los dos extremos. Fig. 19. Comprobación del escuadrado de un canto con la escuadra en varias posiciones a lo largo de la pieza.
  • 41. Fig. 20 Cepillando un canto en el tirador o soporte Fig. 21 . Alisando una testa en el tirador. de cepillar. madera es algo diferente. En este caso el cepillo se apoya en el canto de la pla- línea de gramil taforma superior y la pieza se apoya contra el tope con suficiente fuerza para mantenerla en contacto con la suela del cepillo, como en la figura 21. Orden en el cepillado. En todas las ope- raciones de cepillado debe seguirse un orden determinado. Primero se cepilla correctamente una cara y se cepilla un canto a escuadra con ella. Estos se de- nominan lado de cara y canto, a escua- dra con ella. Se marcan como se mues- tra en la figura 22 y todo el trazado pos- terior se realiza partiendo de ellos. Por ejemplo la escuadra de trazar se apoya por el talón sobre uno de ellos o el gra- mil se usa con el tope deslizándose con- tra la cara o el canto cepillados. Hay excepciones a esta regla pero se emplea Fig. 22. Marcas de identificación de cara y can- to. Fig. 23. Orden de cepillado de los cantos de un tablero. 47
  • 42. a Fig. 24. Tendencia de la veta a astillarse y form as de evita rlo. Fig. 25. Afinado con un cepillo de afinar metálico. 48 < 1 b ----~~- -<~---- 11 d en la mayoría de los casos. Cuando la madera se ha obtenido cepillada a má- quina puede comprarse ya a un espesor uniforme ; en caso contrario debe ajus- tarse al gramil al grosor deseado y mar- car ambos cantos partiendo de la cara. Cuando la madera es ancha, también deben calibrarse los extremos. La an- chura debe calibrarse en cualquier caso como en la figura 22. Cuando hay que cepillar los cantos de un tablero ancho debe hacerse siguien- do el orden señalado en la figura 23. Esto permite cortar las esquinas con un cierto ángulo para prevenir el astillado. El cepillado final de (4) elimina las es- quinas cortadas. Este sistema de cortar las esquinas para prevenir el astillado se ilustra en la figura 24, (a) muestra como una esquina es susceptible de astillarse, mientras en (b) se muestra la esquina eliminada. Cuando la madera no es suficiente ancha para cortar las
  • 43. Fig. 26. Vista en sección de un cepillo de afinar sobre un soporte de cepillar ingletes. esquinas, puede colocarse un taco, con un gato, en la parte trasera como en (c). Otro sistema consiste en cepillar la mitad desde cada extremo, como en (d). Esto se aplica igualmente al caso de trabajar sobre el tirador. Afinado. Puede verse que la garlopa se emplea para el cepillado previo de la madera basta y el garlopín y su com- pañero pequeño el cepillo de alisar para labrar a medida las piezas. En esta fase todo el trazado se ha realizado ya , se han preparado las juntas y ensambles. Sin embargo antes de que el trabajo pueda montarse, algunas piezas deben afinarse finalmente y para ello se utiliza el cepillo de afinar. El mismo cepi llo se emplea para afinar tableros de mesa y piezas similares, puertas con bastidor, etc. En la actualidad se emplea corrien- temente el cepillo metálico ajustable. Es una herramienta extremadamente manejable para el trabajo general de banco, la figura 25 muestra uno de los antiguos modelos de cepillo de afinar metálico usándose en el afinado de una superficie. Otro pequeño cepillo extremadamente manejable para ajustar pequeñas piezas es el que se muestra en sección en la figura 26. Es especialmente manejable para alisar los ingletes de pequeñas molduras y piezas similares por lo pe- queño de su boca. Los cepillos grandes de banco tienen el bisel del hierro ha- cia atrás de modo que, aunque la boca sea pequeña por si misma, hay una abertura detrás de ella y el extremo de una pieza delgada pueda caer dentro de ésta haciendo imposible un trabajo cuidadoso. Este cepillo tiene el bisel de la cuchilla hacia arriba lo cual reduce necesariamente la abertura, como se muestra en la figura 26. Cepillos para usos especiales Cepillo para rebajes. El tipo general- mente más útil es el metálico ajustable con una guía móvil. Una vez ajustado pueden realizarse con él cualquier nú- mero de rebajes de las mismas dimen- siones. Un tope de profundidad asegura el que deje de cortar cuando se alcanza la profundidad requerida. Al lado derecho hay ajustada