Sternhell & Sznajder & Asheri. - El nacimiento de la ideología fascista [ocr]...
libro sobre Cirugia de Cristalino y catarata
1.
2. CIRUGÍA DEL
CRISTALINO
RAMÓN LORENTE
Jefe de Servicio
Servicio de Oftalmología
Complejo Hospitalario Ourense
Servicio Gallego de Salud
Ourense
JAVIER MENDICUTE
Jefe de Servicio
Servicio de Oftalmología
Hospital Donostia
Servicio Vasco de Salud (Osakidetza)
San Sebastián
LXXXIV Ponencia Oficial de la Sociedad Española de Oftalmología
2008
4. Augusto Abreu
José Alberdi
Txomin Alberdi
José F. Alfonso
Jorge L. Alió
Juan Álvarez de Toledo
Laureano Álvarez-Rementería
David Apple
Jaime Aramberri
Francisco Argüeso
Alfonso Arias
Francisco Arnalich
Steve A. Arshinoff
Óscar Asís
Santiago Ayerdi
Joaquín Barraquer
José Mª Begiristain
José Belmonte
José M. Benítez del Castillo
Aritz Bidaguren
Ana Blanco
M.ª Carmen Blanco
M.ª Ángeles del Buey
Pedro Caro
Juan Carlos Castiella
Virgilio Centurión
Alejandro Cerviño
Julián Cezón
Manuel Cintrano
Gonzalo Corcóstegui
Andreu Coret Moreno
Andreu Coret Nóvoa
Carlos Cortés
José L. Cotallo
José Ángel Cristóbal
Victoria Díaz-Lacalle
David Díaz-Valle
Ramón Domínguez
Sonia Durán
Daniel Elíes
Belén Elizalde
Luís J. Escaf
Joaquín Fernández
Luís Fernández-Vega
Pedro Fernández-Vila
Manuel Franco
Sixto García-Castiñeira
Julián García-Feijoó
Virginio García-Martínez
Julián García-Sánchez
Ane Gibelalde
Francisco Gómez-Ulla
Fernando González del Valle
Darío Iglesias
Igor Illarramendi
Mercedes Illera
Cristina Irigoyen
Ignacio Jiménez-Alfaro
María Luisa Landaluce
Isabel Larrañaga
Fernando Llovet
Carmen López-Sánchez
Fernando Martínez
Pilar Martínez
Itzíar Martínez-Soroa
José Luís Menezo
Enrique Mínguez
Robert Montés-Micó
Rafael Morcillo
Claudio Moreno
Javier Moreno-Montañés
Gonzalo Muñoz
Isabel Nieto
Liana Oliveira
Alberto Ollero
Javier Orbegozo
James M. Osher
Robert H. Osher
Lourdes Osoro
Carlos Palomino
Eduardo Pérez-Salvador
José Luís Pérez-Salvador
Juan J. Pérez-Santonja
Cristina Peris
Antonio Piñero
Francisco Poyales
Manuel Quintana
Gemma Rebolleda
Victoria de Rojas
Miguel Ruiz
Sandra Sáez de Arregui
Fernando Soler
Miguel Teus
Beatriz Unceta-Barrenechea
Abhay R. Vasavada
Paula Vázquez de Parga
Carlos Vergés
José Viéitez
Jorge Villar-Kuri
Wolfram Wehner
Isabel Zamora
Miguel Zato
COAUTORES
5. Rodrigo Abreu
Bruce Allan
Yolanda Andrés
María Anguiano
Alberto Artola
Pedro Arriola
Victoria Arsuaga
Francisco J. Ascaso
Rebeca Atienza
El Kady Bassa
Begoña Basterrechea
M.ª Carmen Blanco
Edson Branzoni
Juan C. Caballero
Jose M.ª Caire
Francisco Calvo
Alicia Camino
José M.ª Carrillo
Cruz Carballal
Marcelo Carvalho
Alfredo Castillo
Jorge Cazal
Javier Celis
Ángel L. Cisneros
Luís M. Cordovés
Marceliano Crespo
Teresa Cuesta
Elío Díez-Feijoó
José I. Emparanza
Daniel Endriss
Mario Esteban
Helena Eugui
Ana Fernández-Hortelano
Teresa Ferrer
Yolanda Gallego
Carlos M. Gañán
Blanca Garitano
Jordi Gatell
M.ª del Rocío Gil
Adrian Glasser
Jesús Ibarluzea
Beatriz Iglesias
Jaime Javaloy
Pawel Klonowski
Augusto C. Lacava
Ricardo Lagoa
Laura Lavilla
Adolfo López de Munain
Fernando López
Mayra López
José A. López-Garrido
Betty Lorente
Sergio O. Luque
Agustín Martín
J. M. Martínez de la Casa
David Martínez-Zabalegui
Antonio Mateo
Carmen Méndez
Julia Méndez
Rosalía Méndez
Enrique Minués
Tamara Montenegro
Javier A. Montero
Pedro Mújika
Francisco J. Muñoz-Negrete
Elisa Nova
Ángel Ñacle
Silvia Odorcic
Nuria Olivier
Jaione Olmos
Begoña Ortiz de Zárate
Izaskun Oyanarte
Javier Pascual
M.ª de la Paz
Pedro Pérez
Sergio Pinar
Vanessa Pongo
Luís Ramírez
León Remón
Rosa Rodríguez
José L. Rodríguez-Prats
Amaia Romay
Ramón Ruiz
Iliana Sánchez
Francisco Sánchez-Waisen
David Seal
Olga Seijas
Esteban Sola
Evangelia Stangogiannis
Pedro Tañá
Alejandro Tello
Juan P
. Torralba
Rupal H. Trivedi
Marta Úbeda
Haritz Urcola
Itxaso Vigara
Alberto Villarrubia
Javier Zarranz
COLABORADORES
6. Hace cuatro años, en el Congreso de las Sociedad Española de Oftalmología celebra-
do en Córdoba, se nos ofreció el honor de presentar la Ponencia Oficial del Congreso de
este año, 2008.
En realidad, nuestra ponencia empezó hace casi veinte años cuando quedamos fas-
cinados por una técnica: la facoemulsificación. Tal técnica nació con el objetivo de revolu-
cionar la cirugía de las cataratas; pasó el tiempo, vivió diversos avatares, y, a partir de los
90, se convirtió en la técnica consolidada que hoy conocemos. Nosotros hemos tenido la
suerte de iniciarnos con la cirugía de la catarata en los estertores de la cirugía intracapsu-
lar y haber vivido, de primera mano, la reconversión a la cirugía extracapsular, los balbuce-
os y la consolidación de la facoemulsificación; creemos pertenecer a la última generación
que ha podido vivir tales cambios.
Desde los primeros 90, creímos en la facoemulsificación; nos formamos y formamos
a nuestros residentes en esta técnica desde aquellos años, nos hemos implicado en la do-
cencia en un gran número de cursos y desde 1995 celebramos, en La Toja, los «Encuentros
de Facoemulsificación», simposium al que corresponde el privilegio de ser el más antiguo
de los que se realizan en España.
En Córdoba, pensábamos que la cirugía de cristalino era protagonista de muchos
cambios más allá de la facoemulsificación en sí misma. El concepto de cirugía refractiva
englobaba ya a la cirugía de la catarata y las lentes intraoculares tóricas y multifocales em-
pezaban a ser una realidad de aplicación clínica. La cirugía de cristalino transparente, siem-
pre motivo de controversia, emergía como un procedimiento refractivo más: a su alta pre-
dictibilidad refractiva añadía la constatación de su seguridad como procedimiento refractivo.
