edificación que no sólo cumplía funciones militares, sino que servía también de residencia a los señores de la nobleza y a los propios reyes, derivando con el tiempo en un auténtico palacio fortificado. Si bien podía estar enclavado en los núcleos urbanos, lo común es que se situase en lugares estratégicos, normalmente en puntos elevados y próximos a un curso de agua para su abastecimiento, desde donde pudiera organizarse la propia defensa y la de las villas o aldeas que de él dependían. A partir del siglo XVI, con el ocaso del feudalismo y la consolidación de las monarquías absolutistas, la nobleza propietaria de los castillos los fue abandonando a cambio de mansiones palaciegas en la corte. Por este motivo, y porque quedaron obsoletos en su función militar, los castillos perdieron todo interés y decayeron hasta la actual ruina de la mayor parte de ellos.Los castillos son fortalezas medievales que se sitúan en el campo y servían al mismo tiempo de residencia del señor feudal y de protección a las poblaciones cercanas en caso de ataques e invasiones. Se situaban en las zonas más elevadas del feudo (un escarpe, una colina) para poder vigilar y dominar el territorio y se rodeaban por fosos y murallas. En su interior, se encontraban todas las dependencias necesarias para poder aguantar un asedio si eran necesario: pozos o aljibes para tener agua, graneros y otros almacenes de alimentos, hornos para hacer pan, caballerizas, armerías, herrerías y otros oficios necesarios para la guerra. en la muralla cubos o torreones que permiten diversificar los ángulos de tiro y defenderse. Todos los lienzos suelen estar rematados por almenas para la protección de los defensores. También es habitual disponer garitas voladas para mejorar las condiciones de tiro sobre los asaltantes. Al pie de la muralla y rodeándola por el exterior se abre a veces un foso para impedir la aproximación del enemigo; se salva con puentes levadizos. Puede haber más de un anillo defensivo amurallado.