una uña o cuchilla, pero sólo se utiliza para tra- bajar a contrahilo ; su final idad es cortar la veta al través para que no se astille. En este caso es necesario pasar el ce- pillo hacia atrás con una suave presión un par de veces antes de usarlo de la manera normal ; de lo contrario la veta no se cortaría al través lo suficiente. Como la uña corta algo más profunda- mente, es necesario parar el rebaje aproximadamente un milímetro justo antes del final y acabar con la uña reti- rada o vuelta a una posición neutra. Algunos prefieren el guillame. Este no tiene gu ía y para comenzar el cepillado los dedos de la mano izquierda se man- tienen bajo la suela para mantenerla equidistante del borde. A veces es más conveniente fijar una regla a la pieza, para que actúe como guía. Como no 49
  • 44. Fig. 27. Trabajando un rebaje con un cepillo metáli- co de rebajes. Fig. 28. Uso típico de un cepillo de espaldones de ensambles. Es especialmente útil para trabajar de testa. 50 tiene uña es esencial hacer un corte de sierra cuando hay que trabajar a con- trahilo, de lo contrario la veta se asti- llará inevitablemente. La figura 27 muestra la realización de un rebaje con un cepillo metálico. Co- menzar por el extremo más lejano qui- tando una o dos virutas cortas; luego en cada pasada sucesiva llevar el cepillo un poco más atrás hasta arrancar la vi- ruta de toda la longitud, de este modo no es tan probable desviarse del borde. En cualquier caso es importante man- tener una presión fuerte hacia abajo. La cuchilla debe sobresalir un punto por el lado de la madera - no más que el gro- sor de un papel fuerte- a menos que esto no sea así es posible que el cepi- llo se desvíe hacia afuera un poquito en cada pasada, lo que se traducirá en un rebaje que no estaría a escuadra. Cepillo de espaldones de ensambles. Aunque es una forma especial de cepillo de rebajes, se utiliza más que para rea-
  • 45. lizar rebajes para afinar. Es especial- mente valioso para afinar la madera en las testas. Ya que los espaldones o apo- yos anchos de los ensambles han de ce- pillarse con él, de aquí su nombre. El hierro tiene el bisel hacia arriba y esto significa un soporte cerrado práctica- mente hasta el filo. Se ajusta siempre para cortar muy fino ya que su finalidad es únicamente la de afinar. Es impor- tante que el hierro esté ajustado a es- cuadra, porque aunque generalmente puede golpearse ligeramente la parte superior del hierro si no está correcto, esto hace que el costado de la cuchilla se incline desigualmente de forma que el cepillo no se puede apoyar correc- tamente en su costado. La figura 28 muestra una operación típica, la de ajustar una junta de inglete con lazos ocultos. Cepillo de cuchilla al frente. También es otra forma de cepillo para rebajes, pero el filo del hierro se encuentra cerca del frente del cepillo de forma que pue- de trabajar muy próximo a un rincón. Además de esto, también es una pe- queña herramienta valiosísima para el trabajo en general y con frecuencia es más adecuado para usarlo en lugar del cepillo de apoyos para ensambles. La figura 29 muestra su uso. Existen tam- bién en un tipo muy estrecho. Cepillo de costado para rebajes. Este no es necesario con frecuencia , pero cuando se necesita es verdaderamente necesario. Un ejemplo de su uso es en- sanchar una ranura para encajar en ella estantes chapeados. Obviamente estos últimos no pueden cepillarse para adel- gazarlos. El cepillo de costado para re- bajes es la única herramienta que puede emplearse para ensanchar la ranura. Este se muestra en la figura 30. Cepillo curvo. En la figura 31 se mues- tra un tipo metálico con la suela flexible. Puede utilizarse para curvas cóncavas Fig, 29. Utilización de un cepillo de cuchilla al fren- te. Fig. 30. Cepillo de costado para rebajes. Fi g. 30 51