Además, nos apetecía renovar un libro (Facoemulsificación) que habíamos escrito en 1999
con otros autores. No obstante, contábamos con un gran hándicap: las anteriores ponen-
cias en la Sociedad, sobre cirugía de la catarata, habían sido presentadas por dos eminen-
tes cirujanos españoles. El Profesor Joaquín Barraquer presentó la ponencia del año 1962
sobre «La extracción intracapsular del cristalino» y el Profesor José Luis Menezo la suya so-
bre «Microcirugía de la catarata y lentes intraoculares» en 1983; ponencias que aún hoy per-
manecen en la mente de todos nosotros. También es cierto que los tiempos cambian y que
los esfuerzos en el momento actual son más «colectivos». Por ello, y para poder abarcar en
profundidad los numerosos temas que queríamos revisar, era imprescindible contar con un
amplio elenco de profesionales, expertos en los diferentes temas abordados. Y ahí empe-
zó un pequeño problema: aumentaba el número de capítulos que queríamos tratar y aumen-
taba el número de páginas más allá de lo que pudimos imaginar. Tal hecho nos ha obliga-
do a presentar la ponencia en dos tomos; desearíamos que este fuera un error de
«juventud» y que los miembros de la Sociedad nos perdonen tal atrevimiento. Nosotros pen-
sábamos que no podíamos renunciar a ninguno de los capítulos y el problema se ha resuel-
to gracias a la buena voluntad de la Sociedad y a nuestro propio empeño. Hoy creemos ha-
ber escrito el libro que hubiéramos querido tener hace 20 años.
Del esfuerzo de co-autores, colaboradores y del nuestro propio poco tenemos que de-
cir; pensamos que a la lectura de este libro será evidente el reconocimiento a tal esfuerzo.
De los agradecimientos, los nuestros personales a co-autores y colaboradores y a todos los
miembros de nuestros hospitales que, directa o indirectamente, han colaborado en la pre-
sentación de esta ponencia.
Esperamos haber correspondido a la confianza depositada en nosotros.
Ramón Lorente
Javier Mendicute
7. Agradecimientos
A Pepe Lorente, mi padre, que supo inculcarme el entusiasmo por esta especia-
lidad y lo gratificante que puede ser su enseñanza.
Ramón Lorente
A los miembros de la Sociedad Española de Oftalmología por su deferencia al ele-
girnos para presentar esta Ponencia.
A Alcon que con su continuado compromiso con la docencia, ha contribuído en el
patrocinio de esta Ponencia. Nuestra colaboración con su Departamento de For-
mación, desde sus orígenes en Alcobendas, ha sido motivo de satisfacción per-
manente. A Enrique Chico y su equipo de colaboradores, siempre atentos a llevar
a buen término interesantes propuestas formativas; hoy disfrutamos de su amis-
tad.
A Claudio Moreno, Victoria de Rojas, Marisa Landaluce, Paula Vázquez de Parga,
Ramón Domínguez, Aritz Bidaguren, Ane Gibelalde, Cristina Irigoyen y Sandra Sáez
de Arregui. Han compartido entusiasmos y esfuerzos con nosotros mismos.
A Mac Line, personalizado en José Antonio García y Ester Cascajero, que tuvieron
que trabajar en sesiones maratonianas para llevar a buen término este proyecto
sin un mal gesto y con una profesionalidad admirable ya por todos conocida. Así
como a Francisco Cuevas y Pepe García Sicilia por resolver los problemas que fue-
ron surgiendo.
A Belén Freijido, que durante los cuatro años llevó toda la parte de secretaría.
A Román Ferrero, artista, ilustrador de nuestros libros durante la última década.
Gran ilustrador; quiere entender la cirugía y es capaz de querer cambiar todas las
ilustraciones cuando reconoce un nuevo detalle; su tiempo, el de los artistas, no
es el mismo que el de los autores. Estamos satisfechos con su trabajo.
Un agradecimiento especial para nuestras familias, a Mechy y Ana, a Ramón,
Juan, José, Betty, Diego, Alvaro y Ana. Agradecimiento por las horas robadas, por
su comprensión, agradecimiento por ser, para nosotros, motivo para la supera-
ción. Esperamos sepan entender nuestro empeño y que nuestra satisfacción sea
la suya. Desde hoy, todo nuestro tiempo es de ellos.
Ramón Lorente
Javier Mendicute
8. Nuevamente Javier Mendicute y Ramón Lorente me piden prologar un libro de ellos. Indudablemente
me hacen un gran honor y me supone también la ilusión de prologar, por vez primera para mí, una ponencia
de la Sociedad Española de Oftalmología.
Esta petición me hace tener sentimientos contrapuestos; por una parte me enorgullece que piensen
en mí para escribir estas líneas sobre un libro de «Cirugía del Cristalino», ya que en general los autores sue-
len pedir los prólogos a personas que piensan tienen la «autoritas» sobre un tema determinado y de esa ma-
nera prestigian el propio libro y yo llevo muchos años trabajando tanto desde el punto de vista técnico como
conceptual en este tipo de cirugía.
Pero también es verdad que los prólogos se piden en muchas ocasiones por amistad a personas que
ya han rebasado la mayor parte de su vida profesional y se hace tanto para hacerles un reconocimiento como
para rendirles un pequeño homenaje. Yo quiero pensar que en este caso prima la primera consideración aun-
que mi amistad con los autores viene ya de muy largo.
Prologar un libro nos obliga a leerlo con detenimiento para poder tener una visión de conjunto del mis-
mo y de esa forma realizar algunas reflexiones que puedan orientar al lector. Como decía Marañón la lectura
de los prólogos debería ser obligada para adentrarse después con mente abierta en el contenido de la obra.
De todas formas un prólogo no debe ser un nuevo capítulo, ni una crítica, ni un resumen, ni tampoco
una loa a los autores. Yo lo entiendo como una serie de consideraciones generales que nos ayudarán a co-
nocer los entresijos que los autores nos quieren presentar.
Una de las funciones más importantes y útiles que tiene el organismo humano es la capacidad de aco-
modación, el poder ver a todas las distancias mediante el sútil mecanismo de la modificación de la forma y
de la estructura de nuestro cristalino, que responde al estímulo supone la imagen desenfocada. Se ponen
entonces en marcha mecanismos nerviosos, musculares, estructurales, etc., a fin de que la lente cristalinia-
na cumpla su función y enfoque en la retina cualquier objeto a casi cualquier distancia.
El paso del tiempo va modificando todos estos procesos comenzando una alteración funcional, per-
diendo poco a poco esta capacidad, tanto por el endurecimiento de la lente como por fatiga muscular, ha-
ciendo que el punto próximo se haga cada vez más remoto.
Este es el primer paso en el devenir hacia la alteración morfológica que constituye la catarata donde
ya no es sólo que se pierdan las virtudes de la visión a cualquier distancia sino que la opacificación del cris-
talino condiciona que cada vez se vea peor y esto, hace unos años, conducía incluso a la ceguera como to-
davía ocurre hoy día en países del tercer mundo.
Por todo ello y como consecuencia de lo irremediable que es el paso del tiempo en ese recorrido de la
vida, la alteración funcional, presbicia, es casi el primer paso de la pérdida de una serie de funciones que te-
nemos en la juventud y que marca otra nueva etapa hasta llegar a la alteración morfológica (catarata), cuan-
do empieza a declinar nuestro periplo vital. En este momento la ciencia viene a veces en socorro de la natu-
raleza, pues toda la ciencia es cultura aunque no al revés. Cuando nuestros ojos ya no pueden enfocar
adecuadamente, la ciencia nos proporciona medios para solucionarlo (gafas, lentillas, cirugía, etc.), para reme-
diar ese fallo de nuestra naturaleza.
Sin embargo, todo lo anterior era válido hasta hace veinte años cuando aceptábamos resignadamen-
te lo inevitable, pues los pacientes y nosotros nos conformábamos con corregir la presbicia con unas gafas
y la catarata con su extracción y la colocación de unas lentes correctoras que limitaban de forma importan-
te la vida de quienes las utilizaban.
La mejoría de la calidad de vida, las mayores expectativas que tenemos desde hace años, hacen que
se nos reclamen soluciones primero para corregir las cataratas y que el paciente fuese capaz de seguir lle-
vando una vida activa tras la intervención y posteriormente un paso más si fuese posible, la corrección del
defecto funcional (presbicia) sin tener que depender siempre de unas gafas que te invalidan para muchas
profesiones y para muchos de los aspectos prácticos de la vida cotidiana.
XIII
PRÓLOGO
9. Con todas estas premisas comienza una carrera de mejoras, evolucionando las técnicas quirúrgicas a
la par que avanzando la tecnología: microscopios, incisiones, suturas, conceptos, cirugía extracapsular, len-
tes intraoculares, ideas, facoemulsificación, pequeña incisión, micro-incisión, lentes para esas incisiones,
biometrías, emetropía en lejos, emetropía en cerca, lentes multifocales posibilitando la visión de cerca, etc.
Toda evolución implica un cambio y una adaptación a ese cambio tanto para los pacientes como para
nosotros los oftalmólogos con lo emocionante que supone la movilidad y también la dificultad de aprendiza-
je al salirse de la rutina diaria. El juego entre tradición e innovación y la adaptación a nuevos tiempos exigen
procedimientos y riesgos diferentes.
Mucho se ha escrito de la catarata en general. Muchos libros aparecen cada día con enfoques desde
distintas vertientes pues verdaderamente constituye un problema sanitario de primer orden, ya que en la sa-
nidad pública la lista de espera de las cataratas es de las más numerosas. Su corrección, además, debe ir
encaminada hacia la excelencia puesto que el paciente es cada vez más exigente y esto implica personali-
zar la indicación, la cirugía, la lente, etc.
Además, las pruebas antes de la cirugía son cada vez más exhaustivas pues debemos pretender la
emetropía en lejos y en muchos casos también en cerca. Y esto puede implicar retoque posterior de restos
refractivos con láser. Aquí viene el gran problema pues las grandes dificultades que todo este proceso entra-
ña junto al encarecimiento económico que conlleva, hacen que el sistema no esté preparado para asumirlo
en su totalidad. Todo ello en pocos años será aún más acuciante tanto por el mayor número de cataratas
como por la mayor exigencia de los pacientes.
Una de las múltiples virtudes de este libro es que revisa a fondo no solamente todo lo concerniente
a la cirugía de la catarata, como hacen la mayor parte de los textos que existen sobre este tema, sino tam-
bién como el propio título indica, analiza los aspectos tanto conceptuales como quirúrgicos de todo lo rela-
cionado con la cirugía del cristalino.
Comienza con capítulos que desarrollan los aspectos básicos para ir adentrándose poco a poco en la
clínica, haciendo hincapié en los estudios pre-operatorios tan decisivos hoy día en este tipo de cirugía, ana-
lizando exhaustivamente los aparatos, fluídicas, instrumentos, técnicas y cómo no, aclarando y sistematizan-
do los distintos tipos de lentes y la personalización en la indicación de cada una de ellas. Por supuesto no
se olvidan de las complicaciones así como de la forma de resolverlas, dedicando también un capítulo al fin
último de esta cirugía que debe ser la emetropía. Por otra parte, se aventura qué será lo que nos deparará
el futuro con respecto a estas técnicas en los próximos años.
Platón hablaba de los libros de forma despectiva: «Un libro no es algo vivo pues si le hacemos una
pregunta no responde. Entonces vemos que está muerto». Por eso para convertirlo en algo vivo inventó los
Diálogos que se anticipan a las dudas y preguntas del lector.
Pues bien, este libro que hoy lector tienes en tus manos habla cuando se le pregunta, cuenta sus pun-
tos de vista y se le puede responder con los nuestros.
Montaigne decía que cuando no se comprende un punto a primera vista es inútil repetir los esfuerzos
pues solamente se consigue hacerlo más oscuro. En este caso las opiniones son de tal claridad que estoy
seguro que no va a hacer falta insistir para comprender lo que nos quieren comunicar.
Con un prestigio reconocido desde hace muchos años, Javier Mendicute y Ramón Lorente han conse-
guido dirigir y coordinar a un grupo importante y significativo de cirujanos de nuestro país, dándoles a cada
uno el tema del que tienen más experiencia consiguiendo que a pesar de tantos autores toda la obra tenga
un hilo conductor y todo ello hecho con el rigor, la precisión y la disciplina de los científicos.
Alguien decía que uno de joven leía para hacer gala de conocimientos, más adelante para ser un poco
más sabio y ahora simplemente por placer; pues bien, esta ponencia se va a leer y se puede leer por las
tres situaciones.
Luis Fernández-Vega
Catedrático de Oftalmología
Oviedo, Mayo 2008
PRÓLOGO
XIV
16. 43
Dos observaciones muy puntuales fueron las que pusie-
ron en marcha toda la evolución de una cirugía oftalmológica,
que después se consolidó como una importante subespecia-
lidad, la implantología, dentro de las numerosas que se han
constituido en el seno de la Oftalmología. En primer lugar, la
pregunta de un desconocido estudiante de Oftalmología a Sir
Harold Ridley (Fig. 1) después de observar su primera opera-
ción de catarata en el hospital Saint Thomas de Londres:
«¿Por qué no coloca una nueva lente en el lugar de donde se
ha extraído?». La segunda fue la observación de ausencia de
complicaciones en aquellos pilotos que, en la 2.ª Guerra Mun-
dial, en la conocida Batalla de Inglaterra, resultaron heridos
con incrustaciones de plástico de la carlinga en el globo ocu-
lar (concretamente en la córnea), siendo estas incrustaciones
perfectamente toleradas. El material lo constituía el Perpex
CQ y el PMMA.
El 29 de noviembre de 1948 el propio Ridley implanta por
primera vez un lentículo artificial como sustituto de una cata-
rata (Fig. 2). Había constatado también que este compuesto
plástico se estaba ya empleando en cirugía traumatológica de
una forma muy generalizada, sobre todo en articulaciones
donde el movimiento y el líquido sinovial, en cierto modo, po-
dían dar unas condiciones similares a las del interior del glo-
bo ocular. La primera comunicación de sus observaciones la
presentó en 1951, en el Oxford Ophthalmological Congress.
Posteriormente, en una serie de publicaciones en 1953
(I), 1954 (II), 1958 (V) y 1960 (VII), H. Ridley resumía las com-
plicaciones de su original método como sigue:
1. Cierto grado de iritis debido principalmente a restos
de córtex y también, en parte, a un incompleto lavado
de las sustancias líquidas empleadas para la esterili-
zación del plástico.
2. Presencia de densas membranas inflamatorias que
ocluían la pupila.
3. Engrosamiento tardío de la cápsula posterior, sobre
todo en pacientes jóvenes que requerían capsulotomí-
as con finos cuchilletes de difícil manejo (needling).
4. Pérdida de cámara anterior de causa desconocida.
5. Glaucoma secundario al estrechamiento de la cámara
anterior y del ángulo de filtración.
El ayer y el hoy de la pseudofaquia: mi experiencia
personal
José Luis Menezo
3
Fig. 1. Sir Harold Ridley en Cannes (1978) tomado por el autor.
Fig. 2. Paciente operada en el año 1952 por Sir Harold Ridley con su
modelo de lente biconvexa primitiva. Cortesía de Sir H. Ridley.
17. 6. Atrofia del iris por presión inadecuada del reborde de
una lente mal posicionada y que podía evolucionar a
una luxación anterior.
7. Luxación a cámara posterior en aproximadamente el
6% de los casos. La extracción intracapsular y los ata-
ques de tos eran extremadamente peligrosos.
8. Fue necesaria la extracción del implante en el 15% de
los casos.
Además, el propio Ridley formuló dos reglas que poste-
riormente serían básicas para nuevos diseños y evolución de
las lentes intraoculares:
a) El material plástico debe estar fijo e inmóvil.
b) El ojo o sus estructuras no deben deslizarse sobre el
plástico (o prótesis).
Estas reglas, a menudo olvidadas, fueron causa de nume-
rosas catástrofes y a consecuencia de estos problemas, un nú-
mero apreciable de investigadores y oftalmólogos comenzaron
a diseñar lentes de fijación angular en cámara anterior (sin ha-
cer distinción entre afaquia o faquia). Strampelli muestra su pri-
mera aportación en la Sociedad Oftalmológica lombarda en di-
ciembre de 1953, cambiando en poco tiempo y en diversas
ocasiones de modelo, es decir, variando de modelos de fijación
rígida a utilizar asas de Supramid enterradas en la esclera.