  • 46. Fig. 31. Cepillado de una superficie curva con el cepillo curvo. y convexas. Aunque está provisto de un contrahierro debe ser utilizado lo más posible a favor de la veta. Solamente pueden cepillarse curvas circulares. Para ajustarlo se sostiene el cepillo sobre la pieza de madera serrada y se hace girar el tornillo de ajuste hasta que la suela toma la forma aproximada. Para las su- perficies cóncavas la suela debe tener una curvatura algo más cerrada y casi plana para formas convexas. Cepillo acanalador o guillame. Existen muchas variedades de estos cepillos, tanto metálicos como de madera. Hay acanaladores metálicos de muchas for- mas, desde el sencillo guillame pequeño con tres tamaños de cuchilla de apro- ximadamente 6 mm. de ancho hasta el acanalador m últiple. Este último pue- de labrar ranuras prácticamente de cual- quier ancho, aunque para las muy an- chas es corriente utilizarlos en dos veces, 52 reajustando la guía para ensanchar la ranura : esto es especialmente necesa- rio cuando se cepillan maderas duras. El acanalador puede usarse también para cepillar rebajes, aunque para este trabajo es más apropiado el cepillo de rebajes de la figu ra 27. Para ajustar el acanalador se coloca la cuchilla con el saliente adecuado, se fija la guía a la distancia requerida del canto de la pieza y se ajusta el tope de profundidad de ranura deseada. La fi- gura 32 muestra la utilización de un acanalador Record 044C. Cualquiera que sea el tipo de cepillo utilizado se comienza dando uno o dos cortes cortos en el extremo más alejado de la pieza y se va retrocediendo el ini- cio del corte un poco en cada pasada hasta llegar a cortar toda la longitud de
  • 47. Fig. 32. Uso del cepillo acanalador Record (044C). la ranura. De esta forma el guillame corre por la ranura que ya ha hecho y se evita el que pueda desviarse del canto. En cualquier caso se debe mantener una presión firme hacia abajo. Las herramientas anteriores sirven sólo para labrar ranuras rectas. Cuando hay que hacer una ranura en un canto curvo es de valor inapreciable el cepillo Tech- nikos de la figura 33. Tiene dos cuchillas opuestas y cuando se necesita una ra- nura de ancho excepcional pueden ajus- tarse al ancho requerido. Está provisto de una guía estrecha para seguir la curva y un tope para ajustar la pro- fundidad. Con él pueden labrarse ranu- ras curvas en un plano horizontal o ver- tical. Cepillo de fondos o guimbarda. El tipo metálico con cuchilla ajustable es el más ampliamente utilizado en la actua- Fig. 33. Trabajando una ranura sobre un canto cur- vo con el guillame Technikos. Las dos manos se emplean normalmente sobre la herramienta, pero aquí se ha bajado la mano izquierda para mostrar el detalle. lidad, puede ser de boda abierta o ce- rrada. La cuchilla es acodada y su filo casi horizontal de modo que corta fácil- mente. De otra parte es propenso a as- tillar la madera con veta complicada y además no puede emplearse en huecos rebajados cuya longitud sea inferior al doble de la de la parte acodada de la cuchilla; esto se ve claramente en la figura 32. El uso de esta herramienta se muestra en la figura 35. El antiguo cepillo de fondos de diente de vieja se utiliza aún debido a que puede emplear- se en espacios mucho más cerrados (ver figura 34) y no es tan propenso a astillar la madera ya que su acción es más un tipo de rascado en vez de corte. Cepillos para molduras. Actualmente tienen un uso muy limitado ya que la mayoría de las molduras son hechas a máquina. Sin embargo se usa un pe- queño cepillo redondeado para lat)rar 53
  • 48. Fig. 34. Secciones de cepillos para fondos (guim- bardas) : a) metálico y b) de madera. concavidades ; carece de guía y el án- gulo con que se sostiene es cuestión de apreciación. Los dedos de la mano iz- quierda puestos bajo la suela actúan a modo de guía. Para hacer una canal en un canto primero se hace un chaflán con el cepillo plano. Otros tipos de cepillos para molduras especiales están provistos de una guía que se mantiene apretada contra el can- to de la madera. Algunos deben soste- nerse formando un ángulo determinado; lo cual puede determinarse por el ele- mento de guía el cual debe quedar vertical mientras se usa el cepillo. 54 Fig. 35. Uso del cepillo para fondos Stanley. Cepillo dentado. Este cepillo, mostra- do en (q), figura 1, p. 11 , se utiliza para dar rugosidad a las superficies que de- ben ser chapeadas y a algunas juntas anchas que hayan de encolarse. Su cu- chilla, que es prácticamente vertical, tiene una serie de entallas en la cara lo que produce un filo provisto de dientes parecidos a los de una sierra. Además de proporcionar una superficie adecua- da para el encolado, elimina las faltas de planitud dejadas por el cepillo co- rriente. Su uso se muestra en la pági- na 155.