Otros autores diseñan lentes muy similares y con muy po-
cas variaciones como Dannheim (Figs. 3 y 4), Apollonio, Ba-
ron, Scharf y Barraquer, entre otros. Aunque los resultados ini-
ciales parecían muy prometedores, años más tarde
comenzaron los problemas por descompensación endotelial.
Citado por M.E. Nordlohne (IX), el actual Presidente de la
SEO implantó 493 lentes entre 1954 y 1960; 342 del mode-
lo Strampelli y 140 de Dannheim, habiendo tenido que ex-
plantar alrededor de 250 lentes. En el capítulo 4 sobre la
«Historia del pseudofaco» del libro «Pseudophakos» de Jaffe
(XI) y colaboradores, en el apartado de «Lentes de cámara an-
terior de fijación angular», se puede leer: «It seems incredible
today that so many excellent ophthalmologists were so blinded
to the delicacy of the corneal endothelium that they expected
these lenses, along with the immediate good results, to last a
lifetime.»
Aunque también pensamos que algunos de ellos no cono-
cían la fisiología de la capa endotelial de la córnea.
En el capítulo 9 del mismo libro, redactado por Peter Choy-
ce (XI), cuando se refiere a su lente Mark VIII, afirma: «The origi-
nal Strampelli anterior chamber implant was used by him in No-
vember 1953 and was adopted enthusiastically in 1954 by
Joaquin Barraquer. It is not generally realized that they treated not
only aphakic patients but also phakic patients suffering from high
myopia and high hypermetropia. In their publications they tended
to merge their statistics with regard to these two widely different
patient categories so that reading those papers today it is uncle-
ar how many aphakic cases developed complications as compa-
red to the phakic cases. Clearly the two groups are not strictly
comparable. Nor did they provide factual information as to the na-
ture of the polymethylmethacrylate they used, nor the method of
sterilization involved. All of these factors doubtless contributed to
their heavy and much publicized complication rate.»
Deduzco que muchos de estos autores pioneros no habían
realizado trabajos experimentales previos, y se lanzaron a mo-
dificar implantes sin control en el laboratorio y sin observar
los resultados a corto y medio plazo por lo menos en un gru-
po reducido de pacientes.
La evolución histórica de la implantología es fascinante y
sólo he intentado dar unas pinceladas de su inicio, ya que el
I. HISTORIA
44
Fig. 3. Lente de Dannheim con hápticos digeridos, extraída 30 años des-
pués de su implantación. Fig. 4. Dibujo de los diseños de lentes primitivas.
18. deseo del autor de este capítulo y los editores de esta obra es
dar a conocer el estado y evolución en las tres últimas déca-
das del siglo XX de lo sucedido en nuestro país. Para aquellos
que quieran revisar este pasado, les recomiendo los tratados y
trabajos (I-XII) que figuran en la bibliografía histórica de este ca-
pítulo, en los que encontrarán algunas curiosidades más teóri-
cas que prácticas antes del inicio de la propia implantología.
El elevado número de complicaciones que se observaron
en la década de los años 1960, hizo que la comunidad oftal-
mológica internacional abandonara la implantación de lentes
intraoculares, para solucionar quirúrgicamente con estas pró-
tesis, el problema que surgía después de la extracción de una
catarata al colocar a los pacientes una corrección fuertemen-
te hipermetrópica; fenómeno que no se presentaba al operar
cataratas de altos miopes, ya que no necesitaban corrección
en visión lejana. Nos referimos al fenómeno del jack-in-the-
box (Figs. 5 y 6), es decir, la aparición por sorpresa de una
imagen en el campo de visión de los operados de cataratas.
Cuando se es portador de una gruesa montura a lo que se
suma el reborde de una lente biconvexa de elevado número
de dioptrías como las utilizadas para la corrección de la afa-
quia, cuando se aprecia una persona que aparece por la zona
temporal, se percibe borrosamente y súbitamente desapare-
ce en la zona neutra, correspondiente a dicho borde y a dicha
montura, para aparecer inmediata y bruscamente en una
zona más cercana al centro óptico. Es como al abrir una caja
sorpresa y sale bruscamente un pequeño payaso como un re-
sorte. Además, a este defecto se añadían los inconvenientes
de la reducción del campo visual y las fuertes aberrometrías.
A pesar de todo, un reducido número de investigadores no
renunciaron a seguir con estas ideas, variando algunos las zo-
nas de implantación, como C. Binkhorst con el implante de
cuatro asas, denominado «Iris Clip» (Fig. 7), sostenido por el
borde pupilar; Edgard Epstein con el tipo de lente «Collar
Stud» (botón de camisa) y en cruz de Malta, similar a la lente
de Copeland (Fig. 8). Otros como P
. Choyce, siguieron apostan-
do por el ángulo de la cámara anterior como lugar de fijación,
diseñando una serie de modelos denominada la serie «Mark»
que abarcó desde la Mark I a la IX (Figs. 9 y 10), lo que hacía
suponer que se había encontrado con bastantes complicacio-
nes como para modificar tan rápidamente estos prototipos.
También apostaron por la fijación iridiana S. N. Fyodorov
que, después de visitar a Binkhorst, según comentarios de
Leonard (discípulo de Binkhorst), realizó un modelo de iris
3. EL AYER Y EL HOY DE LA PSEUDOFAQUIA: MI EXPERIENCIA PERSONAL
45
Fig. 5. Esquema explicativo de la contracción del campo visual en afá-
quico con cristal fuertemente hipermetrópico sobre montura.
Fig. 6. Esquema explicativo del fenómeno de Jack-in-the box.
Fig. 7. Iris-clip de un asa anterior.
Fig. 8. Lente de Copeland.
19. con cruzamiento de las asas verticales, las anteriores, y las
horizontales, las posteriores al iris, para finalmente llegar a
su conocido modelo denominado «Sputnik» (Fig. 11) al cam-
biar las asas anteriores por tres antenas similares a los mo-
delos espaciales rusos de mismo nombre. Por otra parte, J.
Worst, que se consideraba discípulo de Binkorst, comienza a
diseñar modelos que denomina «Medallion» con asas de pla-
tino y unos «clips» que se cerraban a través de la iridectomía
(Figs. 12-14); otros con asas metálicas en forma de trébol
que denomina «Clover Leaf» (Fig. 15), con perforaciones su-
periores para ser suturados al iris con hilo de Prolene (al de-
mostrar que con asas de poliamida o nailon, sufrían una de-
gradación); durante un tiempo estuvo utilizando tanto para la
sutura a iris como para la capa corneal, un fino hilo de acero
(Figs. 16 y 17)6,8-11.
Worst, uno de los cirujanos más innovadores y visionarios
de la segunda mitad del siglo XX, diseñó para ser usado en
cirugía intracapsular en los campos de refugiados de Pakis-
tán, un modelo de fijación al estroma del iris, acuñado al prin-
cipio con el nombre del campo de refugiados, Taxila, y que
I. HISTORIA
46
Fig. 9. Lente Mark VIII de Choyce en catarata traumática e implantación
secundaria.
Fig. 10. Lente de fijación angular Mark IX de Choyce.
Fig. 11. Lente Sputnik con pupila en hexágono.
Fig. 12. Lente Medallion con sutura en acero.
Fig. 13. Lente Medallion con clip de titanio a través de la iridectomía
20. evolucionó posteriormente a la serie de prototipos «iris lobs-
ter claw lenses» (modelos en pinza de langosta), conocidos
después como lentes Artisan, muy versátiles y que podían
usarse en implantación primaria y secundaria (Fig. 18). Final-
mente fueron también usadas como lentes fáquicas esféri-
cas, tóricas y últimamente con material siliconado denomina-
do Artiflex (aunque de difusión escasa pues se necesita un
entrenamiento quirúrgico más prolongado).