  • 49. Cuatro Mantenimiento y uso de las herramientas (Continuación) Fig. 1. Empleo del corcho de lijar con papel de lija. -~.__..~----- Herramientas de uso general Martillo. El tipo más útil para el trabajo en el taller y en ebanistería es el mo- delo Warrington o Londres (ver p. 14), tiene la pena trasera horizontal que se utiliza para iniciar el clavado, para frotar tiras incrustadas, etc. Un peso útil (in- cluyendo el mango) es el de aproxima- damente de 300 gramos. Para clavos muy pequeños es valiosísimo el marti- llo de modelista de aproximadamente 170 gramos. El martillo de orejas es poco útil para la ebanistería; es más usado por los carpinteros para quienes resultan, útiles las orejas para arrancar clavos; un buen tamaño de éste es el de 750 gramos. Tome el martillo por el extremo del mango para aprovechar la ventaja del efecto de palanca que produce. Mire siempre al punto que golpea. Así, si se utiliza un botador mire a su cabeza, no al extremo con que se presiona sobre el clavo. Botadores y tenazas. Los botadores o punzones para asentar clavos son nece- sarios para introducir los clavos más allá de la superficie de la madera. El tipo generalmente más útil es el de punta cóncava, que evita la posibilidad de resbalar fuera de la cabeza del clavo, aunque para tachuelas de entarimados y otros clavos forjados se use más un punzón cuadrado. Las tenazas son necesarias y es prefe- rible un par suficientemente grande. Cuando se usan es conveniente colocar bajo ellas un trozo de madera inservible o una cuchilla para evitar dañar la su- perficie. Maza. Un tamaño adecuado para todo uso es el de 180 mm. de cabeza cuyo 55
  • 50. peso es del orden de 1 Kg. Aseg úrese de que el mango és cónico y se ajusta a la cabeza mediante una cuña para pre- venir el que se suelte. Destornilladores. Se necesitan por lo menos dos, y preferentemente tres. El mayor debe ser adecuado para tornillos del 12 al 16 y tener una longitud de 250 a 300 mm. (e, pág. 14). Para tornillos del 8aproximadamente se necesita un des- tornillador más pequeño; el grande no encajaría en la ranura y sobresaldría por los lados. El más pequeño de los destornilladores se necesita para fijar bisagras pequeñas, etc., es decir para tornillos del 4 a 6. Un tipo excelente es el de trinquete (f, pág. 15), que puede usarse con una sola mano mientras con la otra se sujeta la puerta o cualquier otra cosa ; sólo se necesita girarlo hacia adelante y atrás alternativamente sin variarlo de posi- ción. El agarradero para los dedos es 56 también una disposición útil permitien- do dar una o dos primeras vueltas me- diante el pulgar y los dedos mientras el resto de la mano reposa simplemente ejerciendo presión. Para los tornillos más pequeños es utilísimo el destor- nillador largo y delgado de electricista (g, pág. 15). Martillo de chapear. Suele construirse en el taller. Se usa para desplazar la cola de debajo de las chapas. Consiste en un taco de madera con un mango en án- gulo recto (ver s, pág. 15); en una ra- nura, en el taco, se introduce ajustada una tira de latón con el canto exterior recto y redondeado en sentido trans- versal. Las dimensiones exactas no son importantes ; la tira de latón puede ser de 150 a 180 mm. de largo. Corcho de lijar. Se utiliza siempre para lijar superficies planas, figura 1. Su uso evita que se redondeen o maten las es- quinas y cantos. Empléelo siempre si- Fig . 2. Dirección en que se usa el papel de lija en un panel en cuartos : es imposible seguir la direc- ción de la veta. Fig. 3 . Lijado en una junta . a b