Algunos investigadores, sobre todo del área anglosajona,
continuaron con la implantación en cámara posterior, como
John Pearce (Fig. 19) que en 1977 informó sobre 140 mode-
los en forma bipodal, suturados en cámara posterior, para fi-
nalmente en 1980, introducir un modelo que se utiliza en ci-
rugía extracapsular, denominada lente trípode de Pearce
(Fig. 20). En 1979, Boberg-Ans también da a conocer un mo-
delo cuya óptica se implantaba en cirugía intracapsular en cá-
mara posterior pero continuaba con las asas en forma de clip
en cámara anterior (Fig. 21).
Toda esta evolución con sus trabajos, estudios, publica-
ciones, etc. sucedía marginalmente a la evolución de la ciru-
3. EL AYER Y EL HOY DE LA PSEUDOFAQUIA: MI EXPERIENCIA PERSONAL
47
Fig. 14. Lente Medallion con sutura de hilo de acero.
Fig. 15. Lente Clover leaf con clip y hápticos posteriores de titanio que
se observa con pupila dilatada. Cortesía del Dr. Worst.
Fig. 16. Lente con hilo de acero. Cortesía del Dr. Worst.
Fig. 17. Sutura con hilo de acero en córneo-esclera. Cortesía del Dr.
Worst.
Fig. 18. Antiguo modelo de Worst de lente Lobster-claw (actual Artisan)
en traumatismo perforante.
21. gía de la catarata en este país. Personalmente había tenido
la ocasión de observar algunas de las antiguas implantacio-
nes en la Clínica Universitaria de Barcelona en mi época de
interno, así como también casos con distrofias corneales y
prótesis que tuvieron que ser explantadas. Pero como comen-
to, la cirugía de la implantación de lentes intraoculares fue
arrinconada. Aunque teníamos conocimiento por la literatura
de algunos trabajos aislados que se iban publicando, no tení-
amos un seguimiento real de la evolución de los antedichos
investigadores. Fue en una reunión de carácter privado, cele-
brada en Copenhague y Odense a mediados de los años
1970, y a la que asistí por invitación personal de J. Boberg-
Ans, donde tuve ocasión de conocer de forma directa los ex-
celentes y prometedores resultados presentados por C. Bin-
khorst, E. Epstein y J. Pearce. A esta reunión asistieron
miembros de un denominado Club de Microcirugía Ocular,
como Desmond-Pierse, J. Draeger, M. Roper-Hall, J. Charleux,
McCannel, entre otros (Fig. 22). Posteriormente, pasé una
temporada en la pequeña ciudad de Terneuzen (Holanda) don-
de realizaba su cirugía C. Binkhorst (Fig. 23), visitándolo pos-
teriormente en un par de ocasiones. También durante esta
época realicé un curso en Groeningen con Worst al que asis-
I. HISTORIA
48
Fig. 19. Foto de John Pearce en Killarney (Irlanda).
Fig. 20. Lente trípode de Pearce por transiluminación con desinserción
del iris en catarata traumática.
Fig. 21. Lente de Boberg-Ans con la óptica detrás del iris en extracción
intracapsular y las asas anteriores preiridianas suturadas.
Fig. 22. Reunión privada en Copenhague (mediados 1970) donde apa-
recen al fondo de derecha a izquierda: Binkhorst, Epstein, Roper-Hall,
Draeger, Boberg-Ans y el autor en segundo plano a la izquierda.
22. tieron escasísimos colegas americanos. Curiosamente, a pe-
sar de existir un Club de Microcirugía donde el uso del micros-
copio ocular era la norma, la cirugía en manos de Binkhorst y
Worst se realizaba con telelupas (Figs. 24 y 25)13-16.
Comenzamos las implantaciones en el Hospital Universi-
tario La Fe de Valencia, en la segunda década de los años
1970, en una ambiente enrarecido pues algunos «gurús»
transmitían mensajes tales como «Dejad que implanten lentes
en Valencia que nosotros las extraeremos». Pero no sólo la at-
mósfera era muy contraria en nuestro entorno, sino que tam-
bién en algunos países con gran avance en oftalmología se
permitían publicaciones o editoriales como el artículo de R.C.
Troutman con el título de «IOL: Boon or Bomb?». A pesar de su
crítica, su nombre aparecía en la guía telefónica de Nueva
York donde su profesión figuraba como «Microcirugía de cata-
ratas y de lentes intraoculares» (Figs. 26 y 27).
En ese contexto comenzamos con la técnica de extrac-
ción intracapsular e implantación de los modelos «iris clip» de
Binkhorst y la serie de «Medallion» de Worst. Aprendimos a
suturar las lentes de «iris clip» a través de la iridectomía su-
jetando el clip anterior y posterior con sutura de Prolene, pues
previamente tuvimos la experiencia de la «digestión» con la
sutura de monofilamento de nailon 10-0; causa por la que se-
guimos a Worst con la sutura de acero y con la sutura escle-
3. EL AYER Y EL HOY DE LA PSEUDOFAQUIA: MI EXPERIENCIA PERSONAL
49
Fig. 23. Hospital Elizabeth Ziekenhuis en la pequeña ciudad de Terneu-
zen donde Binkhorst practicaba una cirugía revolucionaria.
Fig. 24. Binkhorst realizando microcirugía con telelupas.
Fig. 25. Cirugía de Worst en microcirugía con telelupas.
Fig. 26. Editorial de R.C. Troutman.
Fig. 27. Anuario telefónico de Nueva York con el anuncio de Troutman
sobre lentes intraoculares.
23. ral. Conseguimos muy precozmente el modelo «Sputnik» de
Fyodorov (Fig. 28), bastante sencillo en su implantación y
bastante estable, ya que algunos implantes iris-clip producían
el denominado «propeller syndrom» o síndrome de la hélice al
rotar en el esfínter pupilar (Figs. 29 y 30) siendo necesario en
estos casos la terapéutica miótica para mantenerlos fijos18,19
(Figs. 31 y 32).
Binkhorst llevaba ya varios años realizando un diseño de
lente que se fijara a la cápsula en vez de mantenerse sólo por
el esfínter pupilar, y así, la primitiva lente de «iris clip» evolu-
cionó al tipo de implante iridocapsular (Figs. 33 y 34), elimi-
nando las asas prepupilares del primero y acortando las dos
posteriores que se introducían en el saco capsular. Con la
evolución de la cirugía intracapsular hacia las técnicas de ex-
tracción extracapsular del cristalino (EECC), la cirugía de la
catarata sufre una revolución en su concepto, ya que tuvimos
que aprender a realizar capsulotomías (Fig. 35) muy precisas
así como también una minuciosa eliminación de la sustancia
cortical y perinuclear para posteriormente introducir o las
asas posteriores de lentes todavía prepupilares o las nuevas
lentes tipo bípode o trípode de Pearce, dentro del saco cap-
sular. A estas lentes, se unieron un tipo de modelos denomi-
nados J-Loop y sus variantes, como la de Schearing, Sinskey,
Kratz o la de asa más curva, la C-loop, de W. Simcoe
(Fig. 36)20.
A pesar de que Kellman introduce la facoemulsificación
en 1969 (en 1970 lo presencié en una película en el Congre-
so Mundial de México), no se populariza en un principio y me-
nos con los implantes, pues al ser éstos de naturaleza rígida,
necesitaban una incisión mayor para su introducción que la
que se requería para el facoemulsificador para introducir la
punta del facofragmentador con su capuchón. Por lo tanto se
rompía la filosofía de su novedad, es decir, introducir la pun-
ta del faco a través de una pequeña incisión. Solamente un
escaso número de cirujanos estadounidenses, entre ellos
Kratz y Simskey, lo utilizaron ya como extracción extracapsu-
lar. En 1972, realicé un curso con Kellman en Nueva York y
poco tiempo después vi operar a Sinsky en la Fundación
Rothschild de París y consideré que la tecnología y el mante-
nimiento del enorme aparato (los modelos primitivos eran
muy grandes), en aquellos tiempos, no se adaptaba a las ne-
cesidades europeas, pues era necesaria la presencia hasta
de un técnico de mantenimiento. No obstante, adquirimos
cierta experiencia con las técnicas de facofragmentación,
pues unos años antes de la era de la implantación habíamos
utilizado un pequeño fragmentador del modelo Louis Girard
de la empresa Sparta (Figs. 37 y 38). Los terminales eran
muy similares a los que actualmente se usan en la técnica bi-
manual de MICS habiéndolos utilizado en aquellos tiempos
en cataratas congénitas y juveniles blandas, pero no vimos
ninguna ventaja, ya que teníamos que agrandar la incisión,
por lo que el uso de este facofragmentador fue quedando en
el olvido7,29.