  • 51. , r guiendo la dirección de la veta, en línea recta. El frotar a través de la veta o en forma circular produce rayas de mal aspecto y da lugar a manchas formando trozos desiguales. A veces es inevitable ; en un panel chapeado en cuartos, por ejemplo, es imposible seguir la veta y el único sistema es evitar la lija gruesa y trabajar a lo largo del panel según se muestra en la figura 2. Otro caso que requiere una solución de compromiso es el caso de un armazón de puerta. Primero se lija a través de la junta, como en (a) figura 3, donde será inevitable trabajar a través de la veta; sin embargo si el lijado se hace después paralelo a la junta (b) eliminará las rayas hechas previamente. Para lijar molduras es necesario prepa- rar pequeños frotadores de madera con la forma inversa de la sección de la mol- dura, como se muestra en la figura 4 ; a no ser que se haga así los cantos pue- Fig. 4 . Tacos utilizados para lijar molduras. den deformarse. En cualquier caso este es el único sistema que permite ejercer dicho grado de presión. Portacuchillas. Existen de madera y metálicos. Estos últimos son similares a los cepillos tanto en el ajuste como en el afilado de la cuchilla. Como las cuchi- llas son cortas se montan en un soporte con una ranura en él. Pueden así ma- nejarse como una cuchilla de cepillo. La figura 5 muestra el uso de esta herra- mienta. Para afilar las cuchillas un sis- tema consiste en sujetarlas en un torni- llo de mano o de banco y trabajar al bisel con un piedra de aceite de afilar gubias; otro sistema es utilizar la piedra de aceite o chaila como se muestra en la figura 6. Por regla general, la herramien- ta trabaja mejor si no se intenta eliminar la rebaba del afilado. La cuchilla se sostiene simplemente por la fricción de las espigas, que están inclinadas en una u otra forma para pro- 57
  • 52. Fig. 5. Utilización del portacuchillas metálico. porcionar el ajuste necesario. Después de un uso prolongado las espigas se aflojan y la cuchilla tiende a soltarse. Se pueden colocar tornillos de cabeza redonda con las puntas cónicas, como se muestra en la figura 7. La figura 8 muestra el uso de la cuchilla con sopor- te de madera. Está claro que la cuchilla no puede al- canzar rincones agudos como el indica- do con (X) en la figura 9 y éstos deben trabajarse con la lima, acuchillados des- pués con la cuchilla de ebanista y li- jados finalmente. De igual forma las curvas cóncavas de pequeño radio tam- poco pueden alcanzarse con el portacu- chillas (Y), por lo que pueden necesi- tarse una pequeña lima de media caña o de cola de rata. Urna y escofina. La lima se usa con un movimiento compuesto, como se mues- 58 tra en la figura 10; mientras se empuja hacia adelante se hace girar parcialmen- te. De esta forma quita las marcas y se- ñales de sierra. A su vez deja rayas de lima que se eliminan por acuchillado. Cuando hay que eliminar bastante ma- dera es más rápido comenzar con la escofina, cuya superficie de corte más vasta elimina las desigualdades más rápidamente. Se sigue con la lima que debe tener una curvatura algo más ce- rrada que la curva que se trabaja. Raspadores. Estos tienen usos análo- gos a los de la escofina y la lima y tienen la ventaja de no ser propensos a embo- tarse gracias a los agujeros abiertos entre los filos de corte. Se fabrican de varias formas : planos, curvos y circula- res. Su valor principal se encuentra en el trabajo de eliminar rápidamente la madera sobrante y en el trabajo de ma- teriales abrasivos como el tablero de
  • 53. Fig. 6 . Afilado de una cuchilla para portacuchillas de madera. viruta aglomerada, etc. Su uso se mues- tra en la figura 11 . Cuchilla de ebanista. Independiente- mente de lo cuidadosamente que se ce- pille una superficie, el cepillo deja algu- nas señales. Además algunas maderas forman repelo cualquiera que sea la di- rección del cepillado. La única forma de eliminar estos defectos es emplear la Fig. 7. Cu chilla floja sujeta con tornillos. Fig. 8. Acabado de un canto cóncavo con el porta- cuchillas de madera. cuchilla de ebanista. Una dimensión manejable es la de 150 mm., con un es- pesor de 1,2 mm. Un espesor menor se caliente enseguida y se hace penoso manejarla. Una cuchilla más gruesa es poco flexible y más cansada de usar. La figura 12 muestra el manejo de la cuchilla. Se empuja hacia adelante con los pulgares, mientras los dedos de los extremos la doblan ligeramente hacia atrás. De esta manera el filo queda lige- ramente curvado y la parte central es la que toca la madera. Nótese que se incli- na hacia adelante con un cierto ángulo, la inclinación exacta depende de la forma en que esté afilada. La inclina- ción más efectiva se determina probán- dola. La cuchilla debe levantar virutas muy finas y no simple polvo. La parte más difícil del acuchillado es el comienzo en el canto más próximo; el 59
  • 54. Fig. 9 Fig. 9. Dirección en que se usa el portacuchillas. Fig. 10. Movimiento compuesto de una escofi- na o una lima sobre una curva. Fig. 11. Afinado de un canto de un material abrasivo con un rascador. 60 Fig. 10
  • 55. Fig. 12. Acuchillado de una superficie con la cuchi- lla de ebanista. Fig. 13. Forma de iniciar el acuchillado en el canto de la madera. Fig. 14. Limado del filo de la cuchilla. Fig. 15. Acabado del filo sobre la chaila o piedra de aceite. 61
  • 56. Fig. 16. Frotado de los lados de la cuchilla sobre la chaila. Fig. 17. Aplanando los lados con la gubia o el bruñidor. mejor sistema es sostener la cuchilla formando un ligero ángulo como en la vista en planta de la figura 13. De esta forma una parte de la cuchilla descansa siempre sobre la madera y no hay nin- guna dificultad en comenzar el corte. Afilado de la cuchilla de ebanista. Para afilar la cuchilla se sujeta en el tornillo y se lima el canto recto y a escuadra con una lima fina, eliminando cualquier 62 Fig. 18. Forma de volver el filo con la gubia o el bruñidor. Fig. 19. Cepillo de acuchillar. curvatura que se .haya producido en el canto, ver figura 14. Para eliminar las marcas de la lima se sujeta la cuchilla con un trapo y se frota sobre la piedra de aceite o challa, cambiando la direc- ción del movimiento para igualar el des- gaste de la piedra. Algunos prefieren trabajar sobre el canto de la piedra apo- yando contra la caja soporte de ésta, como en la figura 15. En los cantos se forma una pequeña rebaba que se elimi-
  • 57. na frotando ambos lados de la cuchilla de plano sobre la chaila, como en la figura 16. El canto de la cuchilla queda así listo para volver el filo. Sujete la cuchilla plana sobre el banco, a unos 5 mm. del borde y pase sobre el filo una o dos ve- ces una herramienta de acero duro, tal como una gubia , como en la figura 17. Tenga cuidado de no engancharse los dedos con la gubia. Existe un útil redon- do especial para esta operación cono- cido como bruñidor. Adelante la cuchilla hasta que sobresalga unos 5 mm. del borde. Humedezca el lado de la gubia en la boca y, sosteniéndola formando un ligero ángulo, pásela a lo largo del canto de la cuchilla, primero en un sentido y luego en el opuesto, presionando fuer- temente, como en la figura 18. Esto produce un resistente filo vuelto. Algu- nos prefieren sostener la cuchilla verti- calmente y mover la gubia hacia arriba. Después de un cierto tiempo de uso el filo se embotará. Puede restaurarse al- gunas veces aplanándolo, como en la figura 17 y volviéndolo de nuevo, como en la figura 18. A veces, sin embargo, esto no logra un filo satisfactorio y es necesario utilizar nuevamente la lima y la gubia. En ciertos casos es útil el cepillo de acu- chillar o portacuchillas, figura 19, espe- cialmente para maderas con vetas duras y blandas. Mientras que la cuchilla de ebanista tiende a hundirse en las partes blandas del veteado, el cepillo evita esto. La cuchilla del cepillo se lima y afina a 46° aproximadamente y el filo se vuelve en forma de gancho como un bruñidor. La cuchilla se sujeta vertical- mente en el tornillo y el bruñidor se mantiene plano sobre el bisel y en pa- sadas sucesivas se va llevando hasta una posición que forme un ángulo de 15° con la horizontal. Para colocar la cuchilla, el cepillo se co- loca en un tablero plano con los tornillos de fijación totalmente flojos. La cuchilla se deja caer en la ranura de alojamien- to, en la que debe llegar hasta la madera por su propio peso. Se aprieta entonces los tornillos de fijación y se aprieta el tornillo de ajuste de la parte posterior, esto hace que la cuchilla se curve lige- ramente y sobresalga bajo la suela. Piedra de aceite y piedras de aceite de afilar gubias. Actualmente las piedras de aceite de productos artificiales tales como la India, Carborundum y Unirun- dum se usan con preferencia a las pie- dras naturales, debido a la uniformidad de su calidad y su efectividad de corte. Se pueden obtener de tres granos : grueso, medio y fino también en formas combinadas. Para la chaila empleada en ebanistería es recomendable el grano fino; se usa un aceite ligero y se limpian después de usar y debe prepa- rarse una caja para alojarla y guardarla en ella pues se rompe con facilidad. Se necesitan una o dos piedras de acei- te para afilar gubias y es recomendable escoger las de sección en disminución ya que con ellas se logran filos de dis- tintas curvaturas. 63