Las técnicas de EECC van evolucionando y refinándose
con la aparición de nuevos instrumentos quirúrgicos como las
cánulas de infusión-aspiración manual, tipo McIntyre
(Fig. 39), Simcoe, las cánulas en báculo de obispo de Bin-
I. HISTORIA
50
Fig. 28. Lente Sputnik con uno de sus tres hápticos posteriores luxado.
Fig. 29. Lente Iris-clip luxada con sutura en el háptico superior.
Fig. 30. La misma lente Iris-clip repuesta con sutura en el háptico inferior.
24. khorst-Worst (Fig. 40) o la cánula de aspiración de Charleux,
entre otros, y más posteriormente con técnicas más refina-
das como el «Mini-nuc» de Blumenthal que empleaba el deno-
minado «Sheets’ glide» o «tobogán» (como yo lo denominaba)
que facilitaba la expresión del núcleo. Una ingeniosa técnica
con un doble tobogán también fue empleada por Aniz Asis,
con una doble sutura córneo-escleral separada por 6 mm
para facilitar la introducción de su lente cuyas asas se flexio-
nan entre estas suturas y entra hasta el fondo del saco cap-
sular (Figs. 41-43).
A pesar de esta evolución hacia la cámara posterior se siguie-
ron usando modelos de implantes de fijación angular como las rí-
gidas Mark-IX de Choyce (Figs. 44 y 45), la de Leiske (Figs. 46), la
«anchor» de Tennant, la semi-flexible como las de tipo cuadrangu-
lar de Kellman (Fig. 47) o las flexibles de Shepard y de Hessburg
(Fig. 48) que usaron M. Quintana y J. de la Cámara.
3. EL AYER Y EL HOY DE LA PSEUDOFAQUIA: MI EXPERIENCIA PERSONAL
51
Fig. 31. Dibujo de diseños de lentes de fijación angular e iridiana.
Fig. 32. Dibujo de diseños de lentes de implantación en cámara posterior.
25. I. HISTORIA
52
Fig. 33. Lente iridocapsular de Binkhorst en traumatismo perforante en
niño.
Fig. 34. Lente iridocapsular de Binkhorst con pupila cuadrada.
Fig. 35. Capsulotomía posterior con quistitomo al final de la operación
en catarata juvenil con lente iridocapsular.
Fig. 36. «Entrapping» pupilar de la lente C-Loop de Simcoe.
Fig. 37. Facofragmentador ultrasónico de Girard (Sparta).
Fig. 38. Facofragmentación y aspiración de catarata juvenil con faco-
fragmentador de Girard (1972-73).
26. A finales de la década de los años 1970 e inicio de los
80, y cuando ya habíamos adquirido una larga experiencia en
implantología, publicamos una serie de trabajos que cubrían
casi todo el panorama de la implantología: historia de las len-
tes intraoculares, dificultades de la implantación, selección
de pacientes para lentes intraoculares, escollos quirúrgicos y
control postoperatorio, técnicas de fijación capsular del im-
plante, visión binocular en traumatismos con pseudofacos,
complicaciones precoces de las lentes, experiencia en im-
plantación en cataratas traumáticas, estudios gonioscópicos
en cataratas traumáticas con pseudofacos, el principiante
ante la implantación, la facoemusificación en cataratas trau-
máticas en jóvenes con LIO, etc.6-21.
El transcurso desde finales de 1977 hasta 1980 fue fun-
damental para el autor de este capítulo juntamente con hechos
sobresalientes que sucedieron en la evolución de la implanto-
logía. Asisto en Perpiñán a la primera reunión de la Sociedad
Francesa de Implantes, considerándome como miembro funda-
dor. Asisto en Cannes a una reunión internacional sobre Im-
plantología donde conozco personalmente a Svyatoslav Nikola-
3. EL AYER Y EL HOY DE LA PSEUDOFAQUIA: MI EXPERIENCIA PERSONAL
53
Fig. 39. Vista lateral de extracción extracapsular con el sistema de infu-
sión-aspiración de McIntyre.
Fig. 40. Implantación de lente de dos asas de Binkhorst bajo aire (la bo-
lita azul era el sistema de cierre preconizado por el Prof. Casanovas).
Época previa a la viscocirugía (1978).
Fig. 41. Doble «sheets’ glide» para introducción de lente de Aniz Asis
entre dos puntos previos de seda virgen para flexionar el háptico circu-
lar de su modelo.
Fig. 42. Lente de Aniz Asis de asas muy flexibles que se introducen
como un sándwich en el «sheets’glide» (doble tobogán).
Fig. 43. Lente de Aniz Asis vista por transiluminación en fondos de saco.
27. yevich Fyodorov y a Billy Simcoe (Figs. 49 y 50). Al primero le
había remitido diversas cartas, incluso a través de su embaja-
da, con el fin de visitarlo, ya que estaba interesado en recabar
información sobre sus modelos originales de lentes Sputnik,
puesto que estaba redactando en ese tiempo la ponencia para
la Sociedad Española de Oftalmología. No habiendo hasta en-
tonces obtenido ninguna respuesta. Volvimos a coincidir en la
Fundación Rothschild de París, invitado por el Dr. Mawas (e in-
directamente por mí) en una reunión previa en Cannes. Tuve el
I. HISTORIA
54
Fig. 44. Lente Mark IX de Choyce con ligera ovalización vertical de la pupila.
Fig. 45. Hápticos de la lente Mark IX que no se apoyan sobre el propio
ángulo sino en la raíz y se enclavan en la iridectomía.
Fig. 46. Lente de Leiske de fijación angular apoyándose sobre raíz del
iris y no sobre ángulo.
Fig. 47. Lente de fijación angular de Kelmann (modelo trípode en el que
se basa Baikoff para diseñar la lente fáquica de fijación angular).
Fig. 48. Lente de Hessburg (Cortesía de M. Quintana y J. de la Cámara).
28. placer de ayudarle en la primera operación que realizó en la Eu-
ropa Occidental en dicho hospital parisino (por cierto, la implan-
tación se acompañó de vitreorragia) y esa misma mañana, des-
pués de la cirugía, dio una conferencia sobre «Queratotomía
radial», siendo la primera vez que se daban a conocer en la Eu-
ropa Occidental estas técnicas. Esto ocurría en mayo de 1978
invitándome a Moscú sin ningún otro trámite intermediario y pu-
diendo visitar en Moscú su Centro de Investigaciones en el oto-
ño de ese mismo año. Además de la lente Sputnik, estuve con-
trolando diversos pacientes a los que había operado de
queratotomía radial. El segundo, Simcoe, me invitó a Tulsa al
año siguiente, dándome a conocer numerosas técnicas de su-
tura de implantes e introducción de estos por debajo de una
ampolla de aire, mucho tiempo antes de la era de la viscociru-
gía. Las técnicas del «shish kebab» (pincho moruno) que man-
tenían una ampolla de aire en la cámara anterior y el discado
(«dialing») de la lente rotándola para introducirla en el saco, me
parecieron unas aportaciones muy notables (Figs. 51 y 52).
Puedo asegurar que Billy Simcoe ha sido uno de los oftalmólo-
gos más ingeniosos que he conocido, desgraciadamente, pro-
blemas familiares le hicieron alejarse de los grandes eventos.
A finales de los años 1970, también tuve el honor de formar
parte de un grupo europeo privilegiado que se reunió en Ámster-
dam bajo la dirección de Cornelius Binkhorst. En ese grupo se
encontraban John Pearce, Leo Amar, Karl Jacobi, Paul Leonard,
Pier Gallenga, Edouard Mawas, entre otros. Constituimos el nú-
cleo fundamental de la Sociedad Europea de Cirugía e Implantes
(EIIC) y acabé formando parte de la Junta en la que permanecí al-
gunos años. Tiempo después se incorporaron conocidos colegas
como E. Rosen, M. Blumenthal, P
. Condon, D. Lebuisson (discípu-
lo de Aaron-Rosa), entre otros. Y algunos de estos últimos toda-
vía permanecen dentro del núcleo direccional.
La Sociedad Española de Oftalmología, en su LV Congreso
del año 1979, que tuvo lugar en Sevilla, me propone la ponen-
cia sobre «Microcirugía de la catarata y lentes intraoculares»
(Fig. 53) que fue presentada en Zaragoza en 1983, coincidien-
do con el IV Centenario de la Universidad de Zaragoza (Fig. 54)
y que había organizado el Prof. Antonio Piñero (XII).
Ese mismo año, con el Dr. Quintana y algunos de nues-
tros colaboradores, fundamos lo que al principio se denomi-
naba CECIR (Club Español de Cirugía Implanto-Refractiva) y
aconsejados por el Prof. Barahona se cambió el nombre a CE-
COIR (Club Español de Cirugía Ocular Implanto-Refractiva), pa-
3. EL AYER Y EL HOY DE LA PSEUDOFAQUIA: MI EXPERIENCIA PERSONAL
55
Fig. 49. Billy Simcoe operando en Valencia en 1981.
Fig. 50. S. Fyodorov en su primera charla en la Europa occidental dada
en la Fundación Rothschild (mayo 1978) sobre queratotomía radial.
Fig. 51. Maniobra del discado con «shish-kebab» y quistitomo rotando
una lente C-Loop.
29. sando en fecha 1987, a denominarse SECOIR, cambiando
Club por Sociedad. El primer secretario fue Julio de la Cámara
y Juan Taboada el Tesorero, siendo Manuel Quintana el Vice-
presidente, y el autor de este capítulo, el primer Presidente.
En el mes de mayo de 1980, también en la Fundación
Rothschild nos presentan el primer láser YAG (láser de impul-
sos de itrio-aluminio-granate) desarrollado por Danielle Aaron-
Rosa y posteriormente por Fankhauser en Berna en 1981.
Este avance facilitó el tratamiento de una complicación que
habíamos observado en algunos casos de forma precoz y la
mayoría años después de la implantación de lentes y que era
la opacificación de la cápsula posterior. De esta forma, se po-
dría evitar una cirugía posterior realizada con quistitomos o
incluso algunos casos con finos cuchilletes tipo Wheeler a
través de la pars plana para realizar capsulotomías. Estas
opalescencias se observaban muy frecuentemente en los ca-
sos de cataratas traumáticas y congénitas en niños. Para
ello, fui modificando una tijera de mi diseño, denominada «ti-
jera en cuello de cisne» (Fig. 55), que podía disecar y cortar
membranas duras en cámara anterior (Fig. 56)82,119.
Parejo a la introducción del láser YAG, tuvo lugar otro gran
avance con la aparición en 1980 de una sustancia extraída de
la cresta del gallo, de naturaleza viscosa, transparente, que fa-
cilitaba la introducción de las lentes respetando los tejidos en-
docamerulares. Se trataba del hialuronato sódico, conocido
comercialmente como Healon®. El ácido hialurónico ya había
sido utilizado por Hruby en Viena en casos de implante de ví-
treo en grandes desprendimientos de retina y posteriormente
fue experimentado por Ballazs en la Retina Foundation de Bos-
ton; aunque fueron Miller y Stegman los que lo utilizan por pri-
mera vez en cirugía oftálmica. También nosotros lo usamos en
forma de ácido hialurónico liofilizado en algunas formas graves
de desprendimiento de retina1. En ese mismo año, al partici-
par en una reunión en el Hospital de Charing-Cross de Londres
donde tuve ocasión de observarlo y después en el Congreso
Europeo en Brighton, J. Boberg-Ans me comenta que esa sus-
tancia la fabrica la empresa Pharmacia en Suecia y consigo
que se comercialice en España. Diversas publicaciones nues-
tras hacen ya mención a las ventajas de esta sustancia así
como las complicaciones que surgían cuando no se eliminaba
o no se lavaba al final de la operación, ya que aumentaba la
tensión ocular de forma notable. Fuimos pioneros en Europa
en este campo22,35,37,47,62,71,78,80,127.
Pocos años después, Fechner en Hannover y más tarde,
Aaron-Rosa, recomiendan el uso de la metilcelulosa: una sus-
tancia de bajo coste que también protegía al endotelio pero
carecía de una de las premisas del hialuronato sódico, que
era la de mantener los «espacios intracamerulares distendi-
dos», ya que se escapaba de la cámara anterior y se necesi-
taba más tiempo de lavado para su eliminación. Al no elimi-
narse totalmente el hialuronato sódico, en estos primeros
años también nos encontramos con hipertensiones postope-
ratorias atípicas, hasta que comprobamos que la causa era
la hidratación del hialuronato, por lo que se recomendó el la-
vado total. También en algunos casos de cataratas traumáti-
I. HISTORIA
56
Fig. 52. La misma maniobra de «dialing» (Fig. 51) bajo una ampolla de
aire mantenida por el «pincho moruno».
Fig. 53. Portada de la ponencia oficial del Congreso de la SEO de 1983
que recibió el Premio Nacional del Ministerio de Cultura al mejor Libro
Científico, leída en Zaragoza durante el IV Centenario de la Universidad.
30. cas, el contacto de la sustancia viscoelástica con hemorra-
gias intracamerulares, producía reacciones inflamatorias pos-
toperatorias muy atípicas que confundíamos con posibles in-
fecciones. En el invierno de 1980, participamos en el primer
curso de Viscocirugía que se celebró en Zúrich dirigido por Mi-
ller y Stegman, y al que también asistieron los Dres. Alejan-
dro Palomar (Zaragoza) y Carlos García-Alix (Madrid).
Hasta ese año, ya habíamos realizado cirugía de implan-
tación en la población infantil, tanto en cataratas congénitas
con resultados aceptables, como en las congénitas monocu-
lares con resultados más deficientes (referidos a la recupera-
ción de una agudeza visual útil)24,27,34,48,64,65,79,85,88. La intro-
ducción de los viscoelásticos nos facilitó la realización de
estas implantaciones en esta población95,96,125,130,132, con
algunas publicaciones casi pioneras en la literatura mun-
dial26,45; aunque con menor estadística y resultados, halla-
mos publicaciones anteriores de Hiles, Binkhorst y Choyce.
En 1993, recogimos toda nuestra estadística hasta esa fecha
en un trabajo titulado «IOL Implantation in children: 17 years-
experience»109.
3. EL AYER Y EL HOY DE LA PSEUDOFAQUIA: MI EXPERIENCIA PERSONAL
57
Fig. 54. Foto del IV Centenario de la Universidad de Zaragoza, coordina-
do por el Prof. A. Piñero.
Fig. 55. Juego de tijeras en cuello de cisne del autor.
Fig. 56. Capsulotomía vía pars plana con tijeras y vitreotomo en catara-
ta traumática por la dureza de la membrana.
31. Pero en esta primera época no solo fueron publicados traba-
jos relacionados con las técnicas quirúrgicas; también se presen-
taron, entre otros, trabajos sobre los estudios con fluoresceína
de iris y retina en pacientes afáquicos e implantados, la descrip-
ción de fórmulas de regresión para calcular el poder del implan-
te, complicaciones precoces de las lentes intraoculares, pseudo-
faquia y vitrectomía, desprendimiento de retina en pacientes
portadores de implantes o complicaciones con diversos modelos
de lentes28,30,31,33,36-44,46,49,51. Pero la atmósfera seguía enrare-
cida en cuanto a las implantaciones intraoculares, aunque cada
vez con menos adeptos. No era extraño oír en algún programa ra-
diofónico: «la implantación era una técnica de juzgado de guardia»
o bien quien se expresara en alguna entrevista de prensa comen-
tando: «ciertas técnicas de catarata podían conducir a la cegue-
ra», pero sin expresar estas afirmaciones en reuniones científi-
cas o en publicaciones con alto índice de impacto.
En nuestra primera época de implantación, para valorar la
perfección óptica de las lentes y descartar aberraciones, em-
pleábamos la rejilla de McReynolds donde observábamos si
existían distorsiones al focalizarla a través de la propia lente
que íbamos a implantar, la cual colocábamos entre dos pla-
cas de vidrio esterilizadas como una especia de porta-objetos
(Figs. 57 y 58). También utilizábamos en el propio quirófano,
una vez abierta la prótesis, un frontofocómetro también este-
rilizado para asegurarnos de la potencia de la lente que nos
proporcionaban las casas comerciales.
Pero la evolución de la implantología seguía y se fueron
presentando en distintos trabajos y congresos nuevos mode-
los de lentes, sobre todo de cámara posterior. También co-
mienzan a introducirse mejoras en el material protésico con
que el que se fabricaban los implantes; el PMMA o Perpex fue
el primer material usado en el diseño de las prótesis, y se ha-
bía demostrado que prácticamente era inalterable, sin embar-
go se detectaron casos en los que los hápticos de algunos
modelos se degradaban (sobre todo los de Prolene) (Fig. 59).
Las lentes de Galand como la «chip» o disco, y las de
Lindstrom aparecen en el mercado con modificaciones de
otras anteriores. Nosotros aportamos una lente, que denomi-
namos «Ácaro», por su forma de garrapata (Fig. 60) (59), de
una sola pieza, de PMMA, con los hápticos inferiores rígidos
en forma de ancla (similar a la lente de cámara anterior de Te-
nant). Estos hápticos se introducían en el fondo de saco infe-
rior, siendo el háptico superior amplio, curvo y con un arco
muy flexible, doblándose en el interior de la cámara anterior
para colocarlo en el fondo de saco superior, en una sola ma-
niobra, no siendo necesaria la rotación de la lente.
Para facilitar su implantación, modificamos la técnica de
capsulotomía anterior para realizar la denominada «capsulo-
tomía en W» (Fig. 61), con quistitomos y tijeras en cuello de
I. HISTORIA
58
Fig. 57. Observación a través de la lente para valorar su calidad usando
la rejilla de McReynolds (1975).
Fig. 58. Rejilla de McReynolds.
Fig. 59. Deterioro (exfoliación) de las asas de polipropileno de las pri-
mitivas lentes, anteriormente eran de suprimid.
32. cisne (Fig. 62). El colgajo capsular central de la «W» se podía
plegar y retraer con una pinza capsular con lo que se facilita-
ba la colocación del asa flexible superior del modelo Ácaro en
el fondo de saco capsular. Esta capsulotomía me sirvió tam-
bién cuando apareció la lente Hydrogel en forma de plato, di-
señada por el australiano Barret, para introducirlo en su zona
superior. Pero cuando T. Neumann y H. Gimbel describen la
capsulorrexis circular continua (CCC) todas estas técnicas de
capsulorrexis («en sonrisa», «en sobre», «en abeto»…) des-
aparecen, pues con este método se facilitaban los pasos de
la facoemulsificación.
También durante un corto espacio de tiempo llegamos a
practicar capsulotomías en cápsula anterior con el láser YAG,
el día anterior a la intervención, dibujando la forma de la cap-
sulotomía (circular o CCC, en sonrisa, en sobre o en W)
(Figs. 63 y 64). Años después, apareció la capsulotomía dia-
térmica que nos fue bastante útil en cataratas congénitas,
donde en ocasiones las líneas de rotura de la cápsula se ex-
tendían hacia la zona ecuatorial del cristalino con el consi-
guiente riesgo de continuar hacia la cápsula posterior.
En esa época, las técnicas de EECC se van refinando in-
tentando disminuir la opacificación de la cápsula, utilizando
aspiraciones muy suaves y reiteradas de los fondos sacula-
res o empleando cánulas raspadoras con punta de diamante
como la de Kratz. También aparecen modelos de implantes
con los bordes de la óptica engrosados hacia la cápsula pos-
terior, formando una barrera, con el fin de frenar la migración
celular ecuatorial, o modelos de óptica modificada, con la su-
perficie plano-convexa posterior, que al contactar directamen-
te con la cápsula disminuían la formación de las perlas de
Elschnig. Con este modelo, participé en 1988 en un estudio
multicéntrico69.
La experiencia adquirida con la implantación en niños, tan-
to en cataratas traumáticas como congénitas, y con la detec-
ción de un elevado número de reacciones inflamatorias posto-
peratorias y opacificaciones capsulares muy rápidas, nos
empujó a practicar las capsulotomías posteriores al finalizar
las implantaciones (Fig. 65). Poco tiempo después, comenza-
mos a realizar una vitrectomía parcial del vítreo anterior, ya fue-
3. EL AYER Y EL HOY DE LA PSEUDOFAQUIA: MI EXPERIENCIA PERSONAL
59
Fig. 60. Diseño personal de la lente Ácaro, en un solo bloque de PMMA.
Fig. 61. Esquema de la técnica personal de la capsulorrexis en «W».
Fig. 62. Capsulotomía en «W» personal con quistitomo.
33. ra por pars plana o a través de la incisión esclero-corneal por
detrás de la lente. Años después, Gimbel publicaría estas con-
clusiones que habían sido ya expresadas en nuestras publica-
ciones sobre implantología en la población infantil.
La industria introduce modelos de lentes que aparte de ir
modificando los materiales como ya hemos comentado, se
añaden sustancias protectoras, por ejemplo anti-rayos UVA
para la protección de la mácula o como los estudios promo-
cionados por la multinacional Pharmacia en los que la lente
va recubierta con heparina modificada, con el fin de disminuir
el grado de inflamación que se observaba en algunos casos,
si bien poco frecuentes, y que se debían probablemente al
frotamiento del iris con el cuerpo de la lente. En este estudio
internacional «Heparin-coated lens» de estos casos, aporta-
mos nuestra experiencia al formar parte del grupo pionero.
Reiteramos que a finales de la década de los años 1980,
gran número de casas tienden a modificar el material básico
con el que se fabricaban las lentes, para conseguir materia-
les más blandos y deformables: el HEMA modificado de la
lente plana de Barret (Fig. 66), ya mencionado; la de silicona
como la de «disco» de Galand; las aplanadas de Staar; la pha-
coflex de la casa AMO; las acrílicas de PMMA modificado
como las AcrySof de Alcon; las de gel de polihema (Acrygel de
Corneal) o el polihema modificado (Hydroview de Storz), por
citar algunas y sin pretender analizar las bondades y ventajas
de estos modelos86,92,134,137,139.
Un poco más tarde, también estudiamos las ventajas e
inconvenientes de estos materiales. Estas lentes blandas
con posibilidad de plegarse han permitido su adaptación en
cartuchos para facilitar su introducción en los fondos de
saco, al mismo tiempo que se iba disminuyendo la incisión
escleral, esclero-corneal o corneal, facilitada también por el
refinamiento del sistema de fluidos y de los aparatos de fa-
cofragmentación como comentaremos más adelante.
¿Pero qué sucedía con los altos miopes?57,68,74. Durante
muchos años, por motivos desconocidos, no sé si por dificul-
tad técnica o por dificultades del cálculo o porque un elevado
miope, operado de cataratas, no solía llevar una corrección
elevada de afáquico, no se incluyó en el «armamentario» de
los diferentes diseñadores, potencias dióptricas por debajo de
I. HISTORIA
60
Fig. 63. Capsulotomía en «W» vista por transiluminación.
Fig. 64. Capsulotomía previa a la intervención con YAG formando la
«W» personal.
Fig. 65. Capsulotomía posterior con quistitomo a través de limbo.
Fig. 66. Introducción de lente HEMA de Barret en el fondo de saco.