  • 58. Cinco Mantenimiento y uso de las herramientas (continuación) Fi g . 1. Forma correcta de medir el grueso o el an- cho de la madera. Fig. 2 . Medición de una distancia exacta a lo largo de un tablero. Reglas, gram¡les, compases, escuadras, falsa escuadra, entreguardas Estos útiles son de la mayor importancia ya que es imposible un trabajo de pre- cisión a menos que la madera esté co- rrectamente ajustada. Regla graduada. Para el trabajo general en el banco es conveniente la regla de 1 metro, aunque se tiende a sustituirla por la cinta métrica flexible de acero que tiene las ventajas de extenderse a una longitud mayor a la vez que ocupa muy poco espacio cuando se enrolla. El tipo con medidas métricas e inglesas tiene ciertas ventajas. Coloque siempre la regla de forma que el borde con la graduación esté en con- tacto con la madera. 65
  • 59. Así en la figura 1 la regla está sobre el canto y no hay duda sobre la medida, como sucedería si la regla estuviese plana, en cuyo caso la medida puede aparecer variable según se mire la ma- dera desde la derecha o desde la iz- quierda. Esta ilustración sirve también para mostrar cómo se mide el espesor o el ancho de una pieza ; fíjese en que la medida no se toma desde el extremo de la regla , sino desde una de las divi- siones. Es mucho más fácil apreciar cuando el canto de la madera está en coincidencia con una división que en coincidencia con el extremo de la regla. Flexionando el pulgar de un modo u otro puede hacerse deslizar la regla las más diminutas distancias y la me- dida exacta puede tomarse con facili- dad. En cualquier caso el pulgar act úa como una guía y mantiene fija la regla. La misma idea se sigue en la figura 2 en la que se está marcando una distancia exacta. En vez de situar el extremo de la regla en la marca, se utiliza la gradua- ción del primer centímetro (10 mm.). Luego al medir la distancia se añaden 10 mm. Si por ejemplo la distancia a marcar es de 200 mm., la marca se hace en coincidencia con la graduación de 210 mm. de la regla. Otro sistema es colocar un taco de madera exacta- Fig. 3. Otro sistema de tomar una medida exacta. 66 mente sobre la marca y poner el extre- mo de la regla contra él; este mismo sistema puede seguirse cuando se ha de tomar la distancia desde el canto de la madera, como en la figura 3. Todos estos sistemas se emplean para trabajos de gran precisión, pero son innecesa- rios para mediciones aproximadas. La regla se usa con frecuencia para tra- zar una línea de lápiz paralela a un canto, como en la figura 4. Aunque no proporciona la gran precisión de una línea de gramil, el sistema es suficien- temente adecuado para, por ejemplo, marcar un tablero para serrarlo. Algunas veces el sistema de calibrar con los dedos de la figura 5 puede usarse para trazados bastos. Bastante más preciso es utilizar un trozo de madera entallado como en la figura 6 ; éste es especial- mente útil para chaflanar, cuando las marcas del gramil pueden ser difícil- mente visibles. Otro uso eventual de la regla es el trazar la división en partes aproxima- damente iguales de un tablero de un ancho de medida rara. Suponiendo, por ejemplo, que se debe dividir un tablero de 142 mm. de ancho en cinco partes iguales; se toma la cifra más próxima por exceso que pueda dividirse fácil- S 19, tI 12 U, t • .,. 2¡ 2? ~, .1 ~ lo JI
  • 60. Fig. 4. Trazado de una línea de lápiz paralela a un canto. Fig. 6. Uso de una madera con un' rebaje como guía para trazar una línea de lápiz paralela a un canto. .... Fig. 5. Sistema de calibrar con los dedos. Fig . 7. División en partes iguales de un ancho de dimensión rara . 67
  • 61. Fig. 8. Forma de empuñar el gramil de rayar o corte. Fig. 9. Ajuste del gramil de corte. La cuchilla se inclina a un ligero ángulo de modo que tienda a dirigir el gramil hacia adentro. 68 mente por 5, ésta en 150. Coloque la regla con el extremo en un canto de la tabla y la marca de 150 en el otro canto, formando la regla un ángulo (Fig. 7) Y marque en las divisiones 30, 60,9 Y 120 mm. Gramiles' Los tres tipos principales de gramiles son: el de marcar, el de corte y el de mortajar. Existe también el gramil para paneles, que es similar al de mar- car pero de mayor tamaño y tiene un lápiz de la punta de acero de marcar ; se usa para marcar tableros anchos. La Fig. 8 muestra cómo se agarra el gramil de marcar o de corte. El dedo índice descansa por encima del gramil, mientras que el arranque de este dedo y el dedo pulgar lo empujan hacia adelan- te. Los otros tres dedos presionan hacia adentro contra el canto. Esto último es de gran importancia ya que es funda-
  • 62. , , ', Longitud a dividir en nueve partes Fig . 10. División de una longitud en un número impar de partes utilizando el compás de puntas: mental que el gramil no se separe hacia afuera; lo cual puede suceder fácilmente si la veta sigue esta dirección. Con el gramil de marcar sólo se puede trazar a favor de la veta o en las testas. Para trazar a contrahilo es necesario el gramil de corte, ya que el otro sólo as- tillaría la madera. Este gramil tiene una cuchilla en lugar de una punta de trazar. Se usa del mismo modo pero es acon- sejable ajustar la cuchilla formando un ligero ángulo, como en la Fig. 9 de ma- nera que tienda a correr hacia adentro de la madera. Naturalmente la guía impide esto; pero lo interesante es evi- tar la tendencia del gramil a correr hacia afuera. 1 El gramil corrientemente usado en España es diferente. Es de doble vara, con uñas de corte y se usa para realizar todas las operaciones que se realizan con los descritos aquí. Su ma- jeno es, sin embargo, muy similar (N. del T.). Aumentar la abertura del !~ )I compás en 1/ 9 de esta T I longitud Además de para trazar el gramil de corte se .usa para cortes rectos de madera delgada. Se da una mayor salida a la cu- chilla y se hace un corte profundo por ambas caras. Por 'este sistema pueden cortarse pie- zas de hasta 6 mm. de espesor de algu- nos tipos de maderas blandas. El gramil puede ajustarse con la regla o con el objeto para el cual se necesita. En el primer caso el extremo de la regla se apoya en el tope de guía y se ajusta el gramil hasta que la punta o cuchilla de trazar coincide con la medida desea- da. El ajuste final se realiza golpean- do suavemente sobre el banco uno u otro extremo de la vara del granil. Cuando hay que trazar la colocación de alg ún herraje, tales como bisagras, cerraduras, etc., el gramil se ajusta so- bre éstos, apoyándolos sobre la guía 69
  • 63. Fig. 11 . Comprobación de un rebaje con la escua- dra. y ajustando la punta de trazar uniones de lazos, el gramil se ajusta sobre el grueso de las tablas de unir. El gramil de mortajas tiene dos puntas de marcar, una de las cuales es móvil sobre la vara soporte de la otra. Primero se ajusta la distancia entre las puntas so- bre el formón y luego se ajusta el tope guía a la distancia del canto requerida. En el caso de un ensamble a caja y es- piga que deba quedar liso, se trazan ambas piezas apoyando en la cara. Compases de puntas. Estos tienen diversos usos, desde trazar una circun- ferencia hasta dividir una distancia dada en un número impar de partes iguales. La Fig. 10 muestra cómo se hace esto último. Se ha supuesto que la distancia debe dividirse en 9 partes iguales. Colo- que el compás con una abertura que 70 Fig. 12. Comprobación con la escuadra de la perpendicularidad de una sierra circular o de cualquier otra cosa . Fig. 13. Uso de la escuadra desde la cara y el canto bu·enos. Filo de:"-"-' Escuadra formón en el deslizándose .--cc;rte <!cia el for~ ~m6n ~ Fig. 14. Trazado de los espaldones con el formón y la escuadra